Del trabajo de las abejas se obtiene un néctar ambarino. Nuestros paladares se deleitan con la generosidad del polen convertido en miel.
Es un alimento rico en antioxidantes y perfecto para endulzar los platillos que consumimos. Pero no todos los frascos que encontramos en el mercado contienen miel 100% pura.
A continuación van unos tips para identificar un producto de calidad:
- Las flores para hacer miel son varias, por ello hay diferentes tipos de miel, cuyas características organolépticas varían en función de la misma. Algunas veces, el color oscila entre: dorado traslúcido a pardo. Por otro lado, la textura siempre será ligeramente cremosa y al verterla se formará un hilo consistente y homogéneo.
- Si alguna vez, al voltear un frasco, se ha observado que el líquido tarda en bajar y se adhiere con necedad al fondo. Entonces se está consumiendo miel pura.
- El envase de miel debe presentar una consistencia uniforme, la miel no es agua de horchata. No hay que estarle moviendo para que se conserve la mezcla de manera homogénea.
- Después de un tiempo tiende a cristalizarse, dentro del frasco. Cuando ocurra eso, se puede aplicar calor (temperaturas moderadas que no sobrepasen los 30°C) para deshacer los cristales.
- Al acercar el frasco a la nariz, se debe percibir un ligero aroma floral y dulce.
- La miel pura es difícil de disolver, por ello, cuando se agrega miel a un té u otra cosa, tardará un poco más en disolverse.
- El precio también juega un papel importante. La miel es un alimento que resulta un poco caro debido a las condiciones en las que se obtiene. Una miel pura tiene un costo superior a los $100 en frascos de 250gr. Quizá si se compra directamente con los productores, el precio reduzca. Pero hay que considerar que esto depende del tipo de miel y el trabajo del apicultor. No es trabajo fácil y como todo trabajo: requiere una remuneración JUSTA sin que atente con la población apícola.