*El asunto no es menor, puesto que esa indigencia a la que aspira a sujetarnos para imponer su modelo de 4T, atañe exclusivamente a lo moral, a su imperiosa necesidad de sentirse adorado y vernos postrados ante su imagen y su palabra
Gregorio Ortega Molina
Andrés Manuel abrió la puerta. Desde que los votos le dieron el triunfo y Peña Nieto le cedió anticipadamente el mando, decidió dirimir sus diferencias y fustigar a los que considera sus enemigos, en las redes sociales, en la prensa, a través de la opinión pública, que destruye más que una sentencia legal. Conduce a la muerte civil y al asesinato por manos supuestamente ajenas al poder.
Hoy se duele de lo que el inició. Es su propia víctima y quizá la más importante del denuesto, la difamación, la humillación y el rechazo. Se sirven de sus armas para exhibirlo. Los números son implacables, está a punto de hacer de México un país de indigentes, sujetos a los intereses del poder, de ese poder que el México bueno y sabio decidió poner en sus manos, con la promesa de que, al menos, comería a sus horas.
Es oportuno regresar a las aportaciones que sobre el tema hace Elías Canetti, también en La conciencia de las palabras, las armas elegidas por el presidente mexicano para, supuestamente, gobernar.
“Entre todos los escritores, Kafka es el mayor experto en materia de poder: lo vivió y configuró en cada uno de sus aspectos.
“Uno de sus temas centrales es el de la humillación; es también el tema que más se presta a la observación. Ya podemos apreciarlo sin dificultad en La condena, la primera de sus obras que realmente cuenta para Kafka. En ella entran en juego dos degradaciones interdependientes: la del padre y la del hijo”.
Con ligeras variaciones del lenguaje, Andrés Manuel lo mismo humilla a los periodistas, analistas, capitanes de industria, políticos identificados como sus enemigos por pertenecer a la mafia del poder… y a sus mascotas. ¿A cuántos considera como sus animalitos domésticos? al fin es dueño de la patria, la nación es su casa, y puede proceder como le venga en gana.
El asunto no es menor, puesto que esa indigencia a la que aspira a sujetarnos para imponer su modelo de 4T, atañe exclusivamente a lo moral, a su imperiosa necesidad de sentirse adorado y vernos postrados ante su imagen y su palabra.
Comete idéntico error al de David, quien decide enviar al frente a Urías, e imparte instrucciones para que lo dejen morir, para adueñarse de Betsabé.
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