Luis Alberto García / Uruapan, Mich.
*Oficio sumamente importante durante varios siglos.
*En Uruapan apareció la arriería, los arrieros y sus recuas de mulas.
*Desde inicios del siglo XVI se tiene constancia de esa actividad.
*Servía para el traslado de productos de la costa y tierra caliente.
*Esa labor siguió vigente hasta bien entrado el siglo XX.
El ya fallecido hombre de campo y hombre de bien, don Rogelio Figueroa López, contaba que
Uruapan, su pueblo natal, desde hacía siglos había sido cruce de camino entre la Tierra Caliente, la Costa y la Sierra Tarasca.
En la época prehispánica, el florecer en imperio purhépecha, ya se tenía evidencia del tráfico de bienes entre diversos poblados; pero ese lugar marcaba el tránsito entre dos realidades climáticas y productivas distintas.
Los guerreros purhépechas conquistaron la parte central y cálida de Michoacán para tener control de ciertos bienes que se producían en aquellas zonas, acorde al desarrollo de algunas plantas y animales específicas de las zonas tórridas.
De la misma forma, decía don Rogelio, en la época colonial, los españoles continuaron con la explotación de los recursos de la Tierra Caliente y la Costa, a inicios del siglo XVI el gran atractivo fue el beneficio de los placeres de oro en las playas de Michoacán y Guerrero.
Para ello tenían esclavos indígenas y negros que extraían el metal precioso, y para la manutención de estos hombres era necesario llevar huaraches, mantas, maíz, frijol y otros productos, los cuales eran trasladados desde la Sierra y Uruapan.
Posteriormente se añadió la explotación del cacao, la sal y el algodón, fibra que se produce en lugares cálidos y secos, en particular en la Costa, y así fue como desde hacía siglos los hombres de Uruapan bajaron con sus recuas de mulas cargadas con diversos bienes para su venta vendidos y posteriormente subir desde la hoy Nueva Italia y Lombardía con cargas de algodón.
Desde el siglo XVI se tiene evidencia de arrieros y hatajos de mula de Uruapan, a lo largo de la época colonial viajaban cientos de kilómetros, primero rumbo a la Costa para adquirir el algodón que después era trasladado al septentrión novohispano, en sus viajes llegaron hasta Chihuahua, en particular iban a los minerales de plata, lugares que necesitaban gran cantidad de productos pues no producían los suficientes alimentos y bienes.
Además de la fibra textil se sumaron otros productos michoacanos como arroz, azúcar, lana, añil y queso; todavía hasta bien entrado el siglo XX, antes de la llegada del ferrocarril y de la construcción de carreteras pavimentadas, continuaron con su actividad recorriendo los caminos de herradura.
En los siglos XVII y XVIII una recua normal estaba compuesta de 25 animales y era atendida por un mínimo de tres hombres: cargador, sabanero y atajador. Las recuas necesitaban insumos: alimentos (granos, paja, pastos), arreos, jarcias, herraduras, fustes, entre otros, con lo cual generaban empleos en diversos oficios.
Los arrieros tenían un duro trabajo cada día en su travesía, comenzaban desde temprano a cargar los animales, entre las cuatro o cinco de la mañana, después emprendía la marcha, que se interrumpía hasta las cinco o seis de la tarde, al llegar a ciertos parajes donde tenían tejabanes, de varios metros de largo, ahí descargaban las acémilas, para descansar y comer, tanto los arrieros como las bestias.
Al llegar a pueblos de mayor tamaño o ciudades se alojaban en mesones, tal fue el caso de Uruapan que contó con gran cantidad de estos establecimientos.
Así dio cuenta Alexander von Humboldt de esta actividad en los albores del siglo XIX, “millares de caballos y mulas en largas recuas cubren los caminos de México”. Muestra del tráfico comercial lo tenemos en el pago de impuestos (alcabalas) que hicieron los arrieros de Uruapan a fines del siglo XVIII, en particular en los meses de marzo, julio y agosto.
Receptoría Nombre arriero Producto Cantidad
Uruapan Miguel Arriaga Algodón 23 cargas
Uruapan Miguel Pérez Algodón 24 cargas
Uruapan José García Algodón 6 cargas
Uruapan Juan José Legorreta Algodón 9 cargas
Uruapan Juan Nazario Algodón 22 cargas
Uruapan Joaquín Pardo Algodón 29 cargas
Uruapan Juan Quintana Algodón 9 cargas
Uruapan Antonio Velásquez Algodón 12 cargas
Uruapan Rafael Villavisencio Algodón 20 cargas
Uruapan Francisco Santacruz Algodón 23 cargas
Uruapan Ignacio Juárez Añil 380 libras
Uruapan Manuel Dávalos Algodón 146 arrobas
Uruapan Manuel Serna Añil flor 17 arrobas
Sobre las actividades productivas en Uruapan en el año 1790 la “Inspección ocular en Michoacán” señaló que el pueblo tenía 340 tributarios indios dedicados a la siembra de maíz y trigo, cuidado de huertas, sacar fruta, trabajo de maque aplicado en jícaras, bateas y cajas; así como otras tantas familias de españoles y castas que se ocupaban principalmente en la arriería.
El michoacano Juan José Martínez de Lejarza escribió la primera obra estadística del México independiente dedicada a Michoacán en el segundo año de vida independiente, sobre Uruapan estableció que se había elevado a un grado considerable de riqueza y engrandecimiento en los primeros años del siglo XIX.
Era el “entrepuerto” de comercio con los ingenios y haciendas de la Tierra Caliente, pero fue varias veces quemado, saqueado y miserablemente destruido durante la insurgencia, comenzó a reponerse en 1822, “el comercio de los arrieros (de algodón, sales y añiles de la costa) grande en otro tiempo y después nulo, toma también aumento con la población”
…“Antes de la pasada revolución, este pueblo como llave del comercio de Tierra Caliente y de la Costa, se hallaba en sumo auge y población; tenía muy regulares casas e Iglesia, que fueron quemados; sus caudales y giros destruidos”.
La arriería fue un giro importante en Uruapan durante siglos aprovechando su ubicación geográfica, punto intermedio entre las zonas cálidas y frías, punto de enlace para el comercio de bienes de todo tipo, actividad que entró en decadencia a partir de la llegada del tren y de las carreteras pavimentadas en el siglo XX, al mismo tiempo comenzaron a desaparecer los mesones que daban alojo a los arrieros, así como otros oficios, industrias y explotaciones necesarias para tal actividad.
FUENTES:
– Archivo General de la Nación. Historia, vol. 73, Indiferente Virreinal, caja: 5800, exp. 57, Alcabalas, vol. 264, exp. 1.
– Humboldt, Alejandro de, Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España.
-Martínez de Lejarza, Juan José. Análisis estadístico de la Provincia de Michoacán en 1822.
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