Sara Lovera
SemMéxico, Ciudad de México, 15 de junio del 2023.- La ola de calor que afecta a 24 entidades del país, puede ser especialmente peligroso para las mujeres, mientras que la Comisión Federal de Electricidad (CFE), se apresta a aumentar hasta 7.1 por ciento la tarifa de luz, denunció la senadora Verónica Delgadillo García, de Movimiento Ciudadano.
Urgió a acordar un exhorto desde el Senado de la República para que la CFE no haga ese aumento, que afectará a la población urgida de aire acondicionado que significa mayor consumo eléctrico y que afectará más al millón 600 mil de embarazadas.
Una docena de estudios científicos, de Europa, África y Estados Unidos, analizados por SemMéxico revelan que las mujeres corren mayor riesgo en su salud en general y en su salud reproductiva, especialmente las embarazadas, y advierten que también habrá repercusiones en su salud mental, por su condición, porque sudan menos, porque hacen jornadas de trabajo más largas, además de los efectos cotidianos relativos a las infecciones y la deshidratación.
Una revisión de investigaciones de National Geographic, de la Agencia de Seguridad de la Salud del Reino Unido (UKHSA), de la Universidad de Ámsterdam, de la Universidad Aga Khan de Nairobi, The Lancet y el University College London, entre 2018 y 2022, muestran que la proporción de mortalidad entre las mujeres, frente al calor extremo, es hasta un 15 por ciento más alta que entre los hombres.
Las mexicanas en peligro son las que dan a luz un millón 600 nacimientos cada año. El 52.4 de entre 20 y 29 años. 360 mil niñas y adolescentes embarazadas y 340 mil menores de 19 años, según la información más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
El cambio climático, responsable de la ola de calor, fue descrito por una comisión de Naciones Unidas como la mayor amenaza potencial mundial para la salud en el siglo XXI, con efectos negativos previstos sobre la salud mental, las personas mayores a 60 años y las mujeres.
Ayer, en la Comisión Permanente la senadora emecista de Jalisco, Delgadillo García, exigió a CFE no aumentar la tarifa de luz en plena ola de calor, considerando que es la tercera ola de calor del año, que mantendrá temperaturas extremadamente altas en la mayor parte del país.
El termómetro superará la barrera de los 40 grados Celsius en 24 Estados, una condición que podría alargarse el resto del mes y en julio próximo.
Delgadillo García señaló que “el Gobierno Federal le recetó a las mexicanas y mexicanos un incremento del 7.1 por ciento anual en la tarifa de la luz eléctrica y con este tarifazo, el Gobierno Federal demuestra su poca empatía y que no entiende el problema que vivimos”.
Pidió que el Senado exhorte a la paraestatal para que no lastime los bolsillos de las familias mexicanas, ponga en riesgo su salud, especialmente la de las mujeres.
Presentó un exhorto de urgente resolución ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión para que la CFE no aumente tarifa de luz como recién anunciaron.
Delgadillo García explicó que esta es la semana más calurosa de la temporada, ya que en 24 estados del país las temperaturas podrían alcanzar los 45 grados y en el resto de los estados hasta 35 grados. En esta crisis, la gente consume más energía eléctrica, por lo que no se entiende el aumento a la tarifa.
Los 24 estados que podrían superar los 40 grados son Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Morelos, Puebla, Oaxaca, Chiapas, Chihuahua, Durango, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, Hidalgo, Veracruz, Tabasco, Campeche y Yucatán.
La senadora mencionó que “esto que estamos viviendo no es una casualidad o algo pasajero. Esto es la emergencia climática, así se ve, así se siente, por eso es urgente que se tomen medidas para combatirla, entre ellas transitar a las energías limpias y dejar en el pasado los combustibles fósiles”.
Graves consecuencias para las mujeres: estudios científicos
National Geographic advirtió que a medida que el mundo se calienta, las y los científicos documentan un aumento de los nacimientos prematuros y bebés con bajo peso. Según escribió Priyanka Runwal, este calor agudo y sostenido supone un problema para las mujeres embarazadas, que son más vulnerables a él.
