LUGO, GALICIA, ESPAÑA.- En España hay registradas cerca de 6.000 fosas comunes, de las cuales 1.319 siguen sin ser exhumadas. Según las cifras oficiales, se calcula que se han recuperado más de 17.000 víctimas de la Guerra Civil y el franquismo y que quedan otras 12.000 a la espera.
Hace 25 años se inició de forma oficial un trabajo necesario para cerrar heridas. En octubre del año 2000 se abría una tumba anónima y colectiva con métodos científicos en Priaranza del Bierzo para localizar a trece represaliados del franquismo.
De acuerdo con El Progreso de Lugo, en Galicia hubo que esperar algo más. En verano de 2003 la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) abrió la primera fosa, fue en el monte ourensano de Soutadoiro, donde estaba enterrado Miguel Cardeñas Lozano, un maquis de Jaén.
En verano de 2005, hace 20 años, se hicieron las primeras excavaciones en Lugo casi de forma simultánea: una en Portomarín y otra en O Vicedo.
La fosa Cortapezas: un alcalde y la lucha de un hijo
Severino Rivas fue alcalde de Castro de Rei. Su hijo, Darío, que fue uno de los grandes impulsores de la querella argentina contra el franquismo, cruzó el Atlántico con solo nueve años y cuando tenía 17 se enteró por carta de que su padre había sido fusilado.
En uno de sus regresos a España descubrió por casualidad donde estaba enterrado e inició una lucha sin descanso por desenterrarlo a él y a toda la verdad. Un vecino de la zona recordaba que en una fosa próxima a la capilla de Cortapezas, en Portomarín, habían enterrado a un hombre alto que llevaba un buen abrigo.
El 19 de agosto de 2005 se hallaron los restos de Severino Rivas en esa fosa. El exalcalde fue asesinado en 1936 en la carretera entre Portomarín y Ventas de Narón tras ser acusado por “traidor a la patria”.
Ocupó durante escasos meses la alcaldía y había estado en dos ocasiones en la cárcel en Lugo. Su hijo siguió el trabajo de los arqueólogos con atenta mirada y finalmente pudo enterrar a su padre en el cementerio de Loentia, como había querido siempre. “Tu hijo mimado”, escribió en la lápida.
La fosa de Apenela: el fin de dos ‘escapados’
Un día después, el 21 de agosto de 2005, acabaron las labores de recuperación en otra fosa común en Apenela, en O Vicedo, en el mismo lugar donde algunos testigos situaban la tumba anónima de dos jóvenes que se convirtieron en ‘escapados’ para no tener que luchar en el campo de batalla. Eran Emilio Ríos Martínez y José Fernández Rolle, quienes se echaron al monte el mismo día que los nacionales llegaron a su casa reclutando combatientes.
Conocidos como O Cantador y O Caramelo fueron asesinados el 20 de agosto de 1937 a pocos metros de la cueva que les dio cobijo durante un tiempo. No tenían ideas políticas, solo miedo, y apenas 20 años. Sus familiares pudieron enterrarlos en el panteón del cementerio, como siempre habían querido.
66 víctima en 23 fosas
La ARMH intervino 40 fosas en Galicia buscando a 116 víctimas desde 2003 y se exhumaron un total de 66 víctimas en 23 fosas.
“Traballamos con fondos propios, cun equipo técnico e de voluntarios, sempre cunha investigación previa e por demanda dos familiares”, dice Carmen Rodeja, portavoz de la ARHM en Galicia, que hace hincapé en la necesidad de un plan de fosas promovido por el Gobierno que determine “que, cando e como”.
AM.MX/fm
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