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viernes, marzo 29, 2024

Frida Kahlo, gran mujer del siglo XX

Adrián García Aguirre / Cdmx

*Nació el 6 de julio de 1907 en la Ciudad de México.
*Su vida estuvo marcada por un accidente que le dejó secuelas.
*Así expresó su amor inmenso por la vida y por el arte.
*Las tradiciones, la política y su relación tormentosa con Diego Rivera
*Política y amores forman parte de sus leyendas y mitos.

Con una imagen hecha por sí misma, Frida Kahlo, de madre mexicana y ascendencia paterna europea, se convirtió en símbolo nacional e internacional asociado al feminismo, a la autosuperación y al genio artístico.
Algo que la marcó para siempre y que la llevó a tener una existencia compleja, fueron dos razones: un gravísimo accidente y una enfermedad de juventud que dejaron una huella indeleble en su vigoroso, sensible y apasionado carácter.
Mujer de figura característica, mirada peculiar y ceñuda, con un nombre que evoca imágenes del surrealismo mexicano –aunque ella siempre lo negara–, nació en el barrio capitalino de Coyoacán el 6 de julio de 1907 en una familia de artistas, y cuyo padre Guillermo Kahlo, de origen austro húngaro, fue un fotógrafo famosamente reconocido.
Nadie entonces podía imaginar que Frida acabaría, aunque tardíamente, convirtiéndose en una de las pintoras más famosas de la historia y un referente social y cultural de México y fuera de sus fronteras.
No mostró interés alguno por el mundo del arte en su adolescencia, más interesada en practicar deportes que le devolvieran la salud tras la poliomielitis que sufrió de pequeña, enfermedad que la obligó a permanecer nueve meses en cama y le dejó una secuela permanente: la pierna derecha mucho más delgada que la izquierda.
Para empeorar las cosas, el 17 de septiembre de 1925 Frida sufrió un gravísimo accidente: el autobús en el que viajaba por el centro de la ciudad fue arrollado por un tranvía, quedando aplastado contra un muro y completamente destruido.
Las consecuencias fueron sumamente serias para ella: su columna vertebral quedó fracturada en tres partes, sufrió además roturas en dos costillas, en la clavícula y tres en el hueso pélvico, su pierna derecha se fracturó en once partes, su pie derecho se dislocó, su hombro izquierdo se descoyuntó y un pasamanos la atravesó por la cadera izquierda hasta salir por el abdomen.
Esta desgracia la marcaría de por vida y sería algo que, posteriormente, reflejaría en sus cuadros; pero, aún así, Frida pudo caminar a tres meses del percance, aunque sufrió treinta y dos operaciones, sin que eso le impidiera pintar.
Un caballete especial le facilitaba hacerlo en la cama y con un espejo colocado en la parte superior para verse a sí misma, de modo que los primeros cuadros que pintó fueron autorretratos, ya que, según decía, “me retrato porque paso mucho tiempo sola y porque soy el motivo que mejor conozco”.
El 17 de septiembre de 1925, Frida Kahlo sufrió un brutal accidente de autobús a consecuencia del cual estuvo sin caminar tres meses y sufrió treinta y dos operaciones
Influida por las ideas del nacionalismo revolucionario de su país, Frida vestía con largas faldas mexicanas, moños trenzados con cintas de colores, y collares y pendientes de estilo precolombino.
Así la encontramos en Autorretrato de Tehuana, de 1943, donde se representa como mexicana “auténtica” y acentúa sus rasgos mestizos -tenía sangre española, india y austriaca), o en el Autorretrato con monos, del mismo año, en el que su figura aparece recortada sobre plantas selváticas y rodeada de animales.
En 1927, su pintura se volvió más compleja y Frida reflejó en ella el choque entre sus ansias de felicidad y la constante amenaza de su propia destrucción, a la vez que plasmaba la dicotomía entre sus sueños (de amor, de hijos) y la realidad (dolor e impotencia). Por entonces, Frida empezó a frecuentar ambientes políticos, artísticos e intelectuales.
A través de Germán de Campo, poeta y dirigente estudiantil admirado por ella, conoció al comunista cubano Julio Antonio Mella que vivía exiliado en México con su pareja de origen italiano, la fotógrafa Tina Modotti.
