Teresa Gil
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Si aparecen descendientes con presuntos derechos, de Hidalgo, Morelos, Juárez y otros, y exigen como los de Zapata, abstenerse o fijar políticas especiales, el pueblo mexicano quedaría huérfano. Lo que dio para crear a esos personajes, sería estéril. La familia del pintor Francisco Toledo recientemente fallecido, le está pidiendo formalmente al gobierno de México que retire el nombre de su familiar de una medalla creada ex profeso en su homenaje. Hubo una carta al respecto el 17 de diciembre y otra el 9 de enero. Le señala que ese tipo de reconocimientos no eran aceptados por el pintor oaxaqueño y que no están de acuerdo en que sus obras y todo lo que atañe a Toledo, “pasen a ser de la ciudadanía”. Puede haber razón de parte de la familia, si se saben de casos en los que los nombres de un personaje son utilizados. Pero yerran quizá en este momento, cuando se trata de cambiar el rumbo de México y uno de sus baluartes es poner al frente a los grandes que le han dado sustento. Toledo es uno de ellos. Recuerdo cuando los familiares de Juan Rulfo le pidieron a los organizadores de la FIL que retiraran el nombre de su padre del premio que se otorgaba anualmente, porque les molestó que premiaran a un autor español radicado en México, que había criticado a Rulfo en vida. Ahí me pareció un caso de egoísmo. En una crónica que escribí hace más de cuatro años ( 12 de julio de 2015), Las viudas del libro, mencionaba a las mujeres que se han quedado con la herencia y los derechos de autor de un famoso escritor -Borges, Paz, Fuentes, Saramago, etcétera-, y la forma como los han utilizado en pocos casos generosamente, al grado de que hay pocas publicaciones y sus obras tienen precios altos, cuando el pueblo debería de tener fácil acceso. Los que se han apoderado de un apellido como los Zapata y muy lejanamente -porque desde el punto de vista del material genético podría ser imposible- la familia Moctezuma que se asume públicamente descendiente de Moctezuma Ilhuicamina, soslayan que todos, sin excepción, tenemos en nuestro pasado a alguien glorioso e importante. Todo está en rascarle al árbol genealógico.
LOS TALENTOS NO SE HICIERON SOLOS. EL PUEBLO LOS EDUCÓ Y PROMOVIÓ
Los grandes talentos que surgen en un país, no lo hacen por generación espontánea. Hay muchas cosas que impulsan y determinan a un ser excepcional y algunos grandes, en su momento, lo han reconocido con gratitud. Aún cuando el talentoso no está de acuerdo con la posición política de gobiernos o de instituciones, la donación se hace al pueblo que es al final de cuentas el que da, atesora y reconoce sus valores. Destacados escritores han mostrado cerca de la muerte su pequeño egoísmo al privar al pueblo del legado de sus obras, ya que podrían haber donado sus archivos para que se promovieran a partir de obras sociales y públicas. Es el caso de Borges, por ejemplo, lamentado por el medio intelectual argentino por la forma como donó su obra a su esposa de poco tiempo, María Kodama. Y el de los mexicanos, cuyos familiares detentan sus derechos, frente a un pueblo que los educó y les dio sustento y apoyo. En México no se ha legislado como en otros países, el porcentaje especial al que tienen derecho los familiares y facilitar la opción de dejar el resto a los intereses públicos cuando se trata de personajes. Muchos han hecho donaciones en vida o tienen familiares abiertos que por su cuenta donan derechos. En el caso de México, nos imaginamos que tanto Paz como Fuentes, por ejemplo, que conocían el sistema en el que se movieron y sabían que alguien o algunos vivales se iban a apoderar de sus obras para explotarlas, prefirieron donarlas a sus viudas: las viudas del libro. Eso no justifica ese tipo de actitud, porque existen organismos especializados en todos los países para hacerse cargo de obras famosas y vigilarlas. El familiar también puede cumplir esa función.
PAISES ABUSIVOS SE APODERAN DE OBRAS DE OTROS COMO FRANCIA Y AUSTRIA
La polémica causada recientemente entre Italia y Francia, por el apoderamiento que Francia ha querido hacer del gran pintor Leonardo da Vinci, cuya obra mas famosa, la Gioconda, está en su poder, exhibe el interés por los apellidos y la fama, cuando éstas producen dinero. La también llamada Mona Lisa, es uno de los cuadros mas vistos en el mundo y anualmente van al museo de Louvre millones de personas que pagan para ver ese cuadro. Solo en 2018 pagaron por entrar, 10 millones 200 mil turistas. El pueblo italiano que debería de gozar de esos emolumentos, no tiene acceso a ellos. En nuestro caso está la retención de El Penacho de Moctezuma por Austria, exhibido en su museo de etnología, que ha sido solicitado en muchas ocasiones, sin resultados. Los casos son miles en el mundo. Y en el caso de obras prehispánicas como las que Francia subasta continuamente -tres en los últimos meses- , es una agresión a países que tienen tesoros históricos que les han robado. Volviendo a la situación de Toledo, el caso es muy lamentable porque solo se cumple desde las esferas públicas del deseo de reconocer a uno de los grandes pintores mexicanos. Esperamos que la actitud familiar no sea, como en el caso de Zapata, un asunto político.
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