Luis Alberto García / Pátzcuaro, Mich.
*“Dio la vida por sus ideales”, dice Ofelia Medina.
*Película histórica sobre la gesta de Independencia.
*Con Leona Vicario, se integra al elenco de próceres.
*En 1992, la heroína michoacana fue encarnada por la actriz.
Ofelia Medina, primera actriz mexicana, y Patricia Galeana, historiadora y cronista, quienes han realizado estudios de género notables, coinciden en que el papel de las mujeres en la lucha independentista de México no se ha reconocido.
Para la investigadora del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revoluciones de México, las mujeres de una condición acomodada tienen el gran mérito de haber dejado su situación privilegiada para sumarse a la causa, aportando no solamente recursos, como el caso de Gertrudis.
Patricia Galeana explica que, en ese entonces, la mujer era prácticamente un ser silencioso, agrega la historiadora, quien pone como ejemplo de los códigos de la época el texto de Fray Luis de León, La perfecta casada.
“Fue escrito en el siglo XVI y todavía en algunas poblaciones rurales se sigue inculcando algo de lo que contiene, como que la mujer no debe reírse muy fuerte para no molestar al esposo”, explica la historiador.
“El hombre era el que mandaba, el que tenía el poder y ellas obedecían. Por eso estas mujeres, transgresoras de esa imagen, se hicieron notar en una sociedad que no tomaba en cuenta lo que hacían; sólo eran parte de la naturaleza, encargadas de la crianza, no de la vida pública”, añade.
Por el contrario, Gertrudis desarrolló una actitud de avanzada, influida por la lectura y la discusión con intelectuales de su tiempo, advierte Ofelia Medina. “Tenía una cultura y presencia mucho mayores que la mayoría de sus contemporáneas”.
En una época en que las ideologías han muerto y las nociones de patria y nación se fragmentan al grado de resquebrajarse, la actriz y activista considera que hay que dignificar y revisar a figuras que, como Gertrudis Bocanegra, dieron la vida por sus ideales.
“Ahora cambiamos de amo, cada vez más poderoso, más feroz y más estúpido; para muchos la batalla está perdida, pero ejemplos como el de Gertruditas nos devuelven la esperanza, y para ello está su escultura, situada en una plaza de Pátzcuaro que lleva su nombre, en su honor como heroína de la patria.
Al proseguir con la biografía narrativa de una de las más valientes heroínas mexicanas, como Leona Vicario y Josefa Ortiz de4 Dominguez, es de justicia decir que son varias las mujeres que participaron en el movimiento de la Independencia de México.
Entre las más reconocidas están las mencionadas, además de otras como Mariana Rodríguez Lazarín del Toro y Gertrudis Bocanegra quienes, aunque no han alcanzado el mismo renombre en los libros de historia, desempeñaron un papel importante en el proceso de emancipación del país.
La última de ellas fue doña Gertrudis, quien apoyó el movimiento insurgente, al principio desde su hogar y más adelante directamente en el campo de batalla, cuidando y curando heridos, pero también empuñando los fusiles y las pistolas.
La investigadora del Colegio de Michoacán, Claudia Espino Becerril, recuerda que, en la Nueva España, las mujeres estaban presentes sobre todo en el ámbito doméstico; sin embargo, tal como muestra la vida de Gertrudis Bocanegra, la lucha y la casa no son espacios separados.
Nació el 11 de abril de 1765 en Pátzcuaro, Michoacán, y según el Archivo Parroquial de esa ciudad lacustre, Gertrudis era mestiza al tener sangre purhépecha, además, de que su padre estaba registrado como español y su madre como mestiza.
El papel de Gertrudis Bocanegra Lazo de la Vega y Mendoza en la guerra por la Independencia de México, está estrechamente enlazado con su matrimonio con el oficial del ejército colonial español, Pedro Lazo de la Vega, quien formó parte del Regimiento de la Provincia de Michoacán.
Y es que, luego de casarse, Pedro se unió al movimiento de lucha independentista junto con su hijo de 17 años, procreado con Gertrudis, quienes también participarían en la batalla del Puente de Calderón.
Más tarde se unieron al frente liderado por el guerrillero insurgente Manuel Muñiz en tierras michoacanas; incorporándose la familia en apoyo abierto al movimiento que se prolongaría hasta el 27 de septiembre de 1821.
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