*Odio la verbosidad que puede ser confundida con la rectitud. Odio la mordacidad que puede ser confundida con la sinceridad: Confucio
Gregorio Ortega Molina
La realidad real es implacable, con ella no se juega, nunca acepta otros datos y tampoco transige cuando se miente con descaro. Lo cierto es que el 2019 no cerró bien económicamente, y es una falacia afirmar que estamos felices… felices… felices. El engaño es absoluto, porque nos consideran lelos. La venganza partidista y personal determina muchas de las políticas públicas, principalmente la lucha contra la corrupción, que por el momento se circunscribe a las carpetas de investigación abiertas, sin ninguna sentencia dictada a un pez gordo.
El 12 de diciembre último, día santo para los mexicanos, la periodista Claudia Guerrero subió una nota a medios digitales y se publicó, al día siguiente, en los impresos. Transcribo, porque no tiene desperdicio: “El presidente López Obrador aseguró que giró instrucciones para indagar y retirar del Gobierno a funcionarios vinculados a ex titular de SSP Genaro García Luna, detenido en EU acusado de nexos con el narcotráfico.
“Ahora con la detención de García Luna, lo mismo, ya giré instrucciones para que se haga una revisión en el actual Gobierno, quiénes participaron y estuvieron en el equipo de García Luna, quiénes después del Gobierno de Calderón pasaron de ese equipo al de Peña y llegaron hasta nosotros, si es que los hay, indicó.
“Pero si los hay y estuvieron actuando este tipo de funciones, para fuera, para fuera, nosotros llegamos aquí para cambiar las cosas y está escrito: no se va a tolerar la corrupción y la impunidad ni de mi familia“.
Me propuse dedicar el pasado diciembre al estudio, con el interés de comprender qué nos recetan como futuro. Regresé a mis viejas lecturas, anotaciones, subrayados. El lector sabrá discernir a dónde y con quien nos remiten. Es el tiempo de la reflexión de Confucio:
“No desees que las cosas se hagan rápidamente; no te fijes en las pequeñas ventajas. Desear que las cosas se hagan rápidamente impide que se hagan concienzudamente. Fijarse en las pequeñas ventajas impide que se realicen las grandes empresas”.
Con le mente puesta en el envío forzado de Evo Morales a Argentina, porque así se lo exigieron con la clara amenaza de intervenir más directamente en el combate al crimen organizado; puesta también en el arraigo ilegal a Rosario Robles, que no es santa de mi devoción, pero no le han podido probar delito, y en el amarre de navajas entre las clases sociales y entre mestizos, criollos e indígenas, como si nada hubiéramos superado. Otra vez Confucio:
“Odio una apariencia que no es la realidad. Odio la cizaña que puede ser confundida con el grano. Odio la verbosidad que puede ser confundida con la rectitud. Odio la mordacidad que puede ser confundida con la sinceridad… Odio a vuestros buenos hombres prudentes de las aldeas que pueden ser confundidos con los verdaderamente virtuosos”.
El engaño verbal, la seducción de la serpiente, el uso faccioso de la palabra ha funcionado durante 500 días, o más, si contamos a partir del triunfo electoral. Obvio, no estuvimos en el paraíso, pero ya destruyen lo que nos dejaron los presidentes de la Revolución.
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