Adrián García Aguirre / Cdmx
*Existen cerca de 120 mil en todo el país.
*No cumplieron las leyes y requisitos de Canadá.
*Su inmigración se inició en Prusia y Ucrania.
*Un empresario mexicano facilitó su arribo a México.
*Arturo J. Braniff propició que radicaran en el norte.
Las comunidades menonitas radicadas en México provenientes de Europa, Canadá y Estados Unidos al principio de la década de 1920, poblaron inicialmente zonas del norte del país; pero con los años se han ido desplazando a Baja California, Oaxaca, Tabasco, Quintana Roo y Yucatán.
El más reciente Censo Nacional de Población y Vivienda registró que hay unos 120 mil menonitas en todo el territorio nacional, de los cuales más de 90 mil están establecidos en Chihuahua y en Durango.
El patriarca religioso Johannes Dolfus narra que sus hermanos en Dios -así les dice- residentes en México forman parte de una corriente religiosa que llegó a México al principiar la segunda década siglo XX.
Procedentes de territorios canadienses, habían intentado incumplir las leyes que los obligaban a hacer el servicio militar y participar en conflictos bélicos, y es por ello una de sus señas identitarias es el pacifismo.
El origen de este movimiento se sitúa en 1525, como parte de la Reforma protestante, y su primer líder fue Menno Simonsz, antiguo sacerdote católico de los Países Bajos del que recibieron el nombre.
“Nos insertamos entre los anabaptistas, que sostenían que el bautismo en los niños no era válido, dado que tan solo se podía ingresar en el cristianismo de manera consciente, y por tal motivo, uno de nuestros distintivos es el bautizo en la edad adulta”, añade don Johannes.
Perseguidos en Europa occidental, los menonitas se establecieron primero en Prusia con la licencia del zar Alejandro II, para luego ir a Ucrania y, finalmente, salir de ahí durante la década inicial del Estado bolchevique y la fundación de la Unión Soviética
“La aprobación de leyes restrictivas y autoritarias que contradecían nuestras creencias -consigna el señor Dolfus- provocó que nuestros antepasados inmediatos emigraran a Canadá, cuyo gobierno, pretendió obligarlos a hacer el servicio militar, nuestros dirigentes religiosos, gracias a la mediación de un empresario mexicano, negociaron el desplazamiento a México”.
Tras un recorrido de miles de kilómetros atravesando Estados Unidos con todas sus pertenencias, incluidos sus aperos y animales de trabajo, los primeros menonitas llegaron a México en marzo de 1922.
Transcurría el tercer año de gobierno de Obregón -asesinado en 1928-, quien sin imponer mayores condiciones admitió que su primer destino fuese Chihuahua, luego de escuchar a sus enviados a la capital.
Arturo J. Braniff, pariente de Calles, fue quien propició ese encuentro. y se sabe que él fue quien propuso esa migración, facilitando a los menonitas la adquisición de tierras en San Antonio de los Arenales, región cercana a la actual Ciudad Cuauhtémoc, creada por ellos, bautizada por el gobierno mexicano.
Después del viaje transcontinental de Manitoba a Texas, los prosélitos de Simonsz llegaron a su destino para sembrar avena y otros cultivos, descubriendo en los lácteos su vocación emprendedora, que han desarrollado óptimamente hasta nuestros días.
Desde entonces ahí y en otras regiones de México se encuentran ubicadas las comunidades más importantes, en donde han creado verdaderos emporios lácteos, famosos por su producción de quesos, mermeladas, manzanas y otros alimentos.
Con el tiempo, otros grupos menonitas se instalaron en Zacatecas, Durango y algunas partes de la República Mexicana, colonizando, aunque no sin dificultades, algunas regiones del sureste, adaptándose al clima caluroso y a las nuevas costumbres, totalmente desconocidas para ellos.
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