Más del 75% de los cultivos alimentarios del mundo dependen, en cierta medida, de la polinización. Las abejas, murciélagos, polillas, mariposas, e incluso escarabajos ayudan a que las plantas se reproduzcan.
Los polinizadores mejoran el sabor de nuestros alimentos. Al ser polinizados correctamente, producen frutas y hortalizas más grandes, con mejor sabor y son más uniformes.
De igual forma, se han realizado estudios en explotaciones agrícolas pequeñas, que muestran un aumento del 24% en su rendimiento. Por ello, las abejas, mariposas y otros polinizadores, contribuyen a la seguridad alimentaria de la población mundial.
Es alarmante que la población de las especies polinizadoras -el 35% de ellas- está en peligro de extinción debido a practicas agrícolas intensivas, cambio de uso de tierra, plaguicidas, especies invasoras, entre otras causas.
Nosotros podemos evitar que la extinción de estas criaturas nos traiga desastres naturales y crisis de hambruna en los próximos años.
Mantener la biodiversidad de los bosques y áreas donde habitan estas criaturas es de vital importancia, así como consumir productos locales que incentiven un una explotación controlada y limitar el uso de plaguicidas.