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jueves, diciembre 18, 2025

Décadas sin un plan de convivencia: el origen del conflicto entre ciudad y fauna en Playa del Carmen

PLAYA DEL CARMEN.— La reciente discusión pública en torno a la muerte de venados en Playacar ha colocado bajo los reflectores a distintos actores, entre ellos desarrollos inmobiliarios, autoridades y residentes. Sin embargo, el análisis de la información disponible revela un fenómeno más complejo: la superposición de problemas distintos que, al mezclarse, distorsionan el origen real de los atropellamientos de fauna en la ciudad.

Uno de los casos más visibles ha sido el del desarrollo Legacy, ubicado en Playacar. El proyecto fue suspendido temporalmente por la autoridad ambiental tras detectarse incumplimientos administrativos relacionados con su manifestación de impacto ambiental. Esa decisión abrió la puerta a una narrativa que vinculó de forma directa al proyecto con la muerte de venados en la zona.

No obstante, investigaciones periodísticas y testimonios vecinales coinciden en un punto clave: los atropellamientos de fauna en Playacar y en otros puntos de Playa del Carmen existen desde hace años, incluso décadas, mucho antes de la llegada de proyectos recientes.

El caso de Legacy ilustra con claridad cómo se están mezclando temas distintos en una misma conversación. Por un lado, existe un proceso administrativo legítimo derivado de incumplimientos que debían ser atendidos y corregidos. Por otro, se encuentran los atropellamientos de fauna, documentados en la zona desde mucho antes y asociados a factores estructurales ajenos a un solo desarrollo.

Diversos registros vecinales señalan que venados, coatíes y otras especies han sido atropellados en Playacar durante años, en un entorno sin censo de fauna, sin corredores claramente definidos y con una movilidad interna que nunca fue pensada para la convivencia con animales silvestres.

Confundir ambos temas, advierten especialistas, no solo desinforma, sino que desvía la atención del problema de fondo.

Un patrón que se repite en otros puntos de la región

Legacy no es el único caso donde el debate ambiental ha derivado en señalamientos simplificados. A lo largo de los años, otros fraccionamientos y proyectos en Playa del Carmen y la Riviera Maya han enfrentado cuestionamientos similares, en contextos donde los atropellamientos ya ocurrían previamente.

Organizaciones ambientales y grupos de rescate han documentado incidentes en la carretera federal, accesos a Puerto Aventuras, Xpu-Há, Chemuyil y zonas de transición entre la selva y la mancha urbana. En todos los casos, el denominador común ha sido la ausencia histórica de una estrategia integral de manejo de fauna, no la acción aislada de un proyecto específico.

El problema estructural: décadas sin un plan común

Especialistas coinciden en que el origen del conflicto no está en un solo actor, sino en años de crecimiento urbano sin reglas claras para la fauna.

Durante décadas no existieron:

  • censos de especies y poblaciones,
  • protocolos de atención para fauna lesionada,
  • lineamientos de movilidad pensados para zonas habitadas por animales,
  • ni una política consistente de conservación de vegetación nativa.

A ello se suman hábitos cotidianos normalizados, como alimentar fauna silvestre o modificar su entorno, que han incrementado los riesgos sin que existiera una estrategia de prevención.

En este contexto, especialistas subrayan que la mayor visibilidad del problema no solo responde al uso de redes sociales o a la difusión de videos, sino también a un cambio reciente en la manera en que el tema ambiental está siendo abordado.

Puede ser una imagen de elefante marino y hierba

Tras años de permanecer fuera de la agenda pública, la protección de la fauna comenzó a recibir mayor atención institucional y social en fechas recientes, con un enfoque más técnico y preventivo. Este giro no obedece a una lógica de cancelación ni a la búsqueda de responsables inmediatos, sino al reconocimiento de un problema acumulado que exige soluciones de fondo.

Atender esta deuda ambiental, coinciden expertos, implica construir capacidades, generar información y coordinar esfuerzos, no suspender proyectos como una respuesta automática a conflictos que tienen raíces mucho más profundas.

La discusión actual, señalan analistas, responde también a un cambio cultural.
Hoy existe mayor acceso a cámaras, redes sociales y canales de denuncia, lo que ha permitido documentar situaciones que antes pasaban inadvertidas.

Esto ha generado una percepción de incremento abrupto, cuando en realidad lo que aumentó es la visibilidad de un problema arrastrado por años.

Del señalamiento a la solución

La lección que dejan casos como el de Legacy y otros proyectos cuestionados es clara:
cancelar o personalizar la responsabilidad no resuelve un problema sistémico.

La solución pasa por construir un plan municipal de convivencia con fauna que involucre a todos los actores: autoridades, residentes, desarrolladores y especialistas. Solo así podrá atenderse una deuda ambiental que no nació con un proyecto reciente, pero que hoy exige respuestas coordinadas.

Playa del Carmen se encuentra ante una oportunidad clave: separar hechos de narrativas, entender el origen real del problema y avanzar hacia un modelo donde desarrollo urbano y protección de la fauna dejen de verse como fuerzas opuestas.

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