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lunes, noviembre 25, 2024

Ninguna familia debe usar el trabajo infantil para poner el pan en la mesa: Mary Carol Ellison

CIUDAD DE MÉXICO / SemMéxico.- El trabajo infantil en México se incrementó para las niñas, en un periodo de 3 años, al pasar de 1.4 millones a 1.5 millones con mayor participación en quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas. Mientras los niños se mantuvieron en 2.2 millones en el mismo periodo.

En 2022 de una población de 28.4 millones de niñas, niños y adolescentes, 3.7 millones de personas de 5 a 17 años realizaron trabajo infantil; 1.5 millones fueron niñas, de ellas un millón realizó quehaceres domésticos en sus hogares en condiciones no adecuadas.

Al darse a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2022, (ENIT) en su segunda edición, la primera fue en 2019, fueron más las interrogantes que se suscitaron respecto al posible fracaso de políticas públicas como las becas a los jóvenes y si los datos en el caso de las niñas podrían relacionarse con necesidades económicas, matrimonios forzados y embarazos adolescentes.

Lo que quedo claro fue la participación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la embajada de Estados Unidos en la colaboración para enfrentar el problema del trabajo infantil en un momento crítico después de la pandemia.

En el mundo 160 millones de niñas, niños y adolescente realizan trabajo infantil

Mary Carol Ellison, agregada laboral de la Embajada de Estados Unidos en México destacó la colaboración con el gobierno mexicano, pues en el mundo hay 160 millones de niñas, niños y adolescente en trabajo infantil. Señalo que se comparte con el gobierno de México el reto de erradicar el trabajo infantil en América Latina y expresó que su deseo es que “ ninguna familia debe usar el trabajo infantil para poner el pan en la mesa”.

Será de vital importancia para el futuro que el gobierno de México adopte medidas correspondientes para garantizar que la ENTI sea un instrumento que se implemente de forma continua para vigilar, prevenir y combatir ese problema.

Pedro Américo Furtado de Oliveira, director de la oficina de la OIT para México y Cuba refirió que “ddebemos estar conscientes de que tolerar el trabajo infantil no termina con la pobreza, por el contrario, aumenta las probabilidades de que las y los niños que se encuentran en esta situación no consiguen ingresos decentes y un empleo estable y seguro cuando sean adultos”.

Reconoció que se sabe que hay trabajo infantil oculto, invisible e ilícito, que es muy complicado poder levantar, pero aun así se tiene esa capacidad para a partir de aquí avanzar y encontrar ese núcleo duro del trabajo infantil que no se ve.

Señalo que después de la pandemia sólo Honduras y México han realizado las encuetas de trabajo infantil, que son los dos únicos países en el mundo que han conseguido enfrentar los desafíos de levantar información.

Los resultados deben ser también interpretados considerando las circunstancias excepcionales y las posibles repercusiones socioeconómicas generadas por la pandemia, las cuales podrían haber influido en las dinámicas de trabajo infantil, en este país. Quiero señalar que uno de los principales retos que tenemos ahora, es buscar la sostenibilidad de este ejercicio.

Precisó que el proyecto “Accionar” está asociado a la ENIT 2022, para incrementar el uso de datos para el desarrollo de leyes, políticas públicas y programas para prevenir y combatir el trabajo infantil. Hoy, gracias a INEGI, las bases de datos de la Encuesta sobre Trabajo Infantil están accesibles al público.

Preciso que el objetivo es poder tener una comprensión más profunda de las causas fundamentales de trabajo infantil en distintos contextos y contribuir al debate político sobre los mecanismos específicos para combatirlo.

También informó que el próximo 25 de octubre en Mérida, Yucatán, se realizará en conjunto con la Secretaria del Trabajo y Previsión Social, la Sesión Conjunta de la Conferencia Nacional de Secretarios de Trabajo, CONASETRA, y la Reunión Anual de la Red Nacional de Comisiones Locales para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección de Adolescentes Trabajadores en la Edad Permitida.

