FRANCISCO RODRÍGUEZ
El régimen puso la vara muy bajita. Al convertir a Emilio Lozoya y a Emilio Zebadúa en los testigos protegidos que aceptan el criterio de oportunidad para delatar a sus anteriores jefes, el sistema lopezobradorista se ha empinado solito a las consecuencias de un torbellino jurídico que apunta a no tener fin. Se colgaron con sus propias tácticas.
Como se desprende de la orden de aprehensión contra Luis Videgaray, a partir de ahora traidor a la patria podrá ser todo aquél que recabe fondos e instrumentos nacionales o extranjeros, o estafas maestras para luchar electoralmente contra el “caudillo”. En mala hora, peor momento y pésimas argumentaciones.
Ninguna otra consideración de soberanía. La derrota del 2012 a manos de Videgaray y Peña Nieto es la suprema razón legal para pedir la causa por traición a la patria. Y la atribuyen únicamente a los dineros de Odebrecht. Algo que no puede pasar la prueba del añejo en los tribunales.
Se involucra a los gobernadores de Hidalgo, Zacatecas, Estado de México, Quintana Roo y anexas, tocados por la Estafa Maestra de Miguel Ángel Osorio Chong y Rosario Robles, porque de ahí piensan jalar el mecate para provocar todas las delaciones contra la mafia del poder. Simplismo absoluto. Mendacidad extrema usando uno de los mecanismos penales que deberían servir para otros propósitos más serios.
Puros golpes de mano de una insensatez supina
La traición a la patria, un delito verdaderamente grave, inexcusable, que debería dirigirse contra los que hubieran atentado contra el interés superior de la Nación, ha sido reducido, banalizado, ridiculizado a contentillo por la Fiscalía General de la República para encorsetarlo al ámbito electoral, ahí donde es casi imposible de probar.
Se trata de otra infame treta ñoña de distracción, de otro embuste a la opinión pública que no tiene pies ni cabeza. Jugar con la Constitución y con la ley, igual que se pretende hacer cuando se propone que la Guardia Nacional sustituya a la Fiscalía en el arraigo, procesado e investigación de los sospechosos de cualquier delito, una violación constitucional absoluta que no admite defensa.
Se trata de violar todo, con todo el gobierno, todo el tiempo para finalmente ocultar la incapacidad y las ocurrencias.
Se trata de ganar popularidad e intención de voto. Son los golpes de mano de una insensatez supina. Se fabrican porque no saben qué hacer ni qué decir para estar presentes en la boleta del 2021.
¿De cuál traición se habla? ¿De qué patria?
Por lo pronto los sobornadores de Odebrecht ya dijeron que el dinero que se les pidió no fue utilizado para causas electorales, sino para engordar los bolsillos de Videgaray, Peña Nieto y Lozoya, entre otros. Por eso todas las estratagemas de transferencias y depósitos de recursos en paraísos fiscales del momento. El asunto se cae y se explica por su propio peso.
Todo es válido para estar presentes en el ánimo cada vez más deprimido y violentado de los pobres de México, que a su vez fueron ya sustituidos por “los sobres” que han inundado el aparato. ¿De cuál traición se habla? ¿De qué patria?
Si de acusar como traidores a la patria se trata, el espectro de la acusación de marras rebasa el efecto electoral y se ubica por encima de sus cabezas, hoy sí con la espada de Damocles encima, porque ellos mismos pusieron la vara muy bajita, casi al ras del suelo. Y a palabras de borracho, oídos de cantinero.
Superiores, los delitos cometidos en este sexenio
Es imposible no deducir quiénes serán en el futuro inmediato acusados de traición a la patria, pues con esto se abre la temporada mayor de la caza de brujas, en plena festividad de muertos. A reunión de pastores, oveja muerta.
Más les valdría ser cautos, callarse la boca, andar como los gatos sobre tejado caliente, porque en una de ésas a los acusadores de hoy les podrá caer La Voladora dentro de un rato. Por ser la primera vez que la FGR acusa de ese delito, será un referente obligado para lo que siga.
Ya se ha de imaginar usted si violar la Constitución, provocar reiteradamente la miseria de un pueblo, ultrajar el estado de Derecho, desgajar la unidad territorial de la Federación y apoyar inusitadamente a un gobierno extranjero hostil a los mexicanos no podrá ser juzgado por traición a la patria.
Se está jugando con fuego todos los días. Viendo la paja en el ojo ajeno, en ningún momento piensan que los primeros incoados pueden ser ellos. Los delitos cometidos en este sexenio superan con mucho a los que se hubieran cometido en cualquier juego electoral, de esos que al “caudillo” le servían para justificar sus moches y sus estilos.
No deben olvidar que según el Código Penal vigente traicionar a la patria es realizar actos contra la soberanía e integridad de la Nación con la finalidad de someterla a un grupo o gobierno extranjero… y privar de su libertad a una persona en territorio nacional para entregarla a autoridades ajenas. No contempla siquiera la complicidad con el narcotráfico. ¡Ups!
Ridiculizan la ley, igual que se ridiculizan ellos mismos
Los dichos de esos delatores de Lozoya y Zebadúa no pueden ser tomados como causa principal de sus propios embustes. Los dos firmaron y recibieron, no son testigos circunstanciales, y menos pueden ser testigos protegidos los que maquinan los ilícitos. O todos son culpables, o no puede haber culpables.
En la argumentación del Ministerio Público, la FGR, el delito de traición a la patria, aparte del electoral, consistiría en haber impulsado de manera ilegal y con sobornos de particulares la aprobación de reformas estructurales que someterían la dignidad de la nación a personas, no a países extranjeros.
Con las pruebas presentadas por la FGR, consistentes en los dichos redactados por los delatores, el juez de la causa no se aventó a librar la orden de aprehensión, por falta de pruebas suficientes. Volverán a reformular la petición. Eso les pasa por ridiculizar la ley, igual que sus conductas.
Otra distracción ñoña con fines electorales para el 2021
Desde hace algún tiempo, Videgaray y Tomás Zeron de Lucio, el de Ayotzinapa, ya se encuentran en Israel al cobijo de un territorio sin problema para negar cualquier extradición. Así que se confirma esa distracción ñoña que sólo tiene fines propagandísticos para las elecciones intermedias que se avecinan como cataratas.
Traicionar a la patria son palabras mayores. La patria no es el “caudillo” de ofendas humeantes, ni el de las supercherías que tratan de agradar a un pueblo que ya se le fue de las alforjas.
El pueblo simplemente está desesperado de tanto fantoche.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Que el escribidor recuerde, Andrés Marcelo Sada Zambrano, a la sazón presidente de la Coparmex, fue el primero a quien sin razón se le endilgó el epíteto de traidor a la Patria. Líder empresarial que, en la década de los 70, encabezó un movimiento para rescatar y fortalecer la imagen del sector privado ante las campañas de desprestigio promovidas por el gobierno de Luis Echeverría Álvarez, para quien el empresario era “un ente nocivo para la sociedad”. Y sí, la ruptura entre la iniciativa privada y Echeverría llego a tal extremo, que el empresario regiomontano fue acusado públicamente de traidor a la patria desde la tribuna de la Cámara de Diputados… sin que tal acusación llegara a más.
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