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lunes, noviembre 25, 2024

Lenin en el centenario de su muerte

Rajak B. Kadjieff / Moscú, Rusia

*Murió en la capital rusa el 23 de enero de 1924.
*Repaso biográfico de la figura política que marcó el siglo XX.
*Sin Vladímir Uliánov la centuria anterior habría sido diferente.
*Habría surgido el fascismo, basado en el resentimiento.
*El anticomunismo nació por la violencia y la invasión de Polonia.
*”Parvus”, el intermediario de Alemania con Lenin.

La tarde y el sol de invierno se iban tras las colinas de Moscú ese 23 de enero de 1924, cuando en sus habitaciones del Kremlin fallecía de un infarto cerebral, a los 53 años, Vladímir Ilich Uliánov, Lenin, quien ya había dado lugar a la fundación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
En los prolegómenos de su muerte, aquejado por males que finalmente le arrebatarían la vida, Lenin decía representar a los obreros y campesinos humillados y ofendidos por un régimen autocrático creado en 1613, a quienes pretendía liberar de la explotación capitalista encarnada en el zarismo de la dinastía Románov.
En plenitud de sus facultades mentales y anímicas, en 1917, cuando encabezó la toma del poder al frente de la revolución bolchevique, ya había sido deportado a Siberia, recorrido Europa, vivido en París, Berlín, Zurich y en varias ciudades sin mayores estrecheces; sin embargo, no conocía Rusia suficiente ni cabalmente.
Uno de sus biógrafos, Dimitri Volkógonov, autor de El verdadero Lenin, afirma que “ni en Rusia ni en el extranjero, Lenin sufrió ninguna carencia, vivía del dinero que le mandaba su madre, viuda de un funcionario que tenía el título de consejero de Estado.
Ella recibía desde 1886 una pensión de cien rublos al mes y en 1889 había comprado una finca de unas 40 hectáreas que Lenin se negó a explotar, por lo que la arrendó a un kulak enriquecido perteneciente a la clase social adherida a la aristocracia que su hijo deseaba combatir.
La señora también recibió la herencia de un cuñado, y así fue como María Uliánova invirtió todo el dinero que tenía en bonos y depósitos bancarios: “Los ingresos de Lenin -según Volkógonov-, consistían en las rentas de su madre, y del sueldo que recibía del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia de los bolcheviques”.
Recibía donaciones de admiradores, alumnos y burgueses con mala conciencia; y el dinero que robaban algunos de sus compañeros militantes extremistas en asaltos, que consideraban expropiaciones.
Volkógonov se pregunta cómo alguien que vivía así, que alquilaba departamentos en París y se iba de vacaciones a las montañas de Suiza, podía representar a los obreros que veían a sus hijos morir de enfermedades en sus casas miserables, de hambre en las calles o a los campesinos que tiraban de sus arados.
El biógrafo escribió que Lenin no sólo usurpó la voz del proletariado, “sino que traicionó a su patria y la situó al borde del desmembramiento con tal de conservar su revolución, cinco años después de que estallara la Gran Guerra el 28 de junio de 1914.”
Cuando el imperio de Nicolás II declaró la guerra a Alemania, Lenin y su esposa, Nadezhda Krúpskaya, se hallaban en Austria, la policía lo encarceló por ser ruso, pero un camarada austriaco intercedió por ambos, asegurando que los detenidos odiaban el zarismo, para finalmente ser expulsados de ese país.
Los socialistas y los obreros marchaban voluntaria y gustosamente a la guerra, incluso los socialistas rusos exiliados en Francia, quienes se alistaban en el Ejército del zar para combatir al II Reich del kaiser Guillermo de Alemania.
Las circunstancias geopolíticas del momento hicieron que el nacionalismo provocado por la entrada de Rusia en la Gran Guerra rompiera la unidad de los revolucionarios y de la clase obrera internacional, de la cual Vladímir Ilich Uliánov era uno de sus más brillantes teóricos.
Luego de su expulsión de Austria, el matrimonio se instaló en Suiza, y allí habrían esperado de no ser por los alemanes, que han sido en el siglo XX los inductores de conflictos bélicos como fueron los franceses entre los siglos XVI y XIX.
En una conferencia en enero de 1917, con motivo del duodécimo aniversario de la revolución fracasada de febrero de 1905, Lenin afirmó que “los viejos” no asistirían a las batallas “de la revolución por llegar”.
Por medio de uno de esos amigos capitalistas, de los que abundaban en los círculos de conspiradores y espías llamado Alexander Helphand, alias “Parvus”, los alemanes se pusieron en contacto con Lenin en la primavera de 1916, mientras en Francia se desarrollaba la batalla de Verdún, una de las más sangrientas del enfrentamiento entre las potencias europeas.
El zar y los generales del Ejército ruso preparaban la Ofensiva Brusílov para ayudar a sus aliados, en una ofensiva en la que murieron o quedaron heridos casi medio millón de soldados compatriotas de Lenin, que cayeron en el frente oriental, en territorio de las actuales Polonia y Bielorrusia.
Sin embargo, desde el exterior, Lenin y sus prosélitos prosiguieron su incansable trabajo político durante unos meses más, con el objetivo común de que la cúpula bolchevique llegara en Rusia, en un episodio que, indudablemente, marcó el destino de la nación euroasiática y la historia mundial contemporánea.

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