MÉRIDA.— La proliferación de granjas porcícolas en la Península de Yucatán está afectando la calidad del agua, la selva, está generando mal olor y contaminando los mantos acuíferos. De las 257 establecidas, solo 22 tienen Manifestación de Impacto Ambiental, las demás actúan en la ilegalidad.
Este martes, Greenpeace México presentó el informe “La carne que consume al planeta”, el cual revela que del total de granjas en la península, 43 están en Áreas Naturales Protegidas, una en un sitio Ramsar (categoría designada a los humedales de importancia internacional), 122 en regiones de atención prioritaria para la conservación de la biodiversidad, 20 en sitios de conservación.
Bajo el cobijo del gobierno federal la industria porcícola actúa ilegalmente, poniendo en riesgo ecosistemas y los derechos medioambientales en la región.
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— Greenpeace México (@greenpeacemx) May 12, 2020
A pesar de que hay casos de Covid-19 en algunas granjas porcícolas, éstas siguen produciendo. De 2006 a 2018, la producción porcina de la Península de Yucatán aumentó 36 por ciento, y solo en 2018 se sacrificaron más de un millón 875 mil animales (93 por ciento correspondió a Yucatán, 4 por ciento a Campeche y 3 por ciento a Quintana Roo).
“Hay aspersores en el corazón de la selva que vierten agua contaminada de las granjas al suelo (con heces, medicamentos…), y además de contaminarlo está secando la vegetación. Los residuos se infiltran al subsuelo y a los acuíferos”, afirmó Viridiana Lázaro, especialista en agricultura y crisis climática de Greenpeace México.
El informe igual expone de manera clara las implicaciones esta industria y los motivos por los que el excremento, sobre todo de los cerdos, es particularmente contaminante, amenazando el suelo de la zona y el agua de los cenotes. pic.twitter.com/dyOoGfTcPD
— Kalycho Escoffié (@kalycho) May 12, 2020
Agregó: “Para construir las granjas se han deforestado 10 mil 900 hectáreas de selva en la Península, donde viven el jaguar, el mono araña, el loro yucateco y sirve como sumidero de carbono al absorber gases de efecto invernadero para disminuir calentamiento global, y eso es lo que nos estamos acabando”.
A decir de Alberto Rodríguez Pisté, portavoz del consejo maya, durante años los campesinos, apicultores, pescadores y recolectores de sal habían vivido en armonía y respeto con la naturaleza, “porque de ella recibimos todos los beneficios”, pero la paz se alteró ante la instalación en el municipio de Kinchil, del megaproyecto porcícola «Granja de Kekén», que concentra el 12.1 por ciento de la producción de carne de cerdo nacional.
"de las 257 granjas porcícolas con registro en alguna base de datos oficial en la Península de Yucatán, 122(47%) están establecidas en regiones consideradas sitios de atención prioritaria para la conservación de la biodiversidad." #PorComerAnimales #LaCarneQueConsumeAlPlaneta🥩💀 https://t.co/cQ4bSoX6jf
— Movimiento Ambiental (@mov_ambiental) May 12, 2020
“Las autoridades están en complicidad con estas granjas. Hemos puesto demandas ante la Semarnat y Profepa y han hecho caso omiso; nos ponen trabas para que la demanda no fluya. Eso nos hace pensar que quienes nos representan como autoridades ambientales están a favor”, acusó Rodríguez.