Por: Teresa Gil
laislaquebrillaba@yahoo.com.mx
Si aquellos amantes del dramaturgo Bernard Slade se veían una vez al año durante décadas, ¿Por qué los sismos no pueden aparecer ante nosotros los 19 de septiembre cada vez que les da la gana? Lo singular fue que los que participaron en el simulacro en la CDMX, se quedaron muy tranquilos cuando volvió a sonar la alarma porque creyeron que era uno de esos desfases de los aparatos que suelen a veces suceder. De entrada las cosas parecían tranquilas pese a la magnitud que se centró en 7.7, pero poco a poco los eventos negativos fueron apareciendo incluso con personas muertas, afectaciones a edificios, alteración en los servicios y sobre todo el susto de la gente, cuando se descubrió, en la Ciudad de México, que no era una prolongación del simulacro, sino un verdadero sismo. Al rato se estaban dando decenas y decenas de réplicas. En algunos medios se estuvo señalando que no es septiembre el malévolo de los terremotos, ya que todos los días tiembla. Pero da la casualidad de que en este caso se producen el mismo día aunque con diferentes efectos que ya dan terror.
LOS ACONTECIMIENTOS NATURALES SE REFLEJAN EN LA CONDUCTA HUMANA
El año que viene a la misma hora, fue una exitosa comedia romántica de la Universal Pictures de 1978, que tuvo varias nominaciones al Óscar y nominaciones y premios del Globo de Oro. Se basó en una obra de teatro del dramaturgo canadiense Bernard Slade que también escribió el guión y fue uno de los nominados. En realidad como filme fue trivial aunque gustaba por esa reiteración de dos amantes felizmente casados, que se habían visto una vez al año durante 26 años. Llamaba la atención que aún con los prejuicios a cuestas, la ciudadanía gringa mostrara el gusto por esa vulneración, aunque fuera una vez al año, de lo que debe ser para ellos la fidelidad conyugal. Además, mostraba la apertura de amantes que hablaban con respeto y cariño de sus propios cónyuges y hasta se presionaban en algunos casos para el regreso por la preocupación que podría tener uno de aquellos. Como obra de teatro tuvo un gran éxito con la misma Ellen Burstyn que protagonizó la película acompañada por Alan Alda. El director fue Robert Mulligan y Neflix suele revivirla en fechas cercanas.
BERNARD SLADE EL DRAMATURGO CANADIENSE QUE ROMPIÓ LAS REGLAS
A menudo en la fama que absorbe a los artistas famosos en Hollywood, no se subraya la nacionalidad cercana de su vecino Canadá. De hecho muchos de los actores, escritores, guionistas y cantantes que dan relumbre al espectáculo estadounidense, son de Canadá.
Uno de los más famosos de los años 50 fue Glen Ford y tres décadas después se hizo famoso Michael J, Fox con sus tres filmes sobre el futuro. La lista de canadieses es grande, pero se olvida recalcar de donde vienen. Ahí están Jim Carrey, Ryan Gosling, Mike Myers, Keanu Reeves, Celine Dion, Pamela Anderson, Rick Moranis, Donald Sutherland, Christopher Plummers, John Ireland, entre muchos. En la enorme lista de escritores canadienses solo mencionaré a dos, Leonad Cohen el escritor, cantante y poeta y desde luego al más cercano a nosotros, Malcolm Lowry. Slade nació en Ontario, creció en Inglaterra y después regresó a Canadá donde inició una carrera de guionista y actor. Su famosa película Same Time Next (El año que viene a la misma hora) fue tomada de la obra del mismo nombre escrita por Slade, con el tema singular de la infidelidad que fue bien acogida por un público de doble moral. Para dejar satisfechos a los que todavía vivían en esa época de fines de los setentas con el final feliz, el filme plantea por la edad (y para no ofender), la muerte de los dos cónyuges, lo que abre la posibilidad de una vida juntos a los amantes. En la vida ese tipo de vinculaciones pueden darse y se rememoran en canciones sobre todo, pero que un sismo guste de visitarnos el mismo mes y ahora en fecha similar más cercana, puede ser coincidencia dijeron los expertos del Servicio Metereológico Nacional y se habla de sismos que ocurren periódicamente en diciembre, pero en fechas similares es difícil. Al escribir esto todavía no se daban los estropicios completos, pero al parecer pese a su fuerza, no tuvo la contundencia de los anteriores. Como en el filme de Mulligan, al menos los capitalinos ya aceptamos los sismos periódicamente y los esperamos. Se menciona que seguido tiembla en todas las alcaldías de la ciudad.
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