Gregorio Ortega Molina
Tengo la certeza de que nuestros inmaculados líderes están seguros de haber visto la cara a la sociedad civil, tanto como desconocemos qué motivó a los músicos del Titanic a continuar con la función, ante lo evidente: nada es para siempre, lo que parecen no entender los valedores intelectuales de la 4T, notoriamente el más conspicuo de sus corifeos, quien ahora sostiene que el problema con el populismo, es que funciona.
Decidieron continuar con la música, como si fuese una extensión de sus vidas, un prolongar su presencia ante el desastre y, quizá eludirlo, a pesar de la evidencia de que serían más las víctimas que los sobrevivientes. De idéntica manera proceden hoy, absolutamente mimetizados, a pesar de que, como los músicos del barco durante la noche del 14 al 15 de abril de 1912, no verían la luz del sol, ni sus nombres quedarían escritos en la historia y tampoco sabrían el destino de sus familias.
Aquí, como en todo, no hay espacio para otros datos que sustituyan la realidad, que es tremenda. Dice la información, no desacreditada ni desmentida por Elizabeth García Vilchis, que “mayo es uno de los meses más violentos de los que se tiene registro en México: en apenas 15 días, las estadísticas oficiales de conteo diario apuntan que suman ya mil 226 asesinatos, un promedio de casi 82 al día, la cifra más alta desde marzo de 2020, hace más de dos años. Y la cantidad todavía puede ser mayor, pues el conteo diario que presenta el gobierno sub registra entre 10% y 20% de los asesinatos, debido a que se elabora casi en tiempo real.
“De hecho, de continuar con esta tendencia —con días en los que se ha superado la barrera de más de 100 víctimas en 24 horas—, mayo se perfila como uno de los meses más violentos de la administración de Andrés Manuel López Obrador”.
Si aceptamos que “el populismo funciona”, y no nada más engaña, ¿dónde dejamos a la razón? Confucio dijo: “Odio una apariencia que no es la realidad. Odio la cizaña que puede ser confundida con el grano. Odio la verbosidad que puede ser confundida con la rectitud. Odio la mordacidad que puede ser confundida con la sinceridad. Odio la música de Chang que puede ser confundida con la verdadera música… Odio a vuestros buenos hombres prudentes de las aldeas que pueden ser confundidos con los verdaderamente virtuosos”.
¿Están dispuestos a creer que el éxito del populismo es que funciona? No es así, de la misma manera que tampoco sabremos qué impelió a los músicos del Titanic a seguir con la función, a pesar de que la muerte ya les mojaba los calcetines.
www.gregorioortega.blog @OrtegaGregorio
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