15 C
Mexico City
jueves, octubre 9, 2025

El mole Doña María se come hasta en París

Adrián García Aguirre / San Luis Potosí, SLP

*Es un producto cuyo origen está en Real del Catorce.
*María Pons Nicoux y Peter Degetau Wegener hicieron milagros.
*De San Luis Potosí, a las grandes capitales del mundo.
*Con el tiempo, se convirtió en la reconocida Herdez.

En el centro de París, en la rue Dauphin 4, no lejos de la Catedral de Notre Dame, hay un lugar extraordinario en donde, entre aromas exóticos, es posible conseguir todo tipo de condimentos para los más sofisticados platillos originarios del mundo entero, de Tahití y Haití, a Siberia y Kamchatka, de Argentina y Venezuela, a Cuba y las Guyanas.
Y de México es posible agenciarse un producto -ahora mundialmente célebre, el mole Doña María-que debe su nombre a María Pons Nicoux, quien, junto con su esposo alemán, Peter Degetau Wegener, comenzó una empresa que hoy conocemos cómo por esas dos palabras emblemáticas.
Doña María, potosina de ascendencia italiana y francesa, vivía en la localidad de Potrero, municipio de Real del Catorce, San Luis Potosí, en el mero centro de México; pero una de las cíclicas recesiones nacionales temporales les impidió impulsar como deseaban el restaurante que tenían.
Durante este tiempo, a mediados de la década de 1950, doña María dedicó gran parte de su tiempo a desarrollar diversos platos y conservas; pero también quería una fórmula que le permitiera preparar la cantidad correcta del mole rojo y verde que necesitaba para su establecimiento.
En una ocasión, visitando el municipio de Cedral probó un mole que le fascinó, y preguntando a diferentes personas de esa localidad, pidió que le indicaran en donde podía saber quién le podía proporcionar ingredientes para favorecer mayor sazón a su producto, los cuales agregaría a su famosa receta.
Así fue como nació el famoso mole Doña María, debido a los empeños de una mujer con visión y espíritu emprendedor, quien poco a poco empezó a colocar sabor a su línea de productos como chiles mexicanos, postres, salsas caseras, con nel favor de varios clientes en la ciudad de San Luis Potosí.
Ante tal éxito y al no darse abasto con los pedidos, decidió mudarse a Cedral y establecer sus operaciones en lo que antes fue la hacienda de San Gabriel, buscando el consejo de un buen amigo, Ignacio Hernández del Castillo, quien dio a sus productos el impulso que necesitaban.
Él sugirió industrializar el proceso de mole para patentarlo como Mole doña María, y al tener ya una firma registrada se quedó en Cedral por varios años debido a que el negocio iba en crecimiento y viéndose obligada a emigrar a la capital estatal.
Su receta ya era conocida, y tiempo después doña María comenzó a crecer y extenderse, no sólo en San Luis Potosí, sino también en la Ciudad de México, Tampico, Monterrey y algunas ciudades del norte y el Pacífico.
Los kilos de pasta de mole que se produjeron de forma manual dieron paso a toneladas, gracias a la aplicación de los molinos eléctricos.
El 4 de febrero de 1956, Ignacio Hernández del Castillo, invitado por su hermano y una hermana de doña María, estableció la última piedra en el Doña María tienda, dando un total de cien toneladas de mole producido por primera vez.
El primer producto elaborado era el clásico mole poblano en polvo, empacado dentro de bolsas de celofán en las presentaciones de 50 y 250 gramos.
Bien aceptado por su sabor único y fácil preparación, cocineros mexicanos olvidaron el proceso largo y tedioso que se requiere para preparar este platillo, encontrando en Mole Doña María una garantía de calidad e higiene en su elaboración.
No fue sino hasta 1961, cuando la fórmula novedosa para pasta de mole concentrado, se convertiría en el líder absoluto del mercado nacional, que fue inundado desde San Luis Potosí, sin que acabaran las sorpresas.
En primer lugar, se empaquetó en veinte latas de un kilo, así como en tarros de 250 gramos, además del adobo, el pipián y también el mole verde, que se envuelve y se vende con esta nueva técnica.
Doña María y su esposo alemán, no tuvieron hijos y al estar entrados en años, cansados de tanto trabajo decidieron vender su factoría y, así es como en 1969, Enrique Hernández Pons -sobrino de doña María y propietario de la compañía Herdez- se ofreció a pagar en efectivo por la empresa y así adquirió el negocio.
Inmediatamente después, se racionalizaron los productos que se vendían, y se procedió a adaptar las instalaciones de la fábrica para cumplir con las normas sanitarias y de calidad exigidas por Herdez.
La marca de Doña María no sólo se convirtió en un líder nacional, sino que también cruzó las fronteras hasta Francia y otras capitales del orbe para convertirse en el líder mundial.
Al igual que otros grandes de la historia, Doña María trascendió en el tiempo y el espacio: la transformación y adaptación de productos para satisfacer las necesidades de los clientes que a la fecha siguen satisfaciendo los exigentes paladares de cocina mexicana.
Como lo dijo el celebérrimo chef Anthony Bouradin: “La vida se vive en la mesa” y Doña María lo supo hacer, hasta el último momento de su existencia, el 5 de mayo de 1974 en la ciudad de San Luis Potosí a la edad de ochenta años.
Un mes después, el 4 de junio, falleció don Peter Degetau Wegener, quien años atrás tuvo a bien colgar una fotografía en la dirección de la empresa, en la que aparecen Ignacio Hernández del Castillo -fundador de Herdez-, doña María y a la derecha don Peter al momento de colocar la última piedra de lo que en su momento se llamó “Doña María Tienda”

 

The post El mole Doña María se come hasta en París appeared first on Almomento | Noticias, información nacional e internacional.

Artículos relacionados

NOTICIAS