Sostuvo que cada vez más investigaciones científicas respaldan esta observación al sugerir que las temperaturas diurnas más altas de lo habitual y las noches más cálidas pueden estar provocando un aumento de los resultados adversos para las mujeres embarazadas.
Estos resultados van desde un mayor riesgo de mortinato (cuando el bebé nace muerto/muerta después de al menos 20 semanas de gestación) hasta mayores probabilidades de un parto prematuro, en el que el bebé nace antes de las 37 semanas en lugar del término completo de 40 semanas.
Algunos estudios sugieren que las temperaturas más elevadas dan lugar a un mayor número de recién nacidos/nacidas de menor peso, lo que puede dar lugar a complicaciones de salud para el bebé. Un análisis reciente de 70 estudios realizados en 27 países, entre ellos Estados Unidos, China, algunos países europeos y del África subsahariana, demostró que, por cada grado de aumento de la temperatura, el riesgo de nacimientos prematuros y mortinatos aumenta un 5 por ciento.
«Esto puede parecer poco», afirma el autor principal, Matthew Chersich, epidemiólogo de la Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica), pero la investigación apunta a una amenaza creciente. El cambio climático está provocando episodios de calor extremo más frecuentes e intensos en todo el mundo, así el aumento de las temperaturas podría poner en peligro cada vez más a mujeres embarazadas, madres primerizas y recién nacidos/as.
Mueren más mujeres embarazadas y mayores de edad
Dos estudios recientes realizados en Países Bajos y citados por la Agencia de Seguridad de la Salud del Reino Unido (UKHSA) reflejan que la proporción de mortalidad entre el sexo femenino es hasta un 15 por ciento más alta que entre los hombres.
La primera investigación, a partir del golpe de calor extremo que causó más de 11 mil víctimas en Francia determina el porcentaje de la mortalidad entre las mujeres.
El segundo estudio -cruzando datos de la incidencia de las temperaturas y la mortalidad en los Países Bajos en los últimos 23 años- ha concluido también que la proporción de muertes atribuibles al calor excesivo «es más alta en mujeres que en hombres, y especialmente a partir del grupo de edad de los 80 años».
Los expertos concluyen que hay varios factores que pueden explicar las diferencias, aunque advierten de la necesidad de posteriores investigaciones para ahondar en las causas e inciden en el contraste con la esperanza media de vida, que es más alta en las mujeres que en los hombres.
Hein Daanen, profesor de Fisiología de la Universidad de Ámsterdam y coautor del segundo estudio junto con otros seis especialistas holandeses y alemanes, está convencido de que la menor capacidad de las mujeres para producir sudor -el sistema de «refrigeración corporal» por excelencia- es un factor determinante de la diferencia de sexos ante las olas de calor.
«En términos generales, la gente mayor suda la mitad que la gente joven y las mujeres, la mitad que los hombres», declara Daanen a The Guardian. «En otras palabras: la capacidad de las mujeres mayores para transpirar y perder el calor del cuerpo es la más baja entre los grupos de población».
Otra posible causa apuntan los expertos tiene su raíz en el sistema cardiovascular: «La presión arterial es mayor en las mujeres a partir de la menopausia, y eso podría explicar potencialmente la mortalidad más alta en episodios de calor».
Una tercera y posible causa tiene esta vez sus raíces más sociales que fisiológicas: en una mayor proporción que los hombres, las mujeres viven solas (un factor de riesgo en las olas de calor) y realizan más tareas domésticas. «Continuar con estas actividades durante las olas de calor y sin estar físicamente en las mejores condiciones pone a las mujeres en mayor riesgo que a los hombres», advierte el último estudio.
El informe demuestra cómo el bache de mortalidad ante las altas temperaturas se va agrandando entre los tres grupos de estudio (menores de 65 años, entre 65 y 80, y mayores de 80). La investigación certifica que, sin embargo, no existen diferencias apreciables entre los dos sexos ante el frío y las bajas temperaturas.
