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viernes, noviembre 22, 2024

Trabaja el INAH en conservación de piezas arqueológicas de Jaina

Como parte del Proyecto de Conservación de Obra Arqueológica, durante el último año y medio; un equipo del Laboratorio de Conservación del Museo Nacional de Antropología (MNA) ha trabajado en la comprobación de un método que permite erradicar, de la manera menos invasiva posible, las sales que minan la estructura de objetos arqueológicos, informó la especialista Claudia Blas Rojas. Por lo que han trabajado con cerámica de Jaina.

 

 

De las aproximadamente tres mil piezas que integran el acervo cerámico de la Colección Maya del (MNA), unas de dos terceras partes tienen un bajo grado de deterioro. Alrededor de mil, presentan deterioro moderado y 30 son casos diagnósticos de los efectos más nocivos que las sales provocan en estos materiales arqueológicos.

 

La coordinadora del laboratorio e investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); detalló que gracias a gestiones del Patronato del MNA, consiguieron un donativo de la Fundación Arte y Cultura de Grupo Salinas. Esto para llevar a cabo las tareas de estudio y experimentación en una decena de vasijas y figurillas antropomorfas de la isla de Jaina, en Campeche. Mismas que tienen problemas severos de conservación.

 

Junto a la actualización del catálogo de la Colección Maya, que lleva a cabo el curador Daniel Juárez Cossío; el proyecto generó un diagnóstico que permite determinar que el deterioro por sales afecta a prácticamente todo el conjunto cerámico resguardado en bodega.

 

Esta problemática se debe al crecimiento salino en las piezas. Sin embargo, los carbonatos y sulfatos se presentan en forma de concreciones y velos que afectan la legibilidad de las obras; los nitratos y los cloruros (sales solubles) son enemigos silenciosos que van empujando el poro del barro a un nivel microscópico. Lo cual destruye la estructura del objeto y ocurre el fenómeno de pulverulencia.

 

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La presencia de estas sales puede ser ocasionada por la materia prima para elaborar las piezas; al arrastre de materiales durante el tiempo de enterramiento o al uso de productos incompatibles en intervenciones anteriores. 

 

Esto pudo ocasionar crecimiento salino que presiona a los materiales de restauración. Como retirar las sales resulta riesgoso, es preferible estabilizar el objeto y monitorear sus condiciones ambientales, principalmente de humedad.

 

Por estas razones, el equipo que está integrado por Claudia Blas y los restauradores Natalia Silva Rodríguez y David Alberto Flores Rosas, explican que el retiro de sales solubles suele efectuarse con tratamientos a base de agua en estado líquido. No obstante, las piezas procedentes de la isla de Jaina requieren de un método que minimice los riesgos de su intervención (poseen mucha decoración postcocción en colores azul, amarillo, rojo, rosa, negro y blanco).

 

 

 

“Encontramos que el ciclododecano (un hidrocarburo orgánico, consolidante y fijativo temporal) y el mentol son usados para fijar tintas solubles en papel. Entonces diseñamos una metodología a partir de pruebas; toma de tiempos; observación del comportamiento de los materiales en probetas y la composición de una paleta de colores; que diera problemáticas similares a las observadas en los materiales originales.”

 

Mencionan que al comparar los datos, el ciclododecano resultó más viable porque implica que la pieza estará libre de fijativo; sin que tengan que incidir de nuevo en ella. Debido a que este material es apreciado para el fijado, que es un proceso previo a la desalinización, porque puede sublimar.

 

La sublimación o volatilización es un fenómeno que se basa en modificar el estado sólido de un material por el gaseoso; sin necesidad de llevarlo hacia el estado líquido.

 

 

“Ese es el punto medular de este proyecto, trabajar con estas piezas de una forma más segura para la desalinización. el cual es un procedimiento dilatado porque requiere su sometimiento a sistemas acuosos; dejarlas secar y monitorear el grado de sales que se han ido retirando”, explicaron los conservadores.

 

 

 

Jaina 

En el libro El arte de la casa en el agua, el arqueólogo Román Piña Chan explica que las figurillas de Jaina -muchas de ellas colocadas como parte de ofrendas funerarias por su delicadeza, maestría, realismo y minuciosidad en el detalle, son consideradas obras de arte menor, comparables a las tanagras griegas o a los marfiles de China- son, al mismo tiempo; documentos que informan sobre una parte de la sociedad y su cultura.

 

 

El restaurador David Alberto Flores Rosas realizó una investigación previa sobre la colección e indica que los objetos no fueron hechos en esa isla de Campeche. Llegaron ahí por la importancia de este centro rector en una larga red de intercambio: iba de la Huasteca y se extendía -vía canotaje- por la Costa del Golfo y hacia tierra adentro con el norte de la península de Yucatán y otras zonas del área maya.

 

 

 

La Colección Cerámica de Jaina del MNA, procede tanto del antiguo Museo Nacional, como de excavaciones realizadas por expertos como el propio Piña Chan. Estas abarcan los periodos Clásico Temprano, Clásico Tardío y Clásico Terminal; que van del año 300 d.C. al 1200 d.C., con auge entre los años 650 y 800.

 

 

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