TULUM, 26 de febrero (ElMayaMX).- De acuerdo a un extenso reportaje publicado por el medio norteamericano, The New York Magazine, Tulum pasó de ser uno de los destinos turísticos más populares del mundo a un infierno liderado por la corrupción y la crisis ambiental que deja cada vez más turistas decepcionados.
Se trata de un reportaje de Reeves Wiedeman, dónde el periodista se cuestiona ¿quién mató a Tulum?, luego de indagar en las cuestiones ambientales, turísticas y económicas de una región que hasta hace unos años era adornada por playas de arena blanca y mar azul neón.
Hoy esas playas están cada vez más saturadas por plagas de algas que se mezclan con peces muertos y otras criaturas marinas y que dejan un olor a huevo podrido que los citadinos alejan mientras pasean con una copa de copal por las playas, haciéndole creer a los turistas que se trata de una experiencia de preservación de cultura y naturaleza.
El gobierno mexicano se dio a la tarea de convertir Tulum en un destino de vacaciones con hoteles de lujo, ceremonias espirituales, experiencias en cenotes, relajación, meditación, reencuentro con uno mismo, sanación, etc.
Pese a la información paradisiaca sobre Tulum que inunda las redes sociales, en el reportaje se destapan también las plagas de avaricia, gringos, diésel, drogas, chamanes y discotecas que han acabado con las playas vírgenes mientras los bolsillos de inversionistas siguen llenándose.
Se trata de una ciudad que tiene 40 mil residentes, donde no hay electricidad en la playa y por tanto, requiere que los generadores diésel trabajen las 24 horas del día para hacer funcionar los acondicionadores de aire que los clientes demandan.
Además, se ha estado matando al arrecife de coral porque la playa no tiene un sistema de alcantarillado adecuado, lo que provoca que los residuos se filtren en el suministro de agua debajo de Tulum y en el océano.
En tan solo 18 meses se ha desbordado el nuevo vertedero que debía procesar el relleno sanitario de Tulum por cinco años, y la playa y la jungla están saturadas de sitios de construcción.
Los festejos y raves nocturnos son ya un suceso común en Tulum, donde el house y las fiestas de hasta 5 días son incluidos en paquetes turísticos y hoteles que se mantienen de mochileros, hippies, hippies ricos, viajes de generación, despedidas de solteros (as) y DJs, muchos DJs.
Por si fuera poco, sólo el 10 por ciento de la ciudad está conectada al sistema de alcantarillado municipal y los desechos de Tulum terminan filtrándose en los sistemas de ríos subterráneos más grandes del mundo que dejan a la vista los cenotes.
Aun así, Tulum es una ciudad de auge transitorio donde los activistas inútilmente intentan abordar problemas que van más allá de sus propuestas. Por ejemplo, quienes critican a los negocios que dañan el medio ambiente son los mismos que pertenecen a los gimnasios exclusivos con aire acondicionado; los hippies tienen propiedades de inversión, y algunos compradores se quejan por no conseguir más hoteles en la playa para adoptar energía solar.
Como Tulum está colapsando y los inversionistas se dan cuenta del problema, ahora las proyecciones apuntan hacía Bacalar, conocida por la Laguna de los Siete Colores; pero tampoco queda mucha infraestructura rentable allí y los colores de la laguna seguramente terminarán desapareciendo en unos años pues los efectos contaminantes ya están llegando a sus aguas.
De esta manera los inversionistas han sabido atraer a los turistas del mundo a un “paraíso” que de manera sutil pero desesperada le enseña a sus visitantes como tratar a la naturaleza, como reducir su consumo de plástico, como mantener las playas limpias, como no deben jugar con las tortugas que se encuentran en la playa o los escasos monos que de repente se asoman buscando algo de comida. Entonces, ¿también visitarás Tulum en tus próximas vacaciones?
AM.MX/vgs