Por EDGAR GONZALEZ MARTINEZ
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) lanzó una alarma mundial por la “elevada” incertidumbre política, provocada por la combinación de un aumento sustancial en las barreras al comercio, condiciones financieras más estrictas, y una menor confianza de empresas y consumidores. Ese entorno de elevada incertidumbre política, está deteriorando las perspectivas de un crecimiento global para los próximos años.
Así, la OCDE proyecta que el crecimiento del PIB global se desacelere de 3.3% en 2024 a 2.9% tanto en 2025 como en 2026. Esta pérdida de dinamismo se concentrará principalmente en Estados Unidos, Canadá y México, mientras que China y otras economías verán ajustes menos severos. La inversión empresarial se mantendrá débil debido a la incertidumbre regulatoria y comercial, y el crecimiento del comercio mundial también se moderará de forma importante tras haberse adelantado una parte significativa de los flujos en previsión de los nuevos aranceles.
Durante 2025, el crecimiento económico será especialmente débil: la OCDE prevé que la economía global se expanda poco más de 2.5% al cuarto trimestre, con Estados Unidos avanzando apenas 1.1% en el mismo periodo. La incertidumbre seguirá frenando la inversión privada, mientras que las tensiones comerciales podrían alterar cadenas de suministro fuertemente interconectadas. Para Estados Unidos, se anticipa un crecimiento de 1.6% en 2025 y 1.8% en 2026, después de haber crecido 2.6% en 2024. La moderación responde al impacto de mayores aranceles, una desaceleración en el consumo privado y un entorno financiero más restrictivo, que han llevado a la Reserva Federal a adoptar una postura cautelosa en torno a los recortes de tasas. En China, se estima un crecimiento de 4.7% en 2025 y 4.3% en 2026, por debajo del 5.0% registrado en 2024. A pesar de nuevos estímulos fiscales y mejoras en infraestructura, la economía enfrenta desafíos estructurales por la debilidad del consumo interno, el ajuste inmobiliario y un entorno deflacionario. En la Eurozona, el crecimiento se mantendrá moderado, con avances de 1.0% en 2025 y 1.2% en 2026, favorecido por mayores inversiones públicas, especialmente en Alemania, y un proceso gradual de normalización monetaria.
En el caso de México, la OCDE estima una desaceleración en los próximos años, con un crecimiento de apenas 0.4% en 2025 y 1.1% en 2026, luego de haber crecido 2.3% en 2024. El país se ve particularmente afectado por el endurecimiento del entorno comercial regional, dado su alto grado de integración con Estados Unidos y Canadá. El nuevo esquema arancelario estadounidense encarece las exportaciones mexicanas, reduce márgenes de operación para la industria manufacturera y afecta los planes de inversión en sectores clave como el automotriz, electrónico y de bienes intermedios.
Aunque el Banco de México ha comenzado a reducir su tasa de referencia, el espacio para una política monetaria más expansiva sigue limitado por la necesidad de preservar la estabilidad cambiaria y controlar las expectativas de inflación. En este contexto, la inflación global también presenta cambios relevantes. La OCDE prevé que la inflación anual en las economías del G20 se modere de 6.2% en 2024 a 3.6% en 2025 y 3.2% en 2026, por menores precios de materias primas. No obstante, Estados Unidos será una excepción destacada, con una inflación cercana a 3.2% al cierre de 2025 y aún por encima del objetivo en 2026 en 2.8%.
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