El aborto y el matrimonio homosexual son una realidad en Irlanda del Norte después de años de lucha infructuosa para conseguir estos derechos.
Los cambios se han conseguido gracias a la intervención del Parlamento Británico y a pesar de un último intento de los miembros de la Asamblea regional norirlandesa de anular la legislación enviada desde Westminster.
A diferencia del resto del Reino Unido, donde el aborto está autorizado desde 1967, en Irlanda del Norte era ilegal salvo en el caso de que el embarazo amenace la vida de la madre. El matrimonio entre personas del mismo sexo, autorizado en el resto del país, también estaba prohibido en la región.
Con la Asamblea de Belfast, en la que recae el gobierno autonómico de la provincia de Irlanda de Norte, cerrada desde hace tres años y medio [a raíz de un escándalo político-financiero], la gestión norirlandesa se administra en gran medida desde Londres.
Aprovechando está situación, los diputados en Westminster aprobaron en julio una enmienda según la cual, si no había un gobierno local funcionando para este lunes 21 de octubre, automáticamente entrarían en vigor las leyes del aborto, así como las del matrimonio del mismo sexo.
De esta forma, las primeras bodas de personas del mismo sexo se celebrarán “a más tardar” durante ”la semana de San Valentín de 2020”, según el secretario de Estado para Irlanda del Norte, Julian Smith.
Mientras que, de acuerdo con la nueva legislación, las mujeres que buscan acceso a un aborto en Irlanda del Norte no serán procesadas judicialmente; además, las investigaciones de abortos ilegales ya no serán perseguidas y los enjuiciamientos actualmente en curso se suspenderán.
Para Grainne Teggart, de Amnistía Internacional en Irlanda del Norte, “es el día en que decimos adiós a unas leyes del aborto opresivas, que controlan nuestro cuerpo y nos han negado el derecho a elegir”.
El conservadurismo religioso en Irlanda del Norte, tanto de protestantes como de católicos, había hecho imposible la legalización del aborto, que previamente fue bloqueada por el Partido Unionistas Democrático (DUP), utilizando su derecho especial al veto.
Incluso, para oponerse a enmienda enviada desde Londres, algunos diputados del parlamento regional norirlandés volvieron a sus escaños por primera vez en dos años y medio. Pero fue simplemente una acción simbólica, pues no pudieron hacer nada para bloquear la decisión.
Para Arlene Foster, la líder del ultraconservador DUP, es “un día triste”. Afirmó que se “tomará todas las opciones legales posibles”, incluida la derogación, para tratar de evitar la legalización del aborto. “Estos son días anormales y estamos en una situación muy anormal”, agregó.
Incluso, frente al parlamento norirlandés se había congregado un grupo de antiabortistas con pancartas que decían “¿Aborto? No en mi nombre”. “Fue el gobierno de Westminster quien impuso la legislación, no fue el gobierno que elegimos aquí”, así que esto es “antidemocrático e incorrecto”, afirmó Bernadette Smyth, directora del grupo Precious Life Northern Ireland.
AM.MX/dsc
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