*En cuanto a su conducta y sus lealtades que lo juzguen los limpios de corazón. Él y otros abandonaron a Manuel Becerra Acosta, y el agarrón con Carlos Payán debió ser de antología. Sus razones tendrían
Gregorio Ortega Molina
De la Apertura democrática a la 4T los moditos de mandar no varían y el objetivo es el mismo, silenciar la crítica, aplastar los criterios independientes, unificar la opinión para imponer la voluntad del Tata Mandón.
Retomo la nota de Rosa Elvira Vargas de La Jornada, del 30 de junio de 2007: “Conocido en la historia del periodismo nacional como el golpe a Excélsior, el capítulo que concluyó el 8 de julio de 1976 con la salida de Julio Scherer y un numeroso grupo de reporteros, escritores y articulistas tuvo como antecedente el boicot publicitario que, auspiciado por el gobierno de Luis Echeverría Alvarez, impusieron a esa casa editorial los principales empresarios del país.
“Miles de páginas se han escrito en torno al que se considera uno de los ejercicios más ignominiosos del poder público en México contra un medio de comunicación.
“Pero en esa efeméride del oprobio pocos recuerdan que fue desde agosto de 1972 -esto es, cuatro años antes de la maniobra que expulsó a Scherer García de la dirección del matutino- cuando los grupos empresariales, auspiciados por el entonces presidente Luis Echeverría Alvarez, suspendieron la compra de espacios para anunciarse en las páginas del que fuera considerado en su momento uno de los cinco mejores periódicos del mundo”.
Si la relación entre AMLO y los empresarios fuese similar a la del gobierno de entonces, a través de la Comisión Nacional Tripartita, el actual presidente de México no hubiese necesitado de Irma Eréndira Sandoval para desahogar su berrinche.
Posiblemente Julio Scherer Ibarra susurró al oído de su patrón el modo y el momento de hacerlo, lo que no era necesario salvo la necesidad de mostrar músculo. Lo ha repetido desde que inició: no es florero.
Muchas son las anécdotas sobre la manera en que el Excélsior sobrevivió económicamente y no faltó el salario a los miembros de la cooperativa y los colaboradores. Quizá el propio Echeverría tuvo algún reconcomio, porque instruyó a Guillermo Martínez Domínguez, entonces director de Nacional Financiera, para que abasteciera de numerario a esa casa editorial, obviamente con la indicación de que el mismísimo Scherer supiera a quién le debía el favor.
Naturalmente Nexos no consume los mismos recursos económicos y, en apariencia, no tiene los mismos alcances ni penetración, pero la era digital que vivimos modifica esa percepción, así como el manejo de estudios y estadísticas que hacen quienes colaboran con Héctor Aguilar Camín.
Desde hace días y ahora abundan las acusaciones contra el señor Aguilar Camín, y lo menos que le dicen es intelectual orgánico enriquecido a la sombra de Salinas de Gortari. Puede afirmarse que aprovechó su oportunidad, como muchos otros intelectuales lo hicieron. Unos a la sombra del poder político, otros desde el cobijo de Televisa. En ese ámbito nadie se salva, al menos en esta época iniciada durante el gobierno de Miguel Alemán.
Los pecados de Aguilar Camín son otros, como su conflicto de entendederas con Emilio Uranga. Es mejor historiador y ensayista que novelista, y como articulista logra niveles de excelencia.
En cuanto a su conducta y sus lealtades que lo juzguen los limpios de corazón. Él y otros abandonaron a Manuel Becerra Acosta, y el agarrón con Carlos Payán debió ser de antología. Sus razones tendrían.
En una mesa del Sanborn’s de los Azulejos me lo presentó Salvador Reyes Nevares, ahí y en esa misma reunión conocí a Carlos Monsiváis. Héctor era modesto de solemnidad, un pobretón digno. Hoy no lo merecemos. Este capítulo debe regresarlo a su cordura original y a la inteligencia que lo caracteriza. Aunque puede que no.
AMLO nos quiere ver la cara
El presidente de México se quiere pasar de listo. Queda claro que las firmas para enjuiciar a los expresidentes no fueron suficientes. De ahí que decidiera impulsar ese juicio mediático, con su muy personal estilo, a través del Senado de la República. A west point quiere que haya circo, porque legal y jurisdiccional el asunto sólo requiere de dar un paso: convertir en indiciados a sus némesis y ser específico en la denuncia sobre cuáles son los delitos que les imputaría.
La pregunta que propone es una tontería. Demasiado abierta, porque lo mismo pueden ser acusados y enjuiciados por no pagar sus impuestos, que por una infracción de tránsito o por acoso sexual, o simplemente por robo durante su administración. ¿Pero, dónde están las pruebas?
Lesiona a las instituciones y a la SCJN. Opinen si no, lectores: “¿Está de acuerdo o no conque autoridades competentes, con apego a las leyes y procedimientos aplicables, investiguen y en su caso sancionen la presunta comisión de delitos de los expresidentes, Salina, Zedillo, Fox, Calderón y Peña antes, durante y después de sus respectivas gestiones?”
¡Vaya cachaza! Seguro cree que todos los mexicanos somos sus pendejos. Y todavía se atreve a coaccionar emotiva y socialmente a Héctor Aguilar Camín y Enrique Krauze.
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