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viernes, marzo 29, 2024

Richard Burton no pudo con Lev Davídovich

Luis Alberto García / Moscú, Rusia

* Falló en su papel en la cinta de Joseph Losey.
* Filmada en México en 1972, también participó Alain Delon.
* Guión desafortunado y mediocre de Nicholas Mosley.
* Sylvia Ageloff fue mal interpretada por Romy Schneider.
* La versión de 2017, coincidente con el centenario de la Revolución.
* Cualquier película biográfica tiene inexactitudes históricas.

No fue la primera vez que se intentara filmar y exhibir la vida de Lev Davídovich Bronstein –su nombre real- en años recientes, puesto que, en los meses de abril, mayo y junio de 1972, se rodó en la Ciudad de México y en Roma El asesinato de Trotski, sobre los últimos momentos de la existencia del revolucionario nacido en 1879.
Producida por Joseph Shaptel, dirigida por Joseph Losey, fotografiada por Pasqualino de Santis, musicalizada por Egisto Macchi y protagonizada por Richard Burton (Lev Trotski), Alain Delon (Ramón Mercader, Frank Jacson o Jacques Mornard, el asesino) y Romy Schneider (Sylvia Ageloff, su amante y secretaria del perseguido de Iósif Stalin).
Valentina Cortese personifica a Natalia Sedova, la esposa del escritor atacado esa tarde de agosto de 1940, mano derecha de Lenin, todos incluidos en una cinta que resultó fallida no obstante su reparto deslumbrante, cuyos honorarios se consideraron entre los más altos de la década de 1970.
Un guión desafortunado y mediocre de Nicholas Mosley, con errores de apreciación e imprecisiones históricas notables desde el principio, impidió el lucimiento y mejor desempeño de los actores, Richard Burton en primer término, considerado y situado en aquella época en la primera línea del firmamento de estrellas fílmicas internacionales.
Sin embargo, una empresa productora, SRDA propiedad de Alexander Kott y Konstantín Statski, insistió en el tema en 2017, eligiendo al símbolo sexual de la nueva Rusia como actor principal, con el rol central recayendo en él: el más codiciado y talentoso actor del país, Konstantín Jabenski, estrella de la película Admiral, filmada en 2008.
Ambientada en la guerra civil rusa de 1918-1921, Jabenski protagoniza en Admiral al comandante en jefe del Ejército Blanco, Alexander Kolchak, en la que también actuaron excelentes actores rusos en los papeles principales.
Admiral fue candidata a los premios Óscar como mejor película extranjera; pero la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Hollywood no la incluyó ni entre sus finalistas, ni entre sus nominadas por razones comerciales y de taquilla.
En la segunda cinta, lo raro del caso es que, cuando se estrenó en Rusia, el personaje de Lev Davídovich Trotski venció a la cinta sobre el héroe revolucionario Vladímir Ilich Uliánov –Lenin- en la batalla de los ‘ratings’ nacionales, para júbilo de Kott y Statski, los productores que de inmediato recuperaron su inversión
Trotski se filmó y estrenó coincidiendo con la celebración del centenario de la Revolución de 1917, junto con otra serie, El Demonio de la Revolución, acerca del exilio de Vladímir Ilich Uliánov –Lenin- en el extranjero, la llegada a su país tras largo exilio y al poder en el célebre tren blindado que lo llevó de Suiza a Finlandia y finalmente a Rusia.
Las dos producciones se enfrentaron en los dos principales canales de Rusia, y a pesar de la mayor fama de Lenin, los espectadores prefirieron seguir los escapes y exilio de Trotski como perseguido político al Asia Central, Turquía, Noruega y México (14,9% del público frente al 9,7%).
“Fue un infierno para historiadores y críticos, pues como con cualquier película biográfica, esta tuvo críticas por las imprecisiones e inexactitudes históricas”, dice el productor Konstantín Statski, quien insiste en que los creadores no estaban tratando de hacer un documental.
“Su objetivo –añade-, era tejer una narrativa ficticia en torno a los hechos básicos de la biografía de Lev Trotski, personaje histórico difícil de ser llevado al cine, y también fue objeto de críticas lo que se percibió como una demonización excesiva de Trotski”.
Un ejemplo –explica Statski-, es el hecho de que recayera sobre él toda la culpa por el asesinato de la familia imperial de los Romanov en la Casa Ipátiev en Ekaterinburgo el 16 de julio de 1918, sin que esté claro quién dio la orden final de fusilarla, si él, Yákov Svérdlov o Lenin.
Statski señala que uno de los objetivos de la serie era entrar en la mente del tipo revolucionario, así como abordar una de las grandes preguntas ficticias de la historia rusa: ¿habrían ido mejor las cosas si Trotski hubiera derrotado a Stalin?
“No, no habrían sido mejores”, afirma contundente el productor, seguro de sus palabras y de sí mismo, porque las distorsiones, divisiones, asesinatos y traiciones dentro del movimiento revolucionario empezaron desde el mismo 1917.
Lev Davídovich Trotski, Lev Bronstein, nacido en 1879, asesinado en México en 1940, tiene sobre su conciencia y en su haber hechos que lo convierten en un desdichado e infeliz ciudadano o revolucionario ruso, que bien podía haber sido personaje de cualquiera de las grandes novelas y los poemas de Alexander Pushkin, Nicolás Gógol, Iván Búnin, Vladímir Maiakovski o Fedor Dostoievski.

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