Graciela Márquez Colín, presidenta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) destacó que la pobreza, conflictos, cambio climático, enfermedades y un largo etcétera, son ejemplos de las vulnerabilidades que marcan el rumbo de las familias. El trabajo infantil se inserta en esta lógica, al entretejer condiciones laborales riesgosas e inadecuadas con la vulnerabilidad de este grupo en particular, situación que obstaculiza su pleno desarrollo y resonará en los años posteriores.

El reconocimiento, protección y promoción de los derechos de las infancias parte de esta premisa y, por eso, vuelve imperativo un esfuerzo global e integral de a su favor.

En esta tarea, todos los sectores y actores de la sociedad, tanto la mexicana como la internacional, estamos llamados a actuar, ya sea en organizaciones internacionales, agencias gubernamentales u oficinas nacionales de estadística, como el INEGI.

Los niños se ocupan más en actividades no permitidas y las niñas en quehaceres domésticos no adecuados

Las diferencias por sexo señalan que de los 1.8 millones de personas de cinco a 17 años que solo realizaron alguna ocupación no permitida, el 72.2 por ciento eran niños, mientras que 27.8 eran niñas.

Por otra parte, de los 1.6 millones de personas entre cinco y 17 años que solo realizaron solamente quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas, 56.2 fueron niñas, frente a un 43.8 que fueron niños.

Las principales razones para emplearse en una ocupación no permitida fueron por gusto o por ayudar, 31.5 por ciento; para pagar la escuela o sus propios gastos con un porcentaje del 22.7 por ciento, o para aprender un oficio, con 15.2 por ciento.

Quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas

En 2022 fueron un millón de niñas las que realizaron quehaceres domésticos en sus hogares en condiciones no adecuadas, y 0.9 millones fueron niños.

De acuerdo con el nivel de instrucción, la participación en los quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas aumenta a medida que la educación es más alta.

La participación pasó de 1.9 por ciento en sin instrucción escolar hasta 11.4 por ciento con secundaria completa. Disminuyó ligeramente en el nivel de algún año de bachillerato o equivalente y más (9.9 por ciento). El comportamiento de las niñas y los niños es muy parecido al total; sin embargo, las niñas reportaron una mayor participación en los quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas al concluir la educación secundaria (11.9 por ciento) y la educación primaria (10.4 por ciento).

En cuanto a la cantidad de horas a la semana destinadas a los quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas, 59.6 por ciento dedicó hasta 14 horas, mientras que 20.1 por ciento destinó de 14 a 28 horas y 20.1 por ciento, más de 28 horas. El porcentaje de niños que trabajó hasta 14 horas a la semana en quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas fue de 74.6 por ciento, superior al de las niñas que fue de 45.7 por ciento.

Las niñas destinaron un mayor número de horas a estas actividades en sus propios hogares sin recibir remuneración. Destaca que las niñas que trabajaron más de 28 horas semanales fue de 30.8 contra 8.5 por ciento de los niños.

El estado de Guerrero se encuentra con las tasas de trabajo infantil más altas junto con Chiapas y Nayarit. Mientras que las entidades que presentaron las menores tasas fueron Ciudad de México, Baja California y Coahuila.

Ocupación no permitida

En ocupación no permitida o trabajo infantil en la producción económica se ocuparon 2.1 millones de los cuales 1.5 millones fueron niños y 0.6 millones eran niñas.

En ocupación no permitida en forma exclusiva fueron 1.8 millones lo que representa el 85.1 por ciento, mientras que la población que combino la ocupación no permitida con los quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas fue de 0.3 millones, equivalente a 14.9 por ciento.

De las niñas y niños que trabajan en ocupación no permitida 1.3 millones asistieron a la escuela y 0.9 millones no asistieron, mientras que los que no asistieron fue de 20.5 por ciento en las niñas y en los niños fue de 55.1 por ciento.

En las zona urbanizadas y menos urbanizadas las tasas de ocupación son menores para las niñas y mayor para los niños.

De acuerdo al nivel de instrucción quienes concluyen la primaria y la secundaria son más los niños que las niñas con 6.9 por ciento y 10.3, respectivamente.