Cómo afecta el calor extremo al embarazo
Aunque los científicos no han podido identificar los periodos del embarazo en los que el calor extremo supone un mayor riesgo, la exposición al calor agudo parece causar problemas tanto en las primeras como en las últimas etapas.
Varios estudios sugieren que las mujeres embarazadas pueden correr un alto riesgo de estrés térmico cuando se acerca la fecha del parto. La exposición a temperaturas extremas en los últimos días o semanas del embarazo puede aumentar las probabilidades de que nazca un bebé muerto o desencadenar un parto prematuro, lo que puede aumentar las probabilidades de que se produzcan enfermedades respiratorias, trastornos del desarrollo neurológico y el fallecimiento durante la primera infancia.
Otras investigaciones indican que cuando una madre soporta altas temperaturas al principio del embarazo, el bebé en desarrollo corre el riesgo de sufrir defectos cardíacos, de la médula espinal o del cerebro, lo que puede explicar los partos prematuros o mortinatos. Algunos estudios señalan que las mujeres pueden ser vulnerables al calor agudo durante todo el embarazo, no sólo en la recta final.
Hasta ahora, los científicos no han determinado las vías fisiológicas precisas por las que el calor afecta al embarazo, pero tienen algunas hipótesis.
Una mujer embarazada sostiene un paraguas mientras está sentada bajo el sol en Pekín, China. Foto: TingshuWarng, Reuters
La temperatura corporal de una mujer embarazada tiende a ser ligeramente superior a la media, y puede aumentar cuando las temperaturas circundantes se disparan. Dado que estas mujeres tienen más probabilidades de estar deshidratadas y, por tanto, sudar menos, son menos capaces de enfriarse rápidamente, lo cual es una de las razones por las que las temperaturas más altas son tan peligrosas para ellas y que por tanto podrían inducir defectos fetales.
El estrés térmico también podría inducir la inflamación de la decidua (la parte materna de la placenta) y desencadenar un parto prematuro.
Construyendo puntos de datos y teorías
En un estudio de junio de 2022, la epidemióloga Darrow y sus compañeros/compañeras utilizaron los registros de muertes fetales que abarcan desde 1991 hasta 2017 de seis estados de Estados Unidos (California, Florida, Georgia, Kansas, Nueva Jersey y Oregón) y encontraron un aumento del 3 por ciento en los riesgos de mortinatos cuando las mujeres embarazadas experimentaron cuatro días consecutivos de calor la semana anterior. Cuando las temperaturas superaban los 35ºC, estos riesgos aumentaban ligeramente.
En otro estudio que investigó los efectos del calor en las mujeres de 14 países de ingresos bajos y medios, como Etiopía, Nigeria, Nepal y Sudáfrica, las y los investigadores observaron mayores probabilidades de nacimientos prematuros y mortinatos cuando las mujeres embarazadas experimentaban temperaturas extremas y noches más cálidas y húmedas durante los siete días anteriores al parto.
Aunque estas olas de calor y las temperaturas agudas son peligrosas, un factor a largo plazo que se pasa por alto es el aumento gradual de las temperaturas medias estacionales, que también puede amenazar a las mujeres embarazadas y a sus bebés. Como ocurre con muchas otras desigualdades sanitarias y económicas (como el acceso a la sombra, los ventiladores y el aire acondicionado), algunas mujeres son mucho más vulnerables a este estrés térmico que otras.
No todo el mundo se ve afectado por igual
En Estados Unidos, los resultados adversos del embarazo relacionados con el calor son casi el doble para las mujeres negras e hispanas que para las blancas.
Esto no es sorprendente, ya que estas mujeres tienden a vivir en barrios densamente poblados y urbanizados que se calientan rápidamente y tardan más en enfriarse debido a la falta de espacios verdes. También es probable que muchas de ellas no puedan permitirse o no tengan acceso al aire acondicionado en los días de mucho calor. En la parte central de México, no se utiliza el aire acondicionado, lo que sugiere mayores problemas.
