WASHINGTON, D.C.- El último análisis de riesgos del Servicio de Inteligencia de Defensa de Dinamarca (DDIS) marca un punto de inflexión: por primera vez, un servicio europeo clasifica a Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, como posible problema de seguridad. No desplaza a Rusia o China como amenazas principales, pero introduce una categoría incómoda: aliado imprevisible.
Aunque el documento sea nacional, Dinamarca forma parte de la OTAN y de la UE, y su evaluación alimenta el debate estratégico europeo. Según CNN, la lectura danesa del “riesgo Trump” se interpreta en Bruselas y en otras capitales como un ensayo general de cómo gestionar a un socio que ya no se percibe como automáticamente fiable.
Así, Estados Unidos pasa de socio estructural a potencial fuente de presiones económicas, diplomáticas, e incluso, de inteligencia. El informe no presenta a Washington como enemigo, pero sí advierte de decisiones unilaterales que podrían dañar intereses daneses y europeos si divergen de la línea de Trump.
La reevaluación danesa no se entiende sin Groenlandia, territorio autónomo del reino. El renovado interés de Trump por controlar la isla, con su posición estratégica en el Ártico y sus recursos, ha reabierto un conflicto latente. Informaciones de la prensa estadounidense describen planes de reforzar despliegues y presencia económica en la región, a menudo sin coordinar con Copenhague.
Diversas filtraciones y reportajes apuntan a que la comunidad de inteligencia estadounidense ha intensificado la obtención de información en Groenlandia y Dinamarca. BBC y otros medios han descrito órdenes internas para aumentar la vigilancia sobre el territorio ártico. Para DDIS, ese tipo de actividad, cuando se dirige a un aliado, deja de ser rutina y entra en el terreno de la desconfianza.
Newsweek y medios nórdicos han informado de presuntas operaciones de influencia vinculadas a personas cercanas a Trump, destinadas a reforzar el discurso secesionista en Groenlandia. Aunque los detalles no son públicos, el informe danés menciona el riesgo de injerencias políticas en territorios aliados, un escenario que hasta hace poco se asociaba sobre todo a Rusia.
Preguntada por las revelaciones sobre espionaje y operaciones en Groenlandia, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, ha insistido en que es inaceptable que un país amigo utilice herramientas de inteligencia contra un socio de la OTAN. Sus declaraciones, recogidas por agencias internacionales, transmiten un mensaje doble: defensa de la soberanía y advertencia directa a Washington.
Un sondeo citado por el diario danés Berlingske muestra que, en 2025, alrededor del 40% de los daneses considera a Estados Unidos una amenaza significativa o directa para el país. Este viraje se atribuye al cambio de las políticas de Trump y a la percepción de que Washington prioriza sus objetivos internos sobre la seguridad compartida.
Así, esta erosión de confianza se traduce en un intercambio de información más selectivo. Algunos responsables de la OTAN admiten que, ante la posibilidad de filtraciones o uso político de la inteligencia, ciertos aliados comparten menos datos sensibles con Washington, lo que debilita el entramado de seguridad colectiva.
El informe de DDIS mantiene a Rusia y China como principales desafíos: Moscú por la posibilidad de una guerra a gran escala en Europa, en los próximos cinco años, si percibe una OTAN dividida; Pekín por su expansión tecnológica y de influencia. Estados Unidos no entra en esa categoría, pero sí aparece como factor de inestabilidad si alimenta fracturas internas en la alianza.
La disputa por Groenlandia y el Ártico se inserta en una competición más amplia: rutas marítimas, recursos minerales, cables submarinos y bases militares. Dinamarca ha anunciado planes superiores a 1.500 millones de dólares para reforzar la defensa de la isla. En ese contexto, cualquier movimiento unilateral de Washington se lee como posible presión estratégica.
En paralelo a estas tensiones, la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Trump, analizada por The Washington Post y otros medios, presenta a Europa como rival ideológico y sugiere apoyo explícito a fuerzas políticas nacionalistas. Para servicios como DDIS, una potencia que combina presión militar, injerencia política y ruptura discursiva deja de ser solo socio y pasa a ser también variable de riesgo.
El informe danés alimenta un debate ya abierto en Bruselas: hasta qué punto la UE debe construir una autonomía estratégica que reduzca la dependencia de Washington. Algunos diplomáticos citados por CNN y Politico sostienen que considerar a Estados Unidos “riesgo potencial” no significa romper, pero sí asumir que la protección europea no puede descansar en un único pilar.
Desde la Casa Blanca y el Departamento de Estado estadounidense, las reacciones han buscado rebajar el tono, presentando la relación con Dinamarca como sólida y subrayando la cooperación en la OTAN. Sin embargo, comentaristas estadounidenses reconocen que las decisiones sobre Groenlandia y el tono de Trump hacia Europa han dañado una confianza construida durante décadas.
Fuentes citadas por la prensa alemana apuntan a que otros servicios de inteligencia europeos comparten en privado preocupaciones similares sobre la imprevisibilidad de Washington bajo Trump, aunque ninguno ha ido tan lejos como DDIS en un documento público. El informe danés podría servir como primer paso hacia una evaluación colectiva más franca dentro de la UE y la OTAN.
La percepción de que Estados Unidos realiza espionaje y operaciones de influencia en territorio aliado reabre debates sobre acuerdos de intercambio de datos, inmunidad de personal estadounidense y supervisión parlamentaria. Juristas europeos subrayan que la cooperación en seguridad no puede basarse en la idea de que un socio actúa siempre de buena fe.
Todo esto sucede mientras Europa sigue dependiendo del apoyo militar estadounidense para Ucrania. El informe de DDIS se publica en un momento en el que, según CNN y otros medios, en Washington crece la presión para condicionar la ayuda a Kiev a cambios políticos y concesiones territoriales, lo que añade más incertidumbre al cálculo de seguridad europeo.
El sondeo danés se suma a otras encuestas europeas que muestran un deterioro de la imagen de Estados Unidos bajo Trump. En varios países, una parte relevante de la población considera que Washington es hoy un actor tan imprevisible como algunas potencias rivales. Ese giro social condiciona a gobiernos y parlamentos a la hora de firmar acuerdos de defensa o inteligencia.
Los analistas que asesoran a DDIS contemplan varios escenarios: desde una nueva escalada de presiones sobre Groenlandia hasta un repliegue selectivo de Estados Unidos de algunas misiones de la OTAN. En todos ellos, el denominador común es la volatilidad política en Washington y su impacto directo en la seguridad del flanco norte europeo.
La principal conclusión del informe danés es incómoda pero clara: en la era Trump, Estados Unidos sigue siendo aliado, pero ya no es sinónimo automático de estabilidad. Para los servicios europeos, eso implica un cambio de paradigma: hay que seguir cooperando con Washington, pero también prepararse para el caso en que sus decisiones supongan, por sí mismas, un nuevo foco de inseguridad.
AM.MX/fm
The post Informe del Servicio de Inteligencia Europeo señala a los Estados Unidos de Trump como potencial problema de seguridad appeared first on Almomento | Noticias, información nacional e internacional.


