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sábado, julio 26, 2025

Localizan Sak-Bahlán, el último hogar de los lacandones rebeldes de Chiapas

CIUDAD DE MÉXICO.— Luego de tres siglos abandonada y devorada por la selva de Montes Azules, un proyecto arqueológico internacional podría haber dado con Sak-Bahlán, la “tierra del jaguar blanco”, lo que sería el último refugio de los lacandones-ch’olti’es, los últimos mayas rebeldes de Chiapas.

Este antiguo enclave maya, que permaneció como símbolo de independencia durante más de un siglo, tras la caída de su capital Lacam-Tún (“Gran Peñón”) en manos de los españoles en 1586, fue divisado por última vez en 1695 y luego desapareció entre la vegetación hasta ahora.

⇒ El descubrimiento fue hecho por los doctores Brent Woodfill y Yuko Shiratori, de las universidades de Winthrop (Estados Unidos) y Rissho (Japón), junto con al menos tres arqueólogos mexicanos y forma parte del Proyecto Arqueológico Sak-Bahlán.

La localización de la también llamada “tierra del jaguar blanco”, a través de la Reserva de la Biosfera Montes Azules, se logró con la guía del investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Josuhé Lozada Toledo, quien realizó un modelo predictivo con el uso de Sistemas de Información Geográfica (SIG), que funciona como un mapa digital superinteligente.

Mediante el SIG, sistema que permite integrar y analizar diferentes tipos de información en capas, como altitud del terreno, tipos de vegetación, ríos y lagos, Lozada Toledo reconstruyó las rutas de comunicación prehispánicas e históricas de los grupos mayas. A través del software ArcGIS Pro, introdujo capas de información para realizar cálculos y análisis predictivos.

“Tomé datos de la crónica del fraile De Rivas, de 1698; por ejemplo, narra que, ese año, él y una tropa de soldados partieron de Nuestra Señora de los Dolores (antes Sak-Bahlán) y caminaron cuatro días hasta el río Lacantún. Navegaron por dos días y llegaron a El encuentro de Cristo, lugar donde el afluente se une con el río Pasión, y dejaron sus canoas para luego caminar hasta el lago Petén Itzá, en Guatemala.

“A partir de esos lugares mencionados, los cuales tenía georreferenciados, hice una conversión de los cuatro días referidos, desde algún punto del río Lacantún hasta Sak-Bahlán”, apuntó.

Detalló que consideró diversas variables: el territorio, es decir, las capas de altimetría y de vegetación; la capa de cuerpos de agua y el peso del cargamento por persona. “Al juntar todas estas variables pude hacer la propuesta en el mapa y obtener un rango aproximado de dónde podría ubicarse el sitio Sak-Bahlán”.

El modelo predictivo realizado por el arqueólogo, que será dado a conocer en el próximo número de la revista Chicomoztoc, fue la brújula para el proyecto de investigación que contó con financiamiento de Discovery Channel. La travesía es el eje del documental Discovering the hidden mayan city: Sac Balam.

Para Lozada Toledo, esta experiencia, en la que también participaron los arqueólogos mexicanos Rubén Núñez Ocampo y Socorro del Pilar Jiménez Álvarez, es cercana a lo experimentado por los exploradores del siglo XIX, pero con internet satelital: “Es el recorrido de campo más pesado que he tenido en mi vida, pero, finalmente, encontramos la evidencia arqueológica, justo en el punto que había marcado”.

Su localización, cercana a los ríos Jataté e Ixcán, es el comienzo de una historia que entrelazará las crónicas virreinales y la evidencia material. Hasta el momento, el proyecto arqueológico ha realizado dos temporadas de campo para mapear el sitio y elaborar pozos de sondeo, para definir su ocupación temporal.

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EM/dsc

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