Isabel I fue hija del rey Enrique VIII y Ana Bolena; reina de Inglaterra e Irlanda desde 1558, hasta el día de su muerte el 24 de marzo de 1663. Una de las monarcas que más controversia han causado a lo largo de la toda la historia de la humanidad.
Tras la muerte de sus hermanos, Eduardo VI y María I (Bloody Mary), la monarca y última heredera al trono, perteneciente a la dinastía Tudor, fue llamada Reina Virgen porque nunca se casó y no tuvo sucesión con un heredero directo.
Con Isabel I llegó la edad de oro para la historia de Inglaterra, que terminó con la muerte del rey Jacobo I. Durante la Época Isabelina Inglaterra tuvo crecimiento económico, político, artístico y social como no lo ha tenido en mil años -indican los expertos-; en gran parte, por el fortalecimiento de la flota militar y mercantil del país.
Sin los navíos que acumularon y cartografiaron gran parte de los mares del Caribe; así como el hurto por parte de sus famosos corsarios (como Francis Drake), el desarrollo económico de lo que fuera y sigue siendo, potencia mundial, jamás hubiese sido posible.
Gracias a ellos, Inglaterra pudo mermar las “riquezas españolas” que, ciertamente eran riquezas de Mesoamérica y sus pobladores. Estas no sólo provenían de la minería, sino de todos los recursos naturales que se encuentran en toda Latinoamérica, siendo La Nueva España la principal fuente de saqueos.
Gracias a lo anterior, se tuvo la posibilidad económica de ampliar la industria manufacturera, que dio paso a la Revolución Industrial. La importación de materia prima como palo de tinte o semillas, fueron las protagonistas que generaron enormes ganancias para la nación británica.
A través de las patentes de corso, documentos otorgados por la corona inglesa, se les permitió a propietarios de navíos, atacar embarcaciones y poblaciones “enemigas”; y robar mercancía. Aquellos corsarios, son los famosos piratas “con permiso” de la reina. Los principales puertos atacados, fueron los de Campeche y todo el Caribe Mexicano.
Isabel I fue reconocida por continuar con el legado de su padre (la ruptura con la Iglesia católica y conversión al protestantismo), por el impulso a las artes -en la Edad Isabelina vivió William Shakespeare y Christopher Marlowe-; y por la astucia que mostró con los piratas a favor de los ingleses y desgracia de los españoles.