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martes, noviembre 4, 2025

En México más de mil mujeres víctimas de violencia machista de sus parejas policías o militares

CIUDAD DE MÉXICO / SEMlac.- No existen estadísticas cuando se hacen públicas las agresiones a las parejas del personal de las fuerzas castrenses y, cuando se publican, es porque fueron violentadas en vía pública.

La indagación periodística señala que las esposas de marinos o militares enfrentan una violencia agravada por el aislamiento y presión (frecuentes traslados), la cultura militar (hiper masculinidad y normalización del uso de la fuerza) y problemas de salud mental por estrés y abuso del alcohol.

Este año fueron noticia dos hechos; uno en Monterrey y otro en Puebla.

El pasado 23 de septiembre en Salinas Victoria, Nuevo León, fue detenido militar que atacó a su expareja, después de una persecución policial y de ser hospitalizado por las heridas que sufrió al chocar su camioneta. Fue identificado como Uriel Fernando “N” de 31 años de edad, detenido después de una persecución y puesto a disposición del Ministerio Público, para continuar con la investigación del caso.

La mujer fue reportada fuera de peligro.
En mayo de 2025, un militar activo de la secretaria de la Defensa Nacional (SEDENA) disparó e hirió a su suegra durante una discusión en la colonia Guadalupe Lagunilla, en la capital de Puebla.

El incidente ocurrió en la madrugada del 13 de mayo y el agresor, identificado como Artemio “N”, huyó de la escena.
La suegra fue trasladada a un hospital para recibir atención médica. Las autoridades iniciaron un operativo de búsqueda para capturar al agresor.

Según testimonios, el sujeto amenazó con que nadie puede detenerlo por ser militar, y no es la primera vez que actúa con agresividad en la zona.

No hay denuncias formales
La violencia no la denuncian las esposas, por varios factores: son desestimadas al conocer la actividad del agresor, o son archivadas sin consecuencia y con un alto riesgo de sufrir represalias.
Más de mil denuncias en CDMX contra policías y militares
En 2021 la Secretaria de las Mujeres de la Ciudad de México informó que 1.096 mujeres recibieron servicios de prevención y atención por violencia, víctimas de sus parejas, policías o militares.

Animal Político entrevistó a Ingrid Gómez, en ese entonces titular de la Secretaría de las Mujeres capitalina, explicó que entre enero de 2020 y octubre de 2021, a través de las Lunas que son las Unidades de Atención y Prevención a la Violencia de Género, se brindó atención a 16.261 mujeres.

Detalló que, cuando se detecta que el agresor pertenece a alguna corporación del orden, la alerta es mayor.

Reconoció que no tienen una estrategia exclusiva para atender casos de violencia que ejercen policías o militares contra las mujeres, pero a través de las LUNAS brindan la labor primaria de alertar tempranamente de violencia, que es explicarles que eso que las tiene confundidas, molestas y desorientadas se llama violencia. A no normalizarla. Orientan a las mujeres para que presenten la denuncia, para lo cual tienen abogadas en fiscalías territoriales.

Testimonio
Sin embargo, hay quienes sí levantan la voz. Es el caso de Violeta Verónica Sánchez Chávez, tras 30 años de matrimonio con un alto mando de la Marina, de sufrir violencia física y psicológica -existen dos denuncias por violencia, una de ellas en Cancún, Quintana Roo- y realizar trabajo voluntario.

Hoy divorciada, con una pensión mínima para subsistir con su hija, Violeta Verónica Sánchez Chávez se atreve a reclamar legalmente el pago por el trabajo “voluntario” que, como esposa de un mando de la Marina, era obligada a realizar. Demanda el pago a su exmarido.
Lo hace porque carece de cualquier prestación, no tiene seguro médico, por lo que también pide que se haga transparente “el bono de riesgo”, una prestación que está oculto que dan en la Marina y que lo manejan con otra unidad administrativa para que no se cuente como parte del sueldo.

Él tramitó el divorció en 2024, un año después de que la golpeó en Cancún, donde lo denunció, contra varios obstáculos, ya que al conocer el grado de Jefe de la Unidad de Fuerzas Especiales de la Armada de México le ponían trabas y cuatro abogados que consultó se negaron a llevar su caso.

