Luis Alberto García / Pátzcuaro, Mich.
*Reunía en su casa a insurgentes notables.
*Incorporación al movimiento al morir esposo e hijo.
*Permaneció tres años en los campos de batalla.
*Combatió con las tropas de Eusebio Gaona.
De acuerdo con la información recogida por Claudia Espino Becerril en su ensayo «Mujeres en la Independencia de México», debido a esto, varios simpatizantes de la lucha independentista se reunían en la casa de Gertrudis Bocanegra por las noches, en las que Pátzcuaro se oscurecía y sus habitantes se recogían en sus hogares.
Los insurrectos -todos personajes ilustres e importantes en un conjunto selecto en su mayoría criollos-, intercambiaban impresiones al hablar sobre las noticias que llegaban desde otras partes del territorio hasta Michoacán, e ideaban la manera de enviar dinero, recursos o víveres a otros grupos.
Estas reuniones se daban con discreción, aparentando simples reuniones o tardes de juego, y en ellas, Gertrudis se ponía atenta a las resoluciones a las que se llegaran, elaboraba unos cigarrillos especiales por medio de los cuales comunicaba lo que estaba pasando en la región de Pátzcuaro y Tacámbaro.
Sin embargo, el papel de Gertrudis Bocanegra en la lucha de Independencia dio un giro cuando su hijo y su esposo perdieran la vida: el primero en el campo de batalla y el segundo en el Hospital Beaterio de las Carmelitas.
Esto llevó a la mujer a mandar a sus otras tres hijas lejos, a Valladolid, para mantenerlas a salvo; mientras tanto, ella se quedó; pero ya no en casa: salió al campo de batalla con el frente liderado por coronel Eusebio Gaona, quien, según Claudia Espino, era su hijo político.
“La lealtad llevó a Gertrudis Bocanegra a su fusilamiento”, asegura la maestra Espino Becerril, y señala también que Gertrudis Bocanegra estuvo tres años en el campo de batalla haciendo de todo: cuidando heridos, reclutando militantes y buscando recursos para poder continuar.
Después de este tiempo regresó a su casa en Pátzcuaro, desde donde el coronel Gaona le pidió que organizara a las fuerzas insurgentes, reclutara más adeptos y facilitara la entrada de las tropas a la región michoacana.
Fue de esta forma que Gertrudis conoció a un ex sargento realista, con quien intentaba convencer a otros realistas de que cambiaran de bando y se unieran a la lucha por la Independencia. No obstante, ese hombre que fue su aliado por algún tiempo la traicionó, supuestamente, luego de que Bocanegra lo acusara de forma indirecta por el robo de un tenedor.
Así, en 1817, Gertrudis Bocanegra fue encarcelada y, a pesar de las amenazas contra sus hijas y de la advertencia sobre la pena de muerte, no traicionó a sus compañeros cuando las autoridades intentaron desarmar su organización.
Por supuestomy por razones lógicamente obvias la llevó frente al paredón de fusilamiento en el sitio que antes se consideró la Plaza Mayor de Pátzcuaro, donde murió a hora temprana el 11 de octubre de 1817.
Según el periodista Victoriano Agüeros, mientras caminaba para afrontar su muerte, Gertrudis Bocanegra se detenía a incitar a la gente a no abandonar la pelea por un país autónomo. Finalmente, se quitó una peineta de oro y pidió a un sacerdote que se la entregaran a su hija mayor. Intentó quitarse la venda de los ojos antes de morir, pero no pudo hacerlo.
A María Gertrudis Teodora Bocanegra Lazo de la Vega y Mendoza le vendaron los ojos antes de fusilarla, de modo que no vio a quienes le quitaron la vida; sin embargo, desde la historia patria muchos conocieron su existencia heroica y su papel en la Guerra de Independencia.
Y muchos recordamos ahora su nombre para no dejar que se pierda en el olvido y la desmemoria, factores que ocasionalmente también actúan en contra de las páginas de la verdadera historia nacional.
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