HOUSTON, TEXAS.- El cometa 3I/ATLAS encendió un debate científico y político tras mostrar comportamientos que no encajan con los modelos tradicionales. Investigadores de distintas disciplinas piden a la NASA liberar datos completos y sin procesar antes de que el objeto desaparezca de la vista. La exigencia surge luego de que observaciones recientes revelaran anomalías en su trayectoria y estructura, lo que impulsó llamados a favor de la ciencia abierta y verificable.
El objeto, confirmado como el tercer visitante interestelar detectado, pasó relativamente cerca de la Tierra y permitió campañas de observación intensivas. Sin embargo, la comunidad científica sostiene que la información publicada hasta ahora resulta insuficiente para un análisis independiente y riguroso. Por ello, la presión crece conforme se reduce la ventana de observación.
La red de telescopios ATLAS detectó al cometa el 1 de julio de 2025 desde Chile. Desde entonces, los astrónomos registraron desviaciones respecto a su ruta prevista. En particular, el objeto mostró una aceleración que no se explica solo por la gravedad. Normalmente, los cometas expulsan gas y polvo al calentarse, lo que altera su movimiento. En este caso, los cálculos no cuadran con las señales visibles.
El astrofísico Avi Loeb detalló una aceleración radial notable que implicaría una pérdida de masa considerable durante el perihelio. No obstante, los telescopios no detectaron una nube proporcional de material expulsado. Esta discrepancia abrió interrogantes sobre el mecanismo real que impulsa el cambio de trayectoria.
Tras el fin de un cierre gubernamental, la agencia difundió algunas imágenes del objeto. Aun así, científicos señalaron que los archivos llegaron con fuerte procesamiento, resolución limitada y ausencia de datos crudos. Según los críticos, ese enfoque impide reproducir análisis y validar hipótesis.
Una imagen captada por la cámara HiRISE del Mars Reconnaissance Orbiter durante un paso cercano a Marte generó especial debate. Los expertos cuestionaron su utilidad científica por artefactos y vibraciones. En consecuencia, solicitaron acceso a los registros originales y a observaciones de la Parker Solar Probe.
El debate salió del ámbito académico y llegó a la política. La congresista Anna Paulina Luna envió una solicitud formal al administrador interino de la NASA, Sean Duffy, para exigir la publicación de datos específicos. En su carta, argumentó que la información resulta clave para entender cómo interactúan los objetos interestelares con el sistema solar.
Además, una petición ciudadana en Change.org reunió firmas para exigir que la agencia cumpla su política de datos abiertos a través del Planetary Data System. Los firmantes subrayaron que las misiones se financian con recursos públicos y requieren máxima transparencia.
Las anomalías no se limitan a la órbita. Observaciones desde el Observatorio del Teide detectaron una “anti-cola” que parece apuntar hacia el Sol, con una extensión extraordinaria. Asimismo, los astrónomos observaron chorros que oscilan con regularidad, lo que sugiere una rotación definida del núcleo. Estos rasgos suman complejidad a la interpretación y refuerzan la necesidad de datos completos.
El objeto ya se aleja del sistema solar a gran velocidad. Su brillo disminuye y limita nuevas mediciones. Antes de perderlo de vista, los científicos piden acceso inmediato a los registros para analizarlo con profundidad. De ese modo, buscan resolver si las anomalías responden a procesos cometarios desconocidos o a efectos aún no modelados.
AM.MX/fm
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