HOUSTON, TEXAS.- El tercer objeto interestelar que visita la Vía Láctea, bautizado con el nombre de 3I/ATLAS alcanzará su máximo acercamiento a la Tierra en tan solo unos días; la fecha estimada es el 19 de diciembre, cuando el cometa se aproxime a tan solo 268 millones de kilómetros: una distancia considerable, pero a escala cósmica, muy cercana.
El acercamiento del 3I/ATLAS supone un momento de mucha expectación entre los astrónomos, pues será la oportunidad que tengan para apuntar sus telescopios terrestres y espaciales hacia este inusual visitante. Los expertos llevan meses siguiendo al objeto, que se cree que es un cometa, mientras recorre el sistema solar.
Desde que el Telescopio Espacial Hubble de la NASA observó por primera vez al objeto interestelar el 21 de julio, los científicos notaron una extraña e inexplicable protuberancia que sobresalía del cometa; se trata de una segunda cola que, contrariamente a lo que se ve en los cometas de nuestro sistema solar, apunta directamente al Sol, y no en dirección contraria.
Esta “anticola” podría ser el resultado de una “mayor pérdida de masa en la cara que mira al Sol”, como explicó el astrónomo de Harvard Avi Loeb al medio de comunicación Futurism, lo que provoca el desprendimiento de fragmentos más grandes.
Estos fragmentos son menos susceptibles a la presión de la radiación solar, lo que hace que se muevan más lentamente y se acumulen en la cara que mira al Sol.
Más de un mes después de su perihelio, o el paso más cercano al Sol, las observaciones aún muestran claramente la anticola del 3I/ATLAS, como señaló Loeb en una nueva actualización de su blog “Medium”. Una imagen del 13 de diciembre tomada por el telescopio Teerasak Thaluang en Rayong, Tailandia, “muestra una anticola prominente, poco común en los cometas, apuntando en dirección al Sol”, como escribió el astrofísico.
Con base en las varias imágenes que se han tomado del objeto interestelar desde el Hubble en julio, el cometa cuenta con una anticola. De acuerdo con Avi Loeb, la extraña protuberancia no se trata de un efecto de perspectiva, sino de un chorro físico real.
“Su naturaleza es un misterio, ya que se espera que las partículas de gas y polvo micrométrico sean alejadas del Sol por la presión de la radiación y el viento solar, creando la apariencia de una cola, como se observa habitualmente en los cometas del sistema solar”, escribió Loeb. Tras analizar la anticola del 3I/ATLAS,
Avi Loeb cree que aún existe la posibilidad de que el objeto interestelar sea una nave extraterrestre en lugar de un cometa natural. El astrofísico postuló que la anticola podría ser un “enjambre de objetos que se quedan atrás del 3I/ATLAS debido a su aceleración no gravitacional al alejarse del Sol”, como detalló en un artículo aún no revisado por sus colegas. Sin embargo, la mayoría de los astrofísicos no creen que el objeto interestelar
sea una nave extraterrestre, pues afirman que sus dos colas no son nada fuera de lo común, incluso a pesar del origen interestelar, y que se trata de un cometa procedente de otro lugar fuera de la Vía Láctea.
“Está expulsando partículas de polvo hacia el Sol, porque el lado diurno del núcleo es el caliente”, como declaró David Jewitt, profesor de astronomía de la UCLA y experto en cometas, a Sky and Telescope.
“Todo esto coincide con un núcleo de cometa de tamaño típico o menor, que se sublima con la luz solar y expulsa partículas de polvo. No hay nada realmente sorprendente en ello”, afirmó el astrónomo.
En una entrada de blog del 29 de septiembre, el astrónomo de la Universidad Estatal de Pensilvania, Jason Wright, también criticó la inusual conclusión de Loeb de que el 3I/ATLAS podría ser una nave espacial extraterrestre, señalando varias observaciones previas de “un aumento similar hacia el Sol” causado por grandes granos de polvo expulsados ??que “no son arrastrados por el viento solar en la cara de un cometa orientada hacia el Sol”.
Científicos de la Agencia Espacial Europea también han sugerido que la extraña protuberancia observada en el objeto interestelar podría ser una “cola de polvo” compuesta de diminutas partículas sólidas, típicas de los cometas del sistema solar. Incluso el propio Avi Loeb deja abiertas todas las posibilidades, al ser autor de otros dos artículos que sugieren que la anticola es el resultado de la “dispersión de la luz solar por fragmentos de hielo desprendidos de la cara de 3I/ATLAS orientada al Sol”. “Estas diminutas partículas de hielo se evaporan antes de ser empujadas significativamente por la presión de la radiación solar, por lo que nunca aparecen como una cola cometaria convencional”, escribió en su último blog.
AM.MX/fm
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