Este domingo dio inicio el horario de verano 2021 y se adelantó una hora el reloj como medida para aprovechar la luz del día y evitar un gasto innecesario de energía eléctrica. Sin embargo, esta medida causa algunos efectos negativos en el organismo y salud de las personas.
El jet lag es un anglicismo; también se le llama síndrome de los husos horarios, disritmia circadiana o descompensación horaria. El jet lag generalmente es sufrido por las personas que viajan a lugares con una diferencia horaria significativa o, incluso, sólo una o dos horas. Por lo tanto, también existe el jet lag cuando se realiza el cambio al horario de verano.
La medida para el ahorro de energía, trae consigo algunos efectos negativos que sí afectan la salud de las personas, pues al estar reguladas por un “reloj biológico”, cambian sus actividades y su organismo lo siente.
Los ritmos circadianos son cambios producidos en el organismo durante un ciclo de 24 horas. Esto se debe a la influencia de la luz ambiental. Dormir de noche y estar despiertos durante el día es un ejemplo del ritmo circadiano: el cuerpo regula a través de la producción de melatonina —hormona producida por la glándula pineal que tiene diversas funciones en el cuerpo y especialmente en la regulación del ciclo sueño-vigilia—; que con la presencia de luz, los niveles de melatonina son bajos. Sin embargo, con la oscuridad, el cerebro produce más melatonina para inducir el sueño.
Aunque no se sabe la razón, el cuerpo se acostumbra más rápidamente a tener horas más prolongadas a las 24 horas (que dura el día); que al contrario. Por lo anterior, algunas personas tardan sólo un día en acostumbrarse al cambio. Lo normal en la mayoría de la población es que apenas se note la diferencia y su adaptación al nuevo horario se produzca rápidamente.
Las consecuencias afectan especialmente a niños, ancianos y a personas con problemas neurológicos. A ellos les costará más recuperar los ritmos del organismo, pero haber incidencias en todo tipo de personas.
Los síntomas que pueden presentarse con el horario de verano son: irritabilidad, cansancio, somnolencia, falta de apetito, mejor concentración y rendimiento intelectual. En casos graves puede haber náuseas y vómito; así como insomnio que puede prolongarse varias semanas.