Rajak B. Kadjieff / Moscú, Rusia
“Internet es, con seguridad, un proyecto de la CIA”.
*Ha sugerido a los rusos no acudir a búsquedas en Google.
*Pandemia con aislamiento como factor de riesgo.
*Opiniones de los expertos James Clapper y Mark Galleotti.
*Las cosas se hacen en el Kremlin como quiere el presidente.
En 2020, en declaraciones a medios informativos rusos, el presidente Vladímir Putin, admitió no usar teléfonos celulares como parte de sus medidas de seguridad, señalando además que, si se quería conectar con alguien, existía una línea oficial para hacerlo.
Sus asesores también lo han reconocido, y el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha dicho en repetidas ocasiones que Putin no usa teléfonos celulares ni aditamentos similares pues “no tiene demasiado tiempo”.
Lo cierto es que entre las razones que explican la reticencia de Putin a usar esa tecnología es que desconfía de Internet, y en el pasado, ha indicado que ese es, con seguridad, un proyecto de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense.
Es tanta su desconfianza -aunque sus opositores y críticos dicen que es inseguridad-, que ha llamado a sus compatriotas y colaboradores cercanos a no realizar búsquedas en Google, pues considera que los servicios de inteligencia estadounidenses y algunos gobiernos europeos monitorean toda clase de información.
“Putin nunca usa Internet, es bien sabido que no le gustan los teléfonos, y bueno, seamos honestos, desde el punto de vista de la seguridad, tiene toda la razón. Los teléfonos inteligentes no son nada seguros”, señalan sus asesores, y añaden que él se informa a través de tarjetas informativas que le entregan sus asistentes.
“Comienza el día con la revisión de tres documentos informativos de seguridad. Uno es de lo que está pasando en el mundo, otro es de lo que está pasando en Rusia y, el tercero, es sobre lo que está sucediendo dentro de su nomenklatura o élite cercana”, comenta Peskov.
“Para él -agrega- esta es la información más importante y la que va a definir su día, y recuerdo haber hablado con periodistas extranjeros que dijeron estar frustrados porque si ellos tienen una información que choca con la de sus servicios de inteligencia, Putin asumirá que sus espías tienen la razón y que ellos están equivocados”, establece el vocero presidencial.
Sobre el aislamiento y la pandemia, el acceso a Vladimir Putin se volvió extremadamente limitado, y quienes se reúnen con él deben hacerlo respetando cierta distancia, como ocurrió durante las conversaciones que tuvo con su homólogo de Francia, Emmanuel Macron, quien debió sentarse a siete metros, en el otro extremo de una mesa.
Parte de esas medidas son herencia de la pandemia de coronavirus que terminaron por aislarlo aún más, y según el servicio ruso de seguridad, entre las directivas que se implementaron durante ese período se encuentran varias:
Una cuarentena obligatoria de dos semanas a cualquier persona que quiera verlo; riguroso régimen de control médico, que incluye pruebas periódicas para todos quienes lo rodean; y la reducción casi total de su asistencia a eventos públicos.
Peskov confirmó que todas las medidas contra el covid-19 relacionadas con la seguridad de Putin continuaron hasta que los médicos especialistas que atienden los servicios de sanidad del Kremlin lo “consideraron apropiado”.
Y es que en Rusia su salud personal es vista como un asunto de seguridad nacional, y en entrevista con el programa Radio 4 de Inglaterra, el general James Clapper —que supervisó a la CIA, al FBI, a la NSA y se desempeñó como uno de los principales asesores del presidente Barack Obama, confirmó que, efectivamente, Putin ha estado aislado.
“Así fue en los últimos dos años con la pandemia, y lo que agrava es el hecho de que tiene pocas personas con acceso a él, lo que hace que resulte difícil recopilar información de inteligencia en la que se tenga confianza”, dijo James Clapper.
Una visión similar tiene Mark Galleotti: “No obstante tener mil guardaespaldas que lo cuidan en todo momento, Putin vive aislado, y se nota que el círculo de personas que lo rodea ha disminuido drásticamente”, indica el especialista británico en asuntos de Rusia y sus antiguos aliados de Europa oriental.
“Ya no viaja por el país como lo hacía antes, ni va a pescar o a cazar, y su aparición en eventos públicos -como el Desfile de la Victoria sobre los nazis en 1945 cada 9 de mayo- es bastante inusual, y son guardias de seguridad de las pocas personas con las que Putin tiene relación personal”, señala el especialista británico.
Según Galleotti, esto explica, en parte, por qué muchos de ellos han sido nombrados posteriormente en cargos de importancia, como es el caso de Viktor Zólotov, en la Guardia Nacional.
Sin embargo, algunos analistas de inteligencia afirman que las medidas de seguridad extremas que rodean a Vladímir Putin se explican en parte por una “paranoia” genuinamente rusa. En tanto otros, dicen que el mandatario, con su experiencia en el KGB, sabe mejor que nadie lo importante que es resguardar su propia seguridad.
Sea como sea, todo indica que, sobre todo luego del probable ataque con drones que sobrevolaron el Kremlin atribuidos al gobierno de Ucrania, su protección y aislamiento solamente va en aumento.
Y es que, como dicen los observadores del escenario internacional y Mark Galeotti en particular, en el Kremlin se hacen las cosas como Putin quiere que se hagan, al denominar psicosis delirantes a los productos de sus obsesiones y fobias, como pasa a quienes adquieren poderes acumulados y absolutos.