Adrián García Aguirre /CDMX
*”Su historia es tan rica como el cine mexicano”
*Reflexiones de Arturo Arredondo, crítico y escritor.
*Trayectoria cinematográfica y evolución de un recinto.
*Dos sedes y un incendio han marcado su presencia.
El año de 2024 marca el aniversario número cincuenta de uno de los lugares más apreciados del público cinéfilo de la Ciudad de México, la Cineteca Nacional que, a lo largo de ese lapso ha tenido dos sedes principales, con un incendio de por medio que casi termina con su acervo y una renovación y crecimiento espectaculares.
“Su sola historia es tan rica como la del cine mexicano”, dice Arturo Arredondo García, crítico cinematográfico, historiador, novelista e intelectual comprometido con una tarea a la que ha dedicado buena parte de su trayectoria profesional.
“Como su nombre indica- establece Arredondo al principio de su reseña histórica-, una cineteca es un lugar donde se conservan los filmes para su estudio y exhibición. Pero la labor de la Cineteca Nacional abarca mucho más que esa pequeña definición. Cuando el recinto se inauguró el 17 de enero de 1974, su misión original era la de impulsar la industria cinematográfica de México”.
¿ Se trataba de preservar la memoria fílmica nacional, internacional y promover la cultura cinematográfica de calidad en toda la nación y fuera de ella ?
-En efecto, y en sus inicios, la Cineteca se construyó en un foro de los Estudios Churubusco, la conformaban entonces el Salón Rojo y la Sala Fernando de Fuentes, salas de proyección abiertas al público. Además, contaba con hemeroteca-biblioteca especializada, librería y restaurante.
“Y lo principal -añade- bóvedas de seguridad con temperatura y humedad controladas para el almacenamiento de los filmes, así como un taller de mantenimiento y reparación de películas. En 1977, la Cineteca realizó la primera Muestra Internacional de Cine, evento que se convertiría en emblema del recinto, junto con el Foro Internacional de la Cineteca, cuya primera edición se llevó a cabo en 1980”.
Refiere que, en 2012, la Cineteca tuvo una intervención a fondo que la transformó de manera significativa con más servicios y salas, entre ellas una al aire libre, y luego una nueva sede
“Después del incendio devastador ocurrido el 24 de marzo de 1982, del cual se responsabilizó a la Dirección de Cinematografía a cargo de Margarita López Portillo, las nuevas instalaciones de la Cineteca se asentarían en la Plaza de los Compositores en la avenida México-Coyoacán 389, y desde el 27 de enero de 1984 ése ha sido su hogar definitivo”.
Originario de Tapachula, Chiapas, en donde nació en 1938, Arredondo narra que, en 1992, el creciente archivo fílmico hizo necesaria la construcción de nuevas bóvedas, la cual se completó en 1994, incluyendo lo último en controles de seguridad, humedad y temperatura.
Un paso importante para la Cineteca se dio en 1996 cuando fue separada de la Dirección de Cinematografía, para ser integrada al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes porque en 2011, esta dependencia impulsó un proyecto para ampliar y modernizar las instalaciones y los espacios públicos de la institución.
Arredondo -autor de la novela Gozoología Mayor (Editorial Joaquín Mortiz, México,1973) explica que ese plan abarcaba la construcción de cuatro salas más, con capacidad para 180 espectadores cada una, un foro al aire libre y la renovación total de toda la instalación, lo que incluía la construcción de una bóveda de 700 metros cuadrados, con capacidad para albergar 50,000 películas y un nuevo laboratorio de restauración digital.
“El 2012, año de la construcción, fue uno de los momentos más importantes en los que el espacio de la Cineteca se transformó en lo que hoy conocemos”, señala Arredondo García, colaborador en varios medios especializados del país.
La gente que la visita del extranjero dice que no hay una cineteca igual en el mundo; es decir, que tenga tantas salas de exhibición, tantas bóvedas y un laboratorio de restauración digital, del cual solamente hay uno en Brasil, destaca Arturo Arredondo
Señala que cinematecas de otros lugares del mundo suelen ser más pequeñas, “con una o dos bóvedas y una sala de exhibición y hablamos de países como Francia o Inglaterra. Los mismos cineastas extranjeros se quedan maravillados por lo que tenemos aquí en México.
Desde el 2014 se creó el departamento de extensión académica, que con el fin de enriquecer la cultura cinematográfica y de fomentar un gran público cinéfilo se encarga de organizar diplomados, cursos, seminarios, cátedras y talleres impartidos siempre por diversos especialistas en cinematografía.
“Lo que brinda este lugar -dice el escritor- y por lo cual es tan exitoso es que no es sólo un cine, sino que se puede venir a ver una exposición sobre cine, hacer un curso, a profundizar más en la obra de algún cineasta o en alguna corriente del cine gracias a todos los cursos de extensión académica. Así que la Cineteca ofrece toda esa gran experiencia alrededor del cine”.
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