Por EDGAR GONZALEZ MARTINEZ
Fue necesario que empresarios de EU que operan en México, adscritos a la Chamber of Commerce (ICC) global e ICC México, les explicaran que el IVA es, por definición, un impuesto indirecto al consumo que se aplica al valor añadido en cada etapa de la cadena de producción y distribución de bienes y servicios, y subrayan que la característica esencial del Impuesto al Valor Agregado es la neutralidad. Es decir, cada empresa a lo largo de la cadena puede deducir el IVA que ha pagado en sus compras (IVA soportado), trasladando la carga final exclusivamente al consumidor y este principio se sostiene tanto para productos nacionales como importados, garantizando que todos los bienes compitan en igualdad de condiciones dentro del mercado.
El principio de destino es clave para comprender por qué el IVA no discrimina contra las importaciones, ya que, bajo este principio, las exportaciones están exentas de IVA en el país de origen para evitar una doble imposición —es decir, para que el producto no pague impuestos tanto en el país donde se produce como en el país donde se consume—, mientras que las importaciones pagan el IVA del país de destino, igual que cualquier producto local. De esta forma, un automóvil fabricado en México que se exporta a Estados Unidos sale exento de IVA, y un automóvil estadounidense que se importa a México paga el IVA mexicano y este mecanismo no tiene nada que ver con un arancel, ya que no encarece las importaciones respecto a los productos locales, sino que asegura una tributación equitativa basada en el lugar donde ocurre el consumo.
De acuerdo con la ICC Global e ICC México, comparar el IVA con un arancel es un error conceptual grave porque los aranceles son impuestos directos sobre las importaciones con un propósito claro: proteger las industrias nacionales al elevar artificialmente el precio de los bienes extranjeros. El IVA, en cambio, no protege a las industrias locales ni impone sobrecostos diferenciados a los productos importados; únicamente grava el consumo sin importar el origen de los bienes, por lo que ignorar esta diferencia fundamental podría conducir a medidas de represalia comercial infundadas, erosionando la cooperación internacional y desestabilizando las cadenas de suministro globales.
El hecho de que Estados Unidos no cuente con un sistema nacional de IVA, sino con un impuesto sobre las ventas a nivel estatal, parece alimentar esta confusión. Mientras que el IVA se recauda de forma fraccionada a lo largo de la cadena de producción y distribución, el impuesto sobre ventas estadounidense se aplica solo en el punto final de venta. Esta diferencia estructural no implica una desventaja para las empresas estadounidenses; simplemente refleja distintos métodos fiscales para gravar el consumo. No obstante, utilizar esta disparidad como base para alegar un trato injusto distorsiona los principios fundamentales del comercio internacional.
La ICC Global y la ICC México exhortan a las autoridades estadounidenses a reconocer que atacar el IVA como si fuera un arancel no solo carece de fundamento económico, sino que sienta un peligroso precedente para futuras disputas comerciales porque, si los países que aplican el IVA fueran presionados a modificar sus regímenes fiscales bajo argumentos erróneos, el equilibrio fiscal global podría verse comprometido, incentivando respuestas proteccionistas y dañando a las pequeñas y medianas empresas que dependen del comercio transfronterizo.
El IVA es un método eficaz para generar ingresos gubernamentales sin crear barreras al comercio internacional, por lo cual ha sido adoptado por más de 170 países en todo el mundo. En algunos países se le conoce como Impuesto sobre Bienes y Servicios (GST, por sus siglas en inglés) en lugar de IVA, pero el concepto es el mismo. En cambio, los Estados Unidos son una excepción notable, al ser la única gran economía que no aplica un IVA nacional.
Más allá de las implicaciones económicas, es crucial mantener un diálogo informado y basado en hechos. La cooperación internacional exige un entendimiento claro de las diferencias entre los instrumentos fiscales y comerciales, evitando mezclar conceptos distintos como el IVA y los aranceles porque las medidas fiscales legítimas no deben ser usadas como pretexto para justificar políticas comerciales unilaterales.
En ICC Global e ICC México reiteramos nuestro compromiso de trabajar con gobiernos, empresas y organismos internacionales para promover un sistema comercial global justo y basado en reglas, por lo que, en este sentido, hacemos un llamado a las autoridades estadounidenses a reconsiderar su interpretación del IVA y a entablar un diálogo constructivo que fortalezca, en lugar de debilitar, las relaciones comerciales internacionales.
Rotundo apoyo de los banqueros mexicanos al Plan México de Sheinbaum.
El presidente de Asociación de Bancos de México (ABM), Julio Carranza Bolívar dijo que “México y en el mundo enfrentamos grandes desafíos este año; desde la banca tenemos una perspectiva positiva del futuro del país sustentada en la estabilidad económica y las oportunidades de crecimiento que puede generar el Plan México, si este se implementa o ejecuta adecuadamente”. La banca en México -dijo el banquero- está sólida, solvente, bien capitalizada, con altos niveles de liquidez y reservas y con capacidad de seguir contribuyendo al crecimiento del país.
Tal parecería que esta fue una respuesta a algunos sectores de la economía que ven un futuro obscuro en momentos de que el mundo esta entrando en una guerra de aranceles que consecuencias insospechadas, pero que apunta al desastre. Por eso, dijo Carranza Bolívar, es oportuno señalar que en México el financiamiento al consumo está mostrando un destacado dinamismo, mientras que el crédito a las empresas sigue incrementándose, y el crédito a la vivienda está creciendo, lo que refleja que continúa el impulso del financiamiento a las familias y empresas, potenciando así el desarrollo del país.
Así, gracias a la buena gestión de riesgos, la banca se mantenido sólida, lo que se refleja en sus niveles de capitalización y liquidez que se mantuvieron por arriba del mínimo regulatorio, lo que permite a la industria bancaria seguir siendo pieza clave para impulsar el desarrollo del país y contribuir activamente con los proyectos del gobierno federal como el Plan México, en el que la banca tendrá una relevante participación al impulsar el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas (PyMEs).
El banquero recordó que en el Plan México el gobierno de la presidenta Sheinbaum establece metas para que un 30% de estas empresas tengan acceso a financiamiento; para que esto se logre es necesario otorgar crédito a 64 mil nuevas MiPyMEs, es decir, más de 10 mil 650 empresas al año durante el sexenio.
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