Luis Alberto García / Comachuén, Michoacán
* Joaquín Carbajal y María de la Cruz los rescataron en 1766.
* Los anales de Tarecuato y el lienzo de Nahuatzen.
* Códices y lienzos resguardados en diferentes lugares.
* Están en conventos, parroquias y templos de la región.
* Hay cuatro del siglo XVII, en Jarácuaro, Aranza, Tócuaro y Sevina.
* El códice Cuara está al cuidado de don Jesús Avilés.
La memoria de don Melchor Caltzin (1543) de Tzintzuntzan, los códices de Huetamo y Cutzio (1539 -1542), el lienzo de Jicalán anteriormente de Jucucataco (1566) y los códices del grupo “Hueapan” elaborados en 1567 se mencionan en el Códice de Valladolid, y son de los pocos conservados de la época prehispánica.
Otros son los códices de Axácuaro y Zinapécuaro, el mapa pictográfico de Queréndaro y los códices de Irapeo I, II y III, en los que junto con ellos figura el escudo de armas de Tzintzuntzan de la provincia de Michoacán, ciudad de Mechuacan para los españoles recién llegaron a la región lacustre, como luego llamaron los españoles al total de esos territorios desde 1595.
Del siglo XVII se conocen cuatro documentos históricos resguardados en parroquias y conventos de las respectivas poblaciones: el códice de Jarácuaro, los títulos de Tócuaro y los lienzos de Aranza y Sevina, pueblo este último al pie del cerro de La Virgen, municipio de Nahuatzen.
Los anales de Tarecuato son documentos importantes de la misma centuria y se escribieron en caracteres latinos, donde se registraron varios acontecimientos relevantes, desde 1519 hasta 1666.
Entre los siglos XVII y XVIII se elaboraron varios documentos indígenas -que rescataron en 1766 don Joaquín Carbajal y su esposa María Cruz, con ayuda de sus dos hijos, Manuel Ygnacio y Juana Nepomucena Carbajal Cruz-, quienes hablaban de ellos como los papeles de “más antes”; es decir, de la memoria prehispánica de los purhépechas.
Entre otros más, se encontraron los códices de Chilchota, Pátzcuaro y Tulane, y el lienzo de Puácuaro, además del llamado Corpus de los títulos de Carapan, el conjunto de documentos más rico en información de su tipo.
Ese manuscrito escrito en pergamino, está conformado por los códices de Carapan y Plancarte, la Genealogía de los Caciques y el lienzo de Carapan, en tanto que, del siglo XVIII se conocen los siguientes documentos pictográficos: el códice de Tzintzuntzan y el lienzo de Comachuén al cuidado de don Jesús Avilés García, cronista de la serranía.
El códice Cuara de Pátzcuaro es un documento sobre el que aún falta realizar investigaciones, conocer el contexto de elaboración y el motivo del propósito con que se usaron, e interpretar la iconografía presente, lo cual seguramente va a enriquecer la historia del pasado michoacano, como lo dejó en claro el señor Avilés García desde el sillón de su biblioteca en Comachuén.
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