El 21 de junio de 2023, se levantó la denuncia en la Fiscalía Especializada en Delitos contra la Mujer y por Razón de Género del Estado de Quintana Roo y la única acción fue una orden de restricción para el C. Rene Canto Oliva, por 60 días.
Durante los 30 años que convivieron, lo denunció varias veces, pero sin resultados; una de ellas en Jalisco, en 2005. Finalmente aceptan la denuncia de que la golpeó en Cancún, Quintana Roo, en 2023, y le otorgan medidas de protección.

Explica en entrevista con SEMlac que, dentro de la cultura castrense, es normal que los esposos soliciten a las esposas de los altos mandos que a sus maridos los recomienden con las esposas de sus superiores para su ascenso.

A partir de Capitán de Navío para arriba, no realizan exámenes y los ascensos son por recomendación.

Las esposas reciben órdenes para colaborar en eventos, elaborar desayunos y hacer manualidades, por lo cual no reciben ningún pago, además de su labor de atender la casa y las y los hijos.
Relata que desde su primer embarazo fue objeto de violencia (golpes en la cabeza, empujones y patadas, además de ofensas), por situaciones mínimas como pedirle que fuera por el garrafón de agua, cuando estaba embarazada. Después le pedía perdón y le decía que no volvería a ocurrir. O le hablaba cerca del oído con ruidos que la lastimaban.

Después de casarse, en 1993, recuerda que él cambio su forma de ser cuando tuvieron que ir a vivir a Mazatlán, Sinaloa; vivían en la unidades habitacionales para los marinos y recorrió el país. Señaló que esta violencia es muy común en los infantes de Marina, que tengan esta reacción, tal vez por el estrés en el que viven. Además, por la capacitación castrense que tienen, les pegan de manera que no quede huella. A ella le pegaba en la cabeza o con la mano extendida.

Las esposas de los marinos viven una situación de sumisión como la de los años cincuenta, dice Violeta Verónica y agrega que no podía ni siquiera mirar el celular de él cuando recibía llamadas, porque era objeto de gritos y ofensas. Lo atribuye a la presión que, como mando de inteligencia, tenía su pareja.

También la desventaja de que, como marinos, reciben entrenamiento militar que desgraciadamente aprovechaba para golpearla sin dejar huellas, así como la intención de estrangularla, por lo que obtuvo medidas de protección. Relata que no fue fácil.

Ningún abogado -consultó cuatro- aceptaba defenderla cuando sabían que su esposo pertenecía a las Fuerzas Especiales, finalmente, el divorcio lo tramito él. Es muy difícil levantar una denuncia por ser marinos, además de la discriminación a las mujeres cuando denuncian a sus parejas.

Comenzó a levantar la voz en 2023, quedó divorciada en 2024 y, actualmente, estudia psicología y realiza labor social con adultos mayores.

Durante 2024 mandó escritos al Senado de la República, a la Comisión Nacional de Derechos Humanos e incluso una carta a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en noviembre de 2024.

Debido al trabajo voluntario de ella, su marido sí logró el ascenso en 2022, ya que como parte de la cultura, se aprovecha que las esposas conviven con las esposas de alto mando. Desde luego, reconoce que realizan exámenes para lograr el ascenso y méritos dentro de sus cargos, pero luego no vienen en las listas de los ascensos y es cuando piden el impulso con las esposas, que hacen relaciones gracias a su trabajo voluntario.

Obviamente, sufrió violencia económica, cuando lo denuncia al dejarla sin dinero ni para la escuela de su hija.

Relata que, desde que se casó, recorrió el país y vivían en unidades habitacionales. Cuando lo denuncio en Islas Mujeres, dejó de pagar la renta y se quedaron ella y su hija en Ciudad de México. Ella ya no quiso ir por temor a que la golpeara nuevamente. Además de que considera que es misógino, porque tienen otros dos hijos de mayor edad y para ellos sí hubo beca, pero para su hija no; cree que por ser mujer.

Está consciente de que no es la única; varias mujeres viven violencia en sus hogares, pero por miedo no denuncian. Existen historias de horror que nadie se imagina, de cómo viven las esposas de los marinos.

Además de la violencia, ellas tienen que aguantar la infidelidad, porque sí aplica que en cada puerto tienen un amor. También que cambian esposas por “un modelo nuevo”, más jóvenes. Reclama que “las esposas de los marinos no son desechables” y que no merecen ser tratadas así, porque ellas son obligadas a realizar ese trabajo voluntario para obtener el liderazgo de ellos.
AM.MX/fm

 

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