La catástrofe natural provocada por la DANA que azotó la Comunidad Valenciana el pasado octubre de 2024 dejó un rastro de destrucción y pérdidas irreparables. En medio del caos y la tragedia, emergieron gestos de solidaridad que recordaron la importancia de la colaboración en los momentos más oscuros. Uno de los nombres que más destacó fue el de José Luis Mulero Plata, quien, junto con los servicios funerarios de Riba-Roja y el tanatorio crematorio A3, lideró un esfuerzo ejemplar en apoyo a las zonas más afectadas.
Una respuesta rápida y efectiva
Cuando la magnitud de los daños causados por la DANA se hizo evidente, Mulero no dudó en actuar. A través de la escuela de formación funeraria, donde imparte clases sobre tanatopraxia y embalsamamiento, lanzó un llamamiento en redes sociales para reunir voluntarios. La respuesta fue abrumadora: en cuestión de minutos, decenas de alumnos y exalumnos se ofrecieron a ayudar.
Mulero organizó un dispositivo con más de 20 personas provenientes de diferentes puntos de España. “Fue un reto logístico enorme”, comenta. “Las autopistas estaban cortadas, el transporte público no funcionaba, y los accesos estaban bloqueados. Incluso utilizamos vehículos fúnebres para recoger a los voluntarios y llegar a las zonas más afectadas”.
Apoyo desde el sector funerario
El compromiso de José Luis Mulero Plata no se limitó a coordinar voluntarios. También puso a disposición de las empresas funerarias de la región una parte significativa de su flota de vehículos, incluyendo ambulancias para recogida de cadáveres y coches fúnebres, esenciales en momentos donde los recursos locales estaban desbordados.
Asimismo, ofreció las instalaciones de su tanatorio crematorio para apoyar en incineraciones y traslados, ayudando a aliviar la presión sobre los servicios funerarios locales. “Ver las instalaciones donde damos nuestras clases completamente anegadas fue desgarrador”, recuerda Mulero. “Pero era crucial seguir adelante para dar soporte a quienes más lo necesitaban”.
Las tareas más desafiantes
Los voluntarios liderados por Mulero se enfrentaron a desafíos que iban más allá de la limpieza y el desescombro. Una de las historias más impactantes fue la de embalsamar un cuerpo en condiciones extremadamente adversas, sin luz y con recursos limitados. “Fue una experiencia que nunca olvidaré”, afirma. “Improvisar con tan pocos medios para cumplir con el respeto y la dignidad que cada fallecido merece fue una verdadera prueba”.
Un reconocimiento a la solidaridad
En un acto simbólico, Mulero y los servicios funerarios de Riba-Roja otorgaron un reconocimiento certificado a los voluntarios que participaron en las labores de ayuda. Este gesto busca destacar el compromiso y la valentía de quienes no dudaron en ofrecer su tiempo y esfuerzo para ayudar en una situación de emergencia.
Además, Mulero lanzó el lema “YO ESTUVE ALLÍ” en memoria de las víctimas y como homenaje a todos los que colaboraron en la recuperación. Este mensaje se ha convertido en un símbolo de resiliencia y solidaridad en la comunidad.
Gratitud a quienes hicieron la diferencia
José Luis Mulero Plata no escatima en palabras de agradecimiento. Reconoce la labor de las empresas funerarias de toda España que respondieron al llamado, así como de los bomberos, la Unidad Militar de Emergencias, la policía y otros cuerpos de emergencia que trabajaron sin descanso en los días posteriores a la catástrofe.
“En momentos como estos, te das cuenta de que la solidaridad no tiene límites”, concluye Mulero. “Es un recordatorio de que, incluso en las circunstancias más difíciles, la humanidad siempre encuentra una forma de salir adelante”.
El ejemplo de José Luis Mulero Plata y su equipo no solo refleja el papel crucial del sector funerario en situaciones de crisis, sino también la importancia de la cooperación y el compromiso colectivo para superar cualquier adversidad.
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