CIUDAD DE MÉXICO.- El feminismo en México surgió con fuerza en el siglo XX, impulsado por mujeres que buscaban transformar un país marcado por la desigualdad de género. Este movimiento social, político e intelectual ha evolucionado con el tiempo, diversificándose y dando lugar a múltiples formas de entender y defender los derechos de las mujeres.
Una de las primeras conquistas fue el sufragio femenino. En 1953, el Estado mexicano reconoció a las mujeres como ciudadanas con derecho al voto, y en 1955 participaron por primera vez en elecciones federales. Este logro abrió la puerta a otros derechos, como estudiar, trabajar y ocupar cargos públicos, actividades de las que antes estaban excluidas por ideas tradicionales que las relegaban al ámbito doméstico.
A lo largo de las décadas, las mujeres mexicanas comenzaron a ocupar espacios en universidades, sindicatos, partidos políticos y comunidades, ampliando el alcance del movimiento feminista. La lucha no sólo fue social, también tomó forma en el ámbito académico. Ejemplo de ello es la revista Debate feminista, fundada en 1990 por Marta Lamas, que ha sido un referente en el análisis crítico de los temas de género.
¿Cómo avanzó la lucha por los derechos sexuales y reproductivos?
Durante los años 60 y 70, el feminismo en México centró su atención en el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos. La llegada de métodos anticonceptivos como la píldora y el avance de la ciencia permitieron separar la sexualidad de la reproducción, lo cual impulsó una discusión profunda sobre el control reproductivo y la maternidad voluntaria.
Uno de los momentos clave fue la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer en 1975, celebrada en la Ciudad de México. El evento atrajo a feministas de todo el mundo y visibilizó el activismo nacional. Sin embargo, también provocó tensiones internas, especialmente por la designación de un hombre como representante oficial del país en la conferencia.
Décadas después, el movimiento logró uno de sus mayores avances con la despenalización del aborto en la Ciudad de México en 2007. Este paso legal marcó un precedente para otras entidades federativas y abrió el camino hacia una mayor autonomía reproductiva.
A partir de 2016, el feminismo vivió un nuevo impulso. Miles de mujeres jóvenes comenzaron a participar activamente en marchas, redes sociales y espacios públicos, reclamando justicia y visibilizando las violencias que enfrentan. Movimientos como #NiUnaMás y #MeToo marcaron una nueva etapa de protesta masiva y colectiva en las calles y en internet.
¿Qué papel han tenido el conocimiento y la cultura?
El feminismo en México se ha expresado a través de manifestaciones y leyes, pero también ha generado una producción intelectual y cultural importante. En 1976, Marta Lamas participó en Fem, la primera revista de la segunda ola feminista. Años más tarde, impulsó Debate feminista, una publicación que buscó tender un puente entre el pensamiento académico y el activismo.
Desde 2016, la revista es parte del patrimonio de la UNAM y continúa siendo un espacio de análisis y reflexión crítica. Su propósito ha sido incluir diferentes voces, desde mujeres hasta personas con identidades sexogenéricas diversas, y difundir investigaciones rigurosas que ayuden a comprender las complejidades del género y el poder.
De acuerdo con Hortensia Moreno, actual directora de la publicación, el feminismo ha transformado la manera en que se legisla, se imparte justicia y se analiza la realidad. También subraya que no existe un solo feminismo, sino muchos, con distintos enfoques y prioridades. A pesar de las diferencias, todos comparten el objetivo de construir una sociedad más libre y equitativa.
En conclusión, el feminismo mexicano ha recorrido un camino amplio y diverso. Desde el sufragio hasta las luchas actuales contra la violencia y por la igualdad legal, este movimiento ha sido clave para que las mujeres y otras identidades puedan ejercer sus derechos y transformar el país.
AM.MX/fm