CIUDAD DEL VATICANO.— Mientras los cardenales y obispos daban el último adiós al papa Francisco, una religiosa se saltó el protocolo y se colocó en uno de los lados para detenerse en oración durante varios minutos sin que nadie hiciera nada: era sor Geneviève Jeanningros, amiga del pontífice.
⇒ Sor Geneviève Jeanningros, de 82 años, con una mochila sobre sus hombros, se acercó discretamente a la zona donde se había colocado el féretro del papa Francisco, fallecido este lunes a los 88 años, para rezar y llorar en silencio.
A pesar de que no formaba parte del rígido protocolo que obligaba a los cardenales, obispos y personal del Vaticano a ser los primeros en dar el adiós al pontífice, nadie se atrevió a decirle a la religiosa que ese no era su lugar y allí permaneció durante varios minutos. Su imagen, secándose las lágrimas con un pañuelo, conmovió al mundo.
Genevieve Jeanningros, la monja amiga del Papa, llora ante su féretro https://t.co/A1AJ2oFYKi pic.twitter.com/rviK1UGY40
— Europa Press TV (@europapress_tv) April 23, 2025
La monja, de la orden de las Hermanitas de Jesús, es sobrina de otra religiosa francesa, Léonie Duquet, secuestrada y asesinada en la Argentina durante la última dictadura. Así, Sor Geneviève fue una de las primeras personas en rendir homenaje al Papa, cuyo cuerpo está expuesto desde este miércoles en la basílica de San Pedro.
La religiosa superó el cordón tendido en torno al ataúd del Pontífice para impedir el paso y, si bien al principio algunos diáconos intentan alejarla diciéndole que no puede estar ahí, que debe esperar, algunos gendarmes la reconocen y la asisten. La llevan hasta el féretro y le permiten quedarse ahí para llorar a su amigo.
Sor Geneviève Jeanningros, –“la niña terrible”, como le decía Francisco, por su mirada vivaz y sus ojos azules, como los de un niño– veía al Papa todos los miércoles por la mañana, los días de la audiencia general. Llevaba a las audiencias a grupos de homosexuales y transexuales, incluso varios de ellos se reunieron con su santidad.
UNA DESPEDIDA QUE ROMPIÓ EL PROTOCOLO
En medio del último adiós al #PapaFrancisco, una escena se volvió símbolo de amor, lucha e historia. Sor Geneviève Jeanningros, de 81 años, rompió el protocolo vaticano y se acercó al féretro del pontífice para orar en silencio y con… pic.twitter.com/eglYMCnzn8
— Diario La Capital (@lacapital) April 23, 2025
Esta religiosa vive en una caravana junto a otra monja, en un parque de atracciones de Ostia, cerca de Roma, y desde hace 56 años ayuda a pobres, prostitutas y transexuales que trabajan en la calle, predica entre la gente del circo. Hasta ese parque fue Francisco dos veces para visitarla, en 2015 y en 2024.
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