Teresa Gil
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El titular de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios Financieros (Condusef) Oscar Rosado Jiménez, se trasladó a los años cincuenta cuando aparecía el Cha cha chá, para advertir a los que ahora se preparan para enfrentar al Buen Fin. Les dijo: “Toma chocolate y paga lo que debes”, parte de aquella famosa canción que tocaba la Orquesta Aragón de entonces, en Cuba, para advertir a los de mala paga. Fue una advertencia sobre el uso de las tarjetas y la desmemoria de muchos para pagar. Aunque no mencionó los miles de fraudes que ha habido últimamente en relación con las tarjetas, muchos menos los cobros ilegales que se hace de las deudas, a través de despachos que molestan a diario al cliente, con amenazas. El problema de las ofertas se especifica en clases tal vez, porque las grandes mayorías no están contempladas en este Buen Fin. Todo lo que se ve muy bonito y caro, es para gastos suntuarios. Las ofertas al gran consumidor en un país en donde el 80 por ciento pueden ser consumidores proletarios, clase media baja y a veces el pobre en extrema pobreza, que nada más va a comprar unos bolillos, no aparecen por ningún lado.
EL CHA CHA CHÁ SE ALIMENTÓ DEL MAMBO Y EL DANZÓN, PERO NUNCA LES LLEGÓ
La frase a la que hace referencia el funcionario de la Condusef, se encuentra en una canción, uno de cuyos intérpretes fue la orquesta cubana Aragón, y se llama El bodeguero. Este era un comerciante de productos populares que ahora según datos recientes, manejan las mercancías oficiales, pero en aquel caso de la canción el tal bodeguero vendía en una esquina e invitaba a tomar chocolate y desde luego a pagar el consumo. El Cha cha chá, según se ha dicho, surgió a partir del sonido que producen los pies al marcar el ritmo.
En la bodega se baila así,
entre frijoles papa y ají,
el nuevo ritmo del Cha cha chá.
Toma chocolate.
Paga lo que debes
ANTES Y DESPUÉS DEL CHA CHA CHÁ EL MAMBO ESTUVO AQUÍ CON PÉREZ PRADO
Aunque se menciona el surgimiento del Chachachá, en los años cincuenta, recuerdo en mi niñez el permanente uso del mambo en las fiestas, por esos años. Se hablaba incluso del final del mambo y de bellos ritmos nuevos que llegaron, pero hubo un relumbre y un repunte y aún en ciertos bailes el mambo apareció y aún es preferido. Uno de sus creadores, Dámaso Pérez Prado, se instaló en la Ciudad México y vivía cerca de donde vivo en San Pedro de los Pinos. Pero iba a las tiendas cercanas y ahí lo veíamos haciendo cola. En una ocasión en cierta discusión sobre un tapete, él estaba presente y se reía y gritaba eufórico para defender a la agraviada, que era yo. Después supe que murió que en septiembre de 1989, a los 72 años. Fue un gran compositor egresado del Conservatorio de la Habana, Cuba.
Si quieres conmigo gozar,
el mambo ven a bailar
para así las penas olvidar.
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