La información del panorama ocupacional y laboral de la población de 5 a 17 años en ocupación no permitida indicó que, en 2022, 58.1 por ciento fue trabajador subordinado y remunerado; 37.4 por ciento, trabajador no remunerado y 4.3 por ciento, es trabajador por cuenta propia.

En los sectores económicos en los que se concentró la población infantil en ocupación no permitida los niños tuvieron una mayor participación en actividades agrícolas, ganaderas, forestales, caza y pesca con 39.2 por ciento, y las niñas, en las ocupaciones de comerciantes y empleadas en ventas con 24.7 por ciento.

La mayoría de las niñas y los niños recibió hasta un salario mínimo, con 52.7 y 45.9 por ciento respectivamente. El 37.6 por ciento no recibió ingresos por su trabajo.

De las niñas y niños que trabajaron más niños que niñas aportaron ingreso al hogar, mientras que los que no aportaron fue porque lo ocupaban en sus propios gastos, o aportaban el trabajo en el negocio familiar.

Los motivos por los que la población de 5 a 17 años realizó alguna ocupación no permitida fueron por gusto o ayudar, en las niñas fue mayor con 37.1 por ciento con el 29.3 por ciento de los niños. Para pagar escuela u otros gastos, 25.2 porciento las niñas y 21.7 por ciento los niños. El hogar necesitaba su trabajo 12.8 por cientos las niñas y los niños el 10.8 por ciento.

En cambio, por aprender un oficio el más alto fueron los niños con 17.9 por ciento comparado con el 8.3 de las niñas. Lo mismo que en pago de deudas, los niños 13.3 por ciento, las niñas 9.6 por ciento.

De 2019 a 2022, el porcentaje de niñas y niños en ocupación no permitida que trabajó por gusto o solo por ayudar aumentó de 27.2 a 31.5 por ciento, mientras que los que trabajaron porque el hogar necesitaba de su trabajo disminuyó de 15.8 a 11.4 por ciento. El porcentaje de hogares que necesitaba de su aportación económica también disminuyó de 13.3 a 7 por ciento, en tanto que el resto de los motivos reportaron porcentajes similares.

Las niñas, niños y adolescentes trabajaron en la mayor parte para un familiar en un 60.6 por ciento, y en un 32 por ciento para un empleador que no es familiar.

La distribución porcentual de los empleadores de niñas, niños y adolescentes en la ocupación no permitida mostró que de 2019 a 2022 el porcentaje de empleadores familiares aumentó de 56.2 a 60.6 por ciento, respectivamente. En contraste, los empleadores no familiares disminuyeron de 38.0 a 34.7 por ciento de 2019 a 2022.

En el caso de las niñas la principal consecuencia de no trabajar fue que no tendría dinero para sus gastos o diversión, con 24.2 por ciento, mientras que en los niños fue que no tendría dinero para vestirse o calzarse, con 22.7 por ciento.

Cabe mencionar que para 27.3 por ciento de las niñas y niños no habría consecuencia si dejaran de trabajar; porcentaje que en las niñas fue de 34.8 por ciento y en los niños, de 24.3 por ciento

Ocupación peligrosa

De los 2.1 millones de niñas, niños y adolescentes en ocupación no permitida, 2 millones (92.5 por ciento) lo hizo en actividades consideradas de carácter peligroso, de acuerdo con lo que establece la Ley Federal de Trabajo (LFT). De los cuales 1.5 millones, el 73.7 por ciento fueron niños y 0.5 millones, un 26.3 por ciento, niñas.

Las dimensiones presentaron algunas diferencias entre niñas y niños. Por ejemplo, en sectores de actividad peligrosos laboraron 61.7 por ciento de los niños contra 32.6 por ciento de las niñas.

En ocupaciones peligrosas el porcentaje de niños fue de 67.7 por ciento frente a 53.1 por ciento de las niñas. En actividades que afectan la salud y el desarrollo el porcentaje de niños fue de 60.9 y 48 por ciento de las niñas

La tasa de ocupación peligrosa en el periodo de 2017 a 2022 pasó de 6.4 a 6.9 por ciento; en el caso de los niños, pasó de 9.5 a 10.0 por ciento y de las niñas de 3.3 a 3.7 5
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