Frida y Tina se hicieron amigas y esta última empezó a llevar a Frida a reuniones políticas del Partido Comunista de México (PCM) en el que su futuro marido, el pintor Diego Rivera, militaba desde 1922.
Tras empezar a frecuentar las reuniones de la organización política, Frida conoció a Diego Rivera, su futuro marido. Instalados en la llamada “Casa Azul “de Coyoacán, esta tormentosa e intensa relación pasó por un sinfín de crisis de pareja provocadas por infidelidades y divorcios, aunque también con un gran protagonismo del arte y el amor.
Frida visitó a Diego en su taller mientras trabajaba en una serie de murales para el edificio de la Secretaría de Educación Pública. Ella quería mostrarle sus propios trabajos y Rivera quedó realmente impresionado con sus cuadros, animándola y la animó a seguir pintando.
La artista contrajo matrimonio con Diego Rivera el 21 de agosto de 1929. Frida y Diego empezaron a celebrar grandes fiestas en su casa de Coyoacán, donde alojaron a personajes famosos que huían de los conflictos políticos de sus países.
André Bretón o León Trotsky asistieron a estos eventos, y Frida aprovechó para entablar algo más que una amistad con el político y revolucionario ruso, con una relación entre Frida Kahlo y Diego que se convirtió en sufrida y tormentosa para la célebre pareja.
En ella hubo amor, aventuras con otras personas, un vínculo creativo, odio, un divorcio en 1939 y un segundo matrimonio un año después, y aunque Frida Kahlo al parecer era polígama y bisexual, las infidelidades de su promiscuo marido hicieron de las peleas entre ellos algo cotidiano.
Las desgracias para Frida estaban lejos de terminar, pues en 1930 tuvo un primer aborto a causa a las lesiones en la pelvis, sufridas en el accidente de autobús en 1925, y siete años después cayó en una depresión profunda de la que ya no se pudo librar tras sufrir un segundo aborto.
Este dolor y tristeza constantes los plasmó en una de sus obras: Hospital Henry Ford. También tuvo que enfrentarse al lío amoroso que su marido tuvo con su propia hermana, Cristina.
En 1953 sufrió un golpe del que ya no se recuperaría: tuvieron que amputarle la pierna por debajo de la rodilla debido a una gangrena, sumiéndose en otra depresión que la llevó a intentar el suicidio en un par de ocasiones, utilizando para ello los opiáceos que le habían prescrito.
Durante ese tiempo, Frida escribía poemas en sus diarios, la mayoría relacionados con el dolor y el sufrimiento, y el 19 de abril de 1954 ingresó en el Hospital Inglés tras otro intento de suicidio y, aunque escribió en su diario que no volvería a recaer, el 6 de mayo tuvo que ser hospitalizada de nuevo por el mismo motivo.
Poco antes de su muerte, Frida afirmó: “Cuando muera quemen mi cuerpo. No quiero ser enterrada. He pasado mucho tiempo acostada ¡Simplemente quémenlo!”. La lluvia despidió el 13 de julio de 1954 a Frida Kahlo, que para su entierro había sido vestida con traje típico mexicano y la mano derecha colocada sobre su pecho y con la bandera comunista sobre su ataúd.
Su cuerpo fue introducido lentamente en el horno crematorio y sus cenizas fueron conservadas en la “Casa Azul” de Coyoacán, que también la vio nacer en 1907, en donde se exhibe su último cuadro, un óleo que muestra rebanadas de sandía en tonos vivos, uno de cuyos trozos y junto a su firma, se puede leer: “Viva la vida. Coyoacán, 1954, México”.
“Cuando muera quemen mi cuerpo. No quiero ser enterrada. He pasado mucho tiempo acostada ¡Simplemente quémenlo!”, manifestó Frida poco antes de su muerte
Al igual que Salvador Dalí, creó su propio personaje con su forma de vestir y arreglarse, con vestimentas y abalorios indígenas, con su negativa a depilarse cejas y bigote y su pasión por la cerveza.
De ese y otros modos, Frida alcanzó la categoría de mito gracias a las fotografías que, entre 1937 y 1946. le hizo Nikolas Murayentre, fotógrafo estadounidense de origen húngaro, uno de los primeros artistas en introducir el color en Estados Unidos.
En suma, la pasión de Frida Kahlo por la vida y sus ansias de libertad, minadas por sus graves problemas físicos, se resumen en sus últimas palabras: “Pies pa´ que los quiero, si tengo alas pa’ volar”.

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