Del mismo modo, las y los investigadores que estudian la salud materna en los países de ingresos bajos y medios sospechan que los efectos de las olas de calor relacionadas con el cambio climático y el aumento de las temperaturas en las mujeres embarazadas que residen en estas regiones serán mucho mayores.
Eso se agudiza porque en esos países -como México- las mujeres con escasos alimentos nutritivos siguen realizando agotadoras tareas domésticas (desde caminar largas distancias para ir a buscar agua hasta cultivar y recoger leña) hasta bien entrado el embarazo, cuando el calor es intenso.
Menos masa muscular
Mike Tipton, profesor de Fisiología Aplicada de la Universidad de Porstmouth, apunta que otro posible factor de riesgo es que las mujeres tienen una mayor temperatura corporal después de la ovulación (también en el caso de las mujeres embarazadas la temperatura corporal es más alta). Tripton advierte también que “las mujeres tienen por lo general menos masa corporal que los hombres y que, por tanto, absorben el calor antes».
«La respuesta más probable es que seguramente se trata de una combinación de todos estos factores», concluye Ollie Jay, profesor de la Universidad de Sydney, especializado en la conexión entre la salud y el calor. «Es cierto que las mujeres sudan menos que los hombres, incluso cuando son jóvenes, pero no podemos determinar con precisión que ésta sea la causa por la que hay más mujeres en los datos de mortalidad durante las olas de calor. Hace falta más investigación».
Samantha Harrington escribió en Climate Conecciones este 15 de junio, con el título El calor extremo hace que el embarazo sea más peligroso, que las altas temperaturas aumentan el riesgo de muerte fetal y parto prematuro. Con la anulación de Roe v. Wade, las mujeres podrían ser procesadas por ello.
Dice que las embarazadas son más propensas a sufrir insolación y agotamiento por calor, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades CDC y que las altas temperaturas pueden aumentar los riesgos de muerte fetal y parto prematuro. A las y los expertos les preocupan que funcionarias y funcionarios estatales podrían examinar más de cerca esos resultados de embarazo a raíz de la decisión de la Corte Suprema en junio de 2022 que anuló el derecho constitucional al aborto, como una acción política.
Entre otras cosas señala que las mujeres embarazadas enfrentan un riesgo elevado de enfermedades relacionadas con el calor porque sus cuerpos trabajan horas extra para mantenerse frescos y mantener fresco al feto en crecimiento.
Además estas mujeres expuestas al calor extremo durante el embarazo tienen un mayor riesgo de desarrollar presión arterial alta y preeclampsia, una complicación del embarazo potencialmente mortal. Y la exposición al calor durante el embarazo aumenta el riesgo de problemas cardíacos durante el trabajo de parto y el parto.
Revisó varios estudios que muestran que la exposición al calor es peligrosa para el feto en desarrollo y puede causar muerte fetal, parto prematuro, bajo peso al nacer, anomalías congénitas y muerte infantil poco después del nacimiento.
Dice que Sandie Ha, profesora asistente de salud pública en la Universidad de California, Merced, analizó 70 estudios sobre la influencia del calor en los resultados del embarazo. En su revisión, encontró que las estimaciones sugeridas un 16 por ciento más de riesgo de parto prematuro durante los días de olas de calor en comparación con los días sin olas de calor. Aproximadamente uno de cada 10 bebes estadounidenses nacidos prematuramente.
La muerte fetal era un 46 por ciento más alto durante las olas de calor en comparación con los días sin olas de calor y uno de cada 160 nacimientos en los Estados Unidos, son mortinatos.
Todos los estudios y artículos examinados advierten que las olas de calor durante el embarazo, parecen muy riesgosas, pero no dejan claridad absoluta. Y señalan, que aunque los estudios se iniciaron hace más de una década, persisten incertidumbres, que hacen difícil para las y los proveedores de atención médica y las y los pacientes controlar los riesgos del calor. Es decir no se sabe cuándo es peor, si al comienzo del embarazo o en sus etapas finales.
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