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viernes, noviembre 22, 2024

Gato por liebre: 36% del pescado que se consume en Mérida, lo sustituyen por otro

Compramos una especie con un nombre comercial y recibimos uno diferente. En la mayoría de ocasiones con menor precio, calidad y valor nutricional. Comprar un filete de huachinango al precio de uno y recibir un filete de tilapia es más común de lo que se cree.

El territorio mexicano tiene más de 3,000,000 de km2 de mar. La superficie oceánica está repleta de especies pesqueras que nos proveen alimento de gran calidad y buen contenido nutricional. Además, el mar es fuente de trabajo para miles de comunidades y trae a la mesa gran variedad de platillos. 

Asegurar alimento, empleo y biodiversidad es posible si cuidamos nuestros mares y aseguramos la abundancia de especies. Es necesario saber cuáles consumimos, la cantidad que se captura y dónde y cuándo se hace. 

Nos engañan en cualquier etapa de la cadena de valor del pescado: desde que el producto es desembarcado en un puerto, cuando es transportado para llegar a la planta procesadora, durante su procesamiento o en los puntos de venta –como los restaurantes y pescaderías– y esto no siempre ocurre bajo el conocimiento de quien participa en la cadena. La práctica engañosa afecta a los consumidores en sus bolsillos –y nutrición–; afecta la salud de nuestros mares y también afecta a las y los pescadores.

La ONG, Oceana México realizó la investigación respecto a la frecuencia de este fenómeno en tres ciudades del país: Mérida, Guadalajara y Ensenada.

 Se estudiaron 174 muestras de ADN de diversas especies  vendidas en restaurantes y pescaderías, para conocer si estas fueron sustituidas. En caso de que así fuera, investigaron por cuáles especies se sustituyeron.

Oceana encontró que, en promedio nos dan gato por liebre un 44% de las veces que compramos pescado. Del porcentaje anterior, un 49% es en pescaderías y un 38% en  restaurantes.

Guadalajara tiene un 48% de sustitución en pescados de diferentes especies, Ensenada un 47% y Mérida un 36%. Las especies maestras en el engaño son el marlin (venden atún) con un 100%, el huachinango con 88%, la curvina con 53%, el lenguado con 46% y finalmente, el mero con un 45%.

Los precios son una enorme diferencia: el kilo del robalo es de $490 aproximadamente, pero cuando lo cambian por tilapia -que tiene un precio de $68 el kilo-, resulta una estafa impresionante a nuestros bolsillos.

Esto afecta de manera directa e indirecta a todos los involucrados en la cadena. El daño no es únicamente económico, sino ambiental, social y nutricional. Urge que se aprueben leyes en materia de seguridad alimentaria, para una mejor alimentación que contribuya a la soberanía alimentaria del país y mejore el estilo de vida de la población en general.

La educación alimentaria es tarea de todos y muchas ONG, como Oceana están trabajando en investigaciones que ayudan a promover el cambio para un mejor futuro y conservación de nuestros mares y recursos naturales. Es imprescindible que contemos con una política de trazabilidad en el país, para evitar estas situaciones tan comunes.

Es posible acceder al estudio completo de la ONG, a través del siguiente enlace: https://mx.oceana.org/sites/default/files/doc_gato_por_liebre_web.pdf

De igual forma, se puede visitar la página para tener más y mejor información respecto a las acciones de la Organización no Gubernamental en su página oficial: https://mx.oceana.org/es

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