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martes, octubre 28, 2025

El Tren Maya difunde la mística “limpieza de huesos” de Pomuch, Campeche

Esta semana, con motivo de las celebraciones del Día de Muertos, el Tren Maya ha lanzado una nueva producción audiovisual que destaca una las tradiciones más singulares y conmovedoras de México: la “limpieza de huesos” en Pomuch, Campeche. El cortometraje destaca como esta costumbre centenaria, lejos de ser un acto lúgubre, es una profunda celebración de la vida, la memoria y la comunión entre los vivos y los muertos.

La producción subraya la conexión directa que el Tren Maya ofrece a quienes deseen experimentar esta rica tradición. Muy cerca de Pomuch se encuentra la estación Hecelchakán, posicionándose como un punto de acceso clave para el turismo cultural. El audiovisual enfatiza que el tren es una invitación a descubrir México de una manera única, permitiendo a los viajeros explorar pueblos y ciudades que conservan intacto el legado maya.

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Un ritual de vida y memoria

El eje central de este nuevo cortometraje es el ritual que se lleva a cabo previo al Día de Muertos. En Pomuch, “la muerte no significa ausencia, significa regreso”. Bajo esta premisa, las familias acuden al camposanto para preparar los osarios. Con “manos gentiles”, limpian el polvo de los restos de sus seres queridos, un gesto que simboliza “una caricia al pasado”.

Este acto, descrito en el video -cuarto cortometraje institucional del Tren Maya- como una “comunión”, es un acto de vida. Los descendientes limpian las huellas del tiempo, ordenan los huesos y los cubren con lienzos nuevos, bordados con amor. Es la manera en que los campechanos dicen: “No te hemos olvidado”.

La tradición es ancestral, con raíces que se extienden a la época maya, sumando quizás más de dos siglos. Aunque ha tenido cambios, como la inclusión de elementos de la religión católica o la compra de mantos bordados que antes hacían las familias, la esencia prevalece gracias a la comunidad. Un testimonio recogido en la producción relata que esta costumbre se transmite de generación en generación.

Hanal Pixan: El banquete de las almas

La producción audiovisual del Tren Maya también muestra que la celebración continúa en los hogares. Cuando el sol cae, el pueblo se prepara para el “Hanal Pixan”, la comida de las almas. Las familias montan altares, una tradición que se observa desde la infancia.

Estos altares se llenan con el aroma del “Pip”, la comida principal; velas y elementos que reflejan los gustos personales de aquellos que “ya no están con nosotros”. El sentimiento principal es “compartir” y “añorar el recuerdo“, bajo la creencia de que esa noche las almas regresan, se sientan a la mesa y conviven nuevamente con sus familias.

El documental cierra con una invitación a visitar Pomuch de manera respetuosa, describiéndolo como un “lugar místico” y “sagrado”. La pieza audiovisual del Tren Maya logra capturar cómo, en este rincón del alma maya, la muerte es luminosa y los muertos viven, no en el misterio, sino en el amor que sigue respirando.

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