FRANCISCO RODRÍGUEZ
Está resultando un negocio muy lucrativo ese de victimizarse en medio de la tragedia causada por un puñado de delincuentes políticos que ahora aparecen como insultados por la sociedad que los rechaza. Al mismo tiempo que la pandemia causa estragos inimaginables entre la población mayoritaria indefensa, las epizootias aparecen queriendo más dividendos.
La oposición de todos calados es agasajada cotidianamente por burdos procedimientos que rayan en delitos de lesa humanidad. El zar anticoronavirus Hugo López-Gatell es el centro de reclamaciones internacionales ante tribunales y cortes de derechos humanos que pueden alcanzar los objetivos perseguidos por un país amenazado por la ignorancia, la impericia y el descontrol.
La pandemia coronó el esfuerzo de la destrucción
La política económica del régimen –de alguna manera se le tiene que llamar a este desmadre– nos lleva hacia el fracaso. No hay peor insulto al gobiernito que ése del boletín oficial del pleno del Banco de México que destaca el estallido sexenal. Complementado por las apreciaciones de Citibanamex, coinciden en que el producto interno bruto del país sólo volverá al nivel de diciembre del 2018, hasta el año 2025.
Lo anterior significa ni más ni menos, que este es un sexenio perdido. Que en lo que resta de esto, la administración actual ascenderá a -0.22% por año, explican los grupos financieros. Nadie tiene que ir a buscar otro insulto. Este es el peor que se puede recibir. La pandemia coronó el esfuerzo de la destrucción.
Pasmo ante los reclamos. El gobierno teme a la sociedad
El Presidente no admite que haya crítica honesta a su gestión. Estás con o contra él. Está convencido de que no se equivoca, que la Cuarta Transformación es correcta y que quien se atraviese es un corrupto que añora el pasado. Se autorretrata como el presidente más atacado en los últimos cien años.
Le resulta intolerable que se le señalen errores, que son muchos, y en todos los frentes: económico, sanitario, de seguridad, de empleo. Las estadísticas, incluso las oficiales, dan cuenta de una realidad incontrovertible, la cual sólo sus fanáticos seguidores niegan.
Instalado en el inédito pasmo, aterido por los reclamos morales y jurídicos que lo ubican bajo sospecha, atascado ante la falta de equipamiento táctico y logístico de respuesta inmediata, desfondado estructuralmente en sus mecanismos de investigación judicial, el gobierno se receta el miedo frío, antes que asumir sus responsabilidades.
El kaibil Epigmenio Ibarra, como el Súper Agente 86
También sus asesores estrella se victimizan. Escogiendo el mismo día en que salen miles de ciudadanos a manifestar su inconformidad en las principales arterias del país pidiendo su defección, el guatemalteco Epigmenio Ibarra publica en redes su grito de guerra:
“Me han peinado francotiradores, me han disparado ráfagas directas, he estado a punto de que me fusilen, he caído en emboscadas, he estado a punto de volar hecho pedazos, me he volcado tres veces, me salí del parabrisas a 160 kms por hora, ¿de verdad creen que con insultos me intimidan?”
Por lo que se ve, el sagaz camarógrafo no sólo ha venido por devoluciones fiscales para sus empresas mediáticas, no sólo ha venido para manejar las escenografías truculentas y las ocurrencias chavistas del mandatario… ahora viene por todo, es un experto en manejar imágenes de chivos expiatorios.
Todo un bodrio de la recontrainteligencia del Súper Agente 86. Pero no se crea, de sangre le viene al galgo. También juega en nuestro país a la guerrilla bolivariana de Maduro. Como todos sabemos, el lema del ejército kaibil: “Si avanzo, sígueme. Si me detengo… aprémiame. Si retrocedo… mátame” lo tiene muy adentro.
¿Kaibiles en las fuerzas de resguardo de Palacio Nacional?
Los kaibiles guatemaltecos han sido apodados en todo el mundo conocido como “Terribles máquinas de matar”. Incluso, en septiembre de 2005 fueron capturados cuatro de ellos que estaban al servicio del Cartel de Sinaloa. Los exmilitares guatemaltecos confesaron estar al servicio de los carteles mexicanos de las drogas.
Algunos de Los Zetas, en Tamaulipas, se identificaron como miembros de esa organización criminal. La Procuraduría General de la República de entonces consideraba que un grupo aproximado de 30 ex kaibiles entrenaba a los nuevos asesinos a sueldo. De 1987 a la fecha 39 militares mexicanos se han adiestrado allá: 29 del ejército y 10 de la Armada. No es gratuito preocuparse.
Como parte de su preparación los enseñan a cuidar cachorros a los que terminarán matándolos para comérselos, son entrenados para arrancarle la cabeza de un mordisco a una gallina y se especula que comen carne humana. Varios reporteros de la fuente han especulado que existen kaibiles hasta en las fuerzas de resguardo de Palacio Nacional.
¡Y todavía AMLO se victimiza!, cuando se ha comprobado el nivel de influencia que tiene Epigmenio Ibarra en los más altos mandos del Ejército! Igual que su mecenas, que se siente incomprendido por la opinión pública de este país.
Pinza sobre México: el guatemalteco Ibarra y el gringo Ackerman
No necesitamos matoncitos ni comandantes, basta con los que ya tenemos en toda la Administración. Basta de jugar a la recontrainteligencia y a la guerrilla bolivariana. Demasiado daño han hecho a la economía y a la sociedad mexicana, la que ahora les exige en caravanas que desocupen el inmueble y el territorio.
La pinza sobre México la han formado el guatemalteco Ibarra y el gabacho Ackerman, con perfiles de reventadores e infiltrados. Se victimizan ambos, mientras amasan fortunas inexplicables. Devoluciones de impuestos injustificables, atribuciones que por sus calidades migratorias no les corresponden, influencias nefastas en el cerebro del “caudillo” ñoño.
Monitorean y encilindran a quien está destruyendo al país
Así estamos, entre epidemias y epizootias de toda índole.
Y en el centro la hipocresía de los que se victimizan siendo los culpables.
Los que gritan “¡al ladrón, al ladrón!”, para distraer a los ciudadanos pacíficos.
Los que colman cotidianamente nuestra paciencia.
Los que están monitoreando y encilindrando a quien destruye el país.
La traición a la patria tiene grados y niveles.
Peor si los traidores no han nacido aquí.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: A través de las redes sociales se han comunicado publicaciones sobre política mexicana que quizás no provienen de personas con nacionalidad mexicana. Personas como la politóloga también guatemalteca, Gloria Álvarez, ¿qué tanto puede entrometerse en asuntos de política interna? Para la población extranjera es bastante común hablar de política mexicana como para la ciudadanía en México hablar de política estadounidense. No obstante, para muchas personas, el que una extranjera hable de política interna como lo ha hecho la actriz venezolana Carmen Martílez, se ha considerado una falta grave como para ejecutar una petición y deportarla del país.
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