*Cayeron los precios del petróleo, el peso se cotizó más allá de los 25 por dólar, y los barones de la droga mostraron músculo y poder al distribuir -con el agradecimiento de esa parte del pueblo bueno y sabio que las recibió y recibe- despensas, para sustituirse a un gobierno que, como Golum y la lechera, hacen cuentas antes de tiempo
Gregorio Ortega Molina
Alguno de los ingeniosos valedores de la 4T debiera recordarles a sus protervos líderes en qué momento a la lechera se lo volcó la cubeta y estallaron sus sueños. La realidad irrumpe cuando se cree tener la mesa dispuesta y ya nada más se espera la llegada de los comensales. Resulta entonces que la sopa se quemó.
Gastarse todo antes de tener los ingresos, es el error de siempre. De ahí el mal humor del tlatoani mayor, que fustiga un acuerdo entre particulares (BID-Confederaciones Patronales), porque constata que se puede evitar perder riqueza y construir nueva, sin su anuencia, al margen de sus proyectos, y sin necesidad de tomarlo en cuenta; o la manera en que destruye el medio ambiente y el futuro al desechar las fuentes renovables y limpias de energía. No se le va a acabar con los litigios internacionales.
Imaginen, lectores, una conversación entre la lechera del cuento y Golum, de El señor de los anillos; ella hace cuenta de la riqueza que todavía no tiene, y él observa, adora, acaricia un supuesto poder que para nada le sirve, porque los propietarios de los otros anillos hace mucho duermen el sueño de los justos.
¿Repartir los productos fiscales y además detener su crecimiento, reactiva una economía lastimada y en la cual las dádivas gubernamentales no sirven para saciar hambre, dar salud, vestido, educación? Quizá piensan de manera cristiana, y en ese proyecto de Sembrando Vida dar por cierto que, si el grano de trigo no muere, no produce. Esperan que los mexicanos de la tercera edad y los encasillados en la pobreza extrema, la palmemos para que haya más productos fiscales que distribuir.
¿Piensan que orino fuera del tiesto? Mejor, lectores, les propongo que nos atengamos a las estadísticas proporcionadas por el INEGI, en las que se nos afirma que: “El Indicador Mensual de la Actividad Industrial (IMAI) del país disminuyó (-)0.6% en términos reales en febrero de este año, respecto al del mes previo, con base en cifras desestacionalizadas.
“Por componentes, la Minería cayó (-)2%, la Construcción (-)0.9% y las Industrias manufactureras lo hicieron en (-)0.7%, mientras que la Generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final avanzó 1.9% durante el segundo mes de 2020 frente al mes anterior.
“En su comparación anual, la Producción Industrial retrocedió (-)3.5% en el mes de referencia. Por sectores de actividad económica, la Construcción se redujo (-)9.5% y las Industrias manufactureras (-)2.2%; en tanto que la Minería se incrementó 2.1% y la Generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final 1.5 por ciento”.
A finales de febrero faltaban tres semanas para el inicio de la cuarentena y todo lo que trae de consecuencias el Covid-19. Luego llegó la caída de los precios del petróleo, el peso se cotizó más allá de los 25 por dólar, y los barones de la droga mostraron músculo y poder al distribuir -con el agradecimiento de esa parte del pueblo bueno y sabio que las recibió y recibe- despensas, para sustituirse a un gobierno que, como Golum y la lechera, hacen cuentas antes de tiempo.
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