Adrián García Aguirre / Cuatro Ciénegas, Coahuila
- Invaluable oasis con millones de años en el desierto de Coahuila.
- Científicos alertan sobre la desecación de esa reserva de la biósfera.
- Se considera la región gipsófila más importante de América del Norte.
- Ecosistemas y modelos que permiten entender la evolución de la Tierra.
Rodeado por la imponente sierra coahuilense, en medio de un valle se encuentra este Pueblo Mágico de calles blanqueadas por el sol, cuyo primer atractivo son las casas de puertas antiguas que esconden patios sombreados, lugareños portando sombreros norteños, automóviles antiguos y bien conservados, y uno que otro personaje que parece extraído de otra época.
Contemplada desde la capilla de San José, con la resolana norteña cobrando intensidad a cada instante, la biodiversidad que se extiende sobre el sustrato de yeso del Área de Protección de la Flora y Fauna Cuatro Ciénegas es única, y hace que ese fenómeno la convierta en lo que los geólogos y ambientalistas consideran la región gipsófila más importante de Norteamérica.
Gladys Aguirre Balza, responsable del cuidado del Cañón de Fernández, en Durango -otra reserva ecológica ubicada en los límites con el estado de Coahuila-, explica que la vegetación de Cuatro Ciénegas presenta un pastizal alcalino en el piso seco de la cuenca, hábitats acuáticos y semiacuáticos.
En ese punto hay lirio acuático, especie nativa; dunas de yeso que albergan seis especies endémicas, una zona de transición y matorral desértico de las bajadas, este último con gran diversidad de cactáceas, algunas de protegidas, e incluso cuatro especies endémicas.
“En las lomas hay chaparrales, mezquites, y en las partes altas bosques de encino y mixtos de pino y encino situados en las reservas biológicas, ecosistemas pequeños con abundante flora y fauna única”. refiere la especialista, quien considera que el valle de Cuatro Ciénegas es uno de los lugares con mayor concentración de especies endémicas del desierto coahuilense.
Éste fue decretado área natural por el gobierno federal, y en sus pozas es posible realizar diferentes actividades, como buceo y fotografía subacuática, mientras en otras áreas se practica ciclismo de montaña, fotografía de paisaje y de vida silvestre; campismo y rappel, además de tener la posibilidad de investigar otras formas de vida.
Gladys Aguirre y otras personas comprometidas con el medio ambiente trabajan por la protección de este ecosistema prioritario; es decir, organizaciones responsables de preservar las llamadas Pozas Azules, donde llevan a cabo diversos proyectos.
Tales planes académicos incluyen la protección de especies nativas, estromatolitos, erradicación de flora y fauna invasora, así como iniciativas de desarrollo comunitario y agricultura de uso eficiente de agua, combinada con técnicas orgánicas.
Las pozas de Cuatro Ciénegas –destaca Gladys Aguirre- son especiales por mantener una cadena alimenticia análoga a la de hace 550 millones de años, porque sus microorganismos tienen afinidades con especies marinas que posiblemente sean descendientes directas de los antiguos mares someros de la zona.
Además –añade- se adaptan para vivir en condiciones extremas, como la carencia casi total de fósforo en sus aguas y la alta incidencia de radiación solar: “Por eso, la Agencia Nacional de Administración del Espacio (NASA) de Estados Unidos considera que los ecosistemas de Cuatro Ciénegas son modelos que permiten entender la evolución de la Tierra primitiva y diseñar estudios en torno a la posibilidad de vida en otros planetas, como Marte”.
Dada esa riqueza, Cuatro Ciénegas equivale en tierra a lo que son las islas Galápagos en el Océano Pacífico, pertenecientes a Ecuador, según revela el investigador Luis E. Eguiarte, pues ambos lugares son un laboratorio sobre la evolución de las especies.
Sin embargo, en 1999 esa extraordinaria y prodigiosa región empezó a correr serios riesgos debido a la extracción de agua de una zona aledaña a Cuatro Ciénegas, Valle del Hundido y del área vecina de Ocampo-Calaveras, para sembrar alfalfa destinada al ganado, eliminándose su vegetación original para cultivar forraje y nivelar terrenos por parte de desarrolladores de pretendidas zonas residenciales.
“Es una cuenca inter montañosa árida, rica en yeso, con numerosos manantiales, cuya agua puede ser cálida o fría y formar pequeños charcos o lagunas grandes y profundas, aisladas o conectadas”, señala Eguiarte.
Por la complejidad espacial y evolutiva de los organismos que ahí subsisten, Cuatro Ciénegas es considerado un humedal prioritario para su conservación, lo cual llevó a que en 1994 se decretara el Área de Protección de Flora y Fauna, con una extensión de 84.347 hectáreas.
Existen ahí especímenes que durante cientos de miles de años se creyeron extintos, hasta que algunos científicos estadounidenses empezaron a redescubrirlos en años recientes, haciendo a partir de entonces verdaderas expediciones al Valle de Cuatro Ciénegas con meses de duración.
Durante temporadas, dicen los pobladores del lugar, los expertos permanecían sumergidos en las Pozas Azules, observando y anotando detalles y costumbres del ir y venir de especies que hoy solamente existen en este antiquísimo y fabuloso valle de Coahuila..
The post Cuatro Ciénegas, prodigio ecológico en peligro de desaparición appeared first on Almomento.Mx.