Desde su origen, el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana declaró su decisión de luchar por el afianzamiento de las conquistas logradas; por la mayor capacitación técnica y cultural de sus agremiados; y en general por el mejoramiento económico, físico y cultural de los trabajadores. A lo largo de las décadas siguientes estos principios se han mantenido como sólida base de nuestro quehacer cotidiano. Intachables en su legitimidad, han dado cohesión al desempeño de nuestra vida como Organización Sindical.
No obstante esto, como cualquier Organización hemos vivido etapas en que las circunstancias han postergado el avance continuo que todo Sindicato debe tener en sus mejoras laborales.
Por ello, cuando después de haber ingresado como trabajador de Petróleos Mexicanos a la edad de 14 años en 1959 y conocido gran parte de las secciones sindicales trabajando como peón, ayudante, obrero, chofer, albañil y múltiples actividades más, tuve la oportunidad de ocupar la máxima representación de nuestra Organización con el respaldo de todas las Secciones que la integran, me comprometí a involucrar mi vida misma en la búsqueda de la recuperación de nuestra integridad como Sindicato después de una etapa en la que la degradación de nuestros objetivos se hizo evidente; y la equilibrada relación obrero patronal se había extraviado.
Iniciamos con una serie de visitas a todas las Secciones para cumplir con dos propósitos: uno, recuperar la cercanía y el contacto con la auténtica base trabajadora; y el otro, expresar de viva voz hasta en el rincón último de nuestro Sistema Sindical el compromiso de trabajo que nos anima.
Con estas premisas; con el respaldo de la gente y de las dirigencias locales, paulatinamente se fueron recuperando obligaciones de Pemex que no se cumplían. Que de hecho tenían años de ser ignoradas tales como:
La obligación constitucional de entregar vivienda a los Trabajadores, prestación que, por cierto, mediante un esquema ideado por el Sindicato ha permitido entregar más de 30 mil casas en los últimos años a lo largo del país para beneficio de los Trabajadores de todas las Secciones.
Premisas y respaldo que han permitido conseguir beneficios tan importantes como la Pensión y Servicio Médico Vitalicios para las viudas.
Incrementarnuestrosalariotabuladoqueestabaaúnpordebajodelsalariomínimo. Convenir la renovación de la flota petrolera mayor que estaba condenada a desaparecer.
Soportar el recorte de casi 170 mil millones de pesos del presupuesto de Pemex, sin tener un solo despido.
Pero sobre todo y lo más importante, haber transitado estos lustros de dificultad financiera extrema sin haber tenido un solo retroceso en nuestras condiciones de trabajo, prestaciones o salarios.
Y, por el contrario, mantener y mejorar las condiciones generales de los trabajadores y sus percepciones.
En este rápido recuento debemos destacar algo importante: que a estos principios que dan rumbo a nuestra tarea como Sindicato, se agregó uno más que ha pasado a formar parte fundamental de nuestro ideario: el permanente compromiso de todos los trabajadores por buscar y respaldar todo aquello que favorezca el fortalecimiento y consolidación de Petróleos Mexicanos como una empresa eficaz, eficiente y competitiva.
Así, se ajustaron estructuras y se ha reubicado al personal en un continuo propósito de encontrar estructuras idóneas sin perjuicio de los derechos laborales de nuestros agremiados.
De manera histórica se convino la modificación de las pensiones del personal de reciente ingreso, lo que representó una muy importante ventaja para las finanzas de Pemex en términos de su pasivo laboral, sin que, una vez más, ello afectará a trabajadores de antigüedad considerable o larga trayectoria.
Y de manera reciente se realizó la Revisión de nuestro Contrato Colectivo de Trabajo en la cual, no obstante no existir el ambiente idóneo, se consiguió avan- zar en beneficios sin ningún retroceso en nuestras condiciones contractuales. Y aunque en muchos momentos apareció inconformidad y decepción en el trabajador al observar el poco reconocimiento que a su esfuerzo parecía conce- derse, siempre mantuvo la dedicación y el compromiso en su tarea del día a día. Este es nuestro panorama, esta es nuestra realidad. La realidad de unas elec- ciones recientes en las que participó, más del 85% de nuestro padrón, que respaldo con más del 70% de los votantes a sus dirigencias actuales. Esto, mediante voto libre y secreto supervisado por las autoridades competentes y contabilizados los votos por los propios representantes de cada planilla al actuar como escrutadores.
Esta es nuestra realidad y no la de supuestos liderazgos que promovidos por quienes sueñan con el control del STPRM, les abren espacios y respaldan en inútiles intentos de interesar a los trabajadores.
Hoy, por razones poco claras, no observamos la cooperación que debe existir entre trabajadores y administración para impulsar los proyectos que permitan el verdadero avance de Pemex hacia su consolidación.
Tal parece que se ha recrudecido la antigua posición de vernos como contrarios y no como complemento en la tarea de respaldar a Pemex en su compromiso histórico de ser garantía del desarrollo nacional.
Por ello, ante un escenario poco favorable para el cabal cumplimiento de mi responsabilidad como Secretario General, consciente de que mi compromiso fundamental es garantizar la estabilidad de nuestra Organización Sindical y la defensa de los derechos de los Trabajadores he decidido presentar en términos del Artículo 37 de nuestros Estatutos Generales al Consejo General de Vigilan- cia mi renuncia al cargo de Secretario General del Comité Ejecutivo General del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.
Lo haré de conformidad a los Artículos 34 y 36 con carácter de irrevocable a partir de la fecha para todos los fines consecuentes.
A mis amigos, a mis compañeros, a mis hermanos petroleros, les agradezco desde lo más profundo de mí sentir su respaldo y su confianza, que me permitieron transitar estos años de dura lucha con la certeza de saber que detrás de mi dirigencia estaba la voluntad y la decisión de todos los trabajadores.
Y por supuesto a mi familia, a mi esposa y a mis hijos mi gratitud eterna por su solidaridad y comprensión a mi quehacer sindical.
Si algo les pudiera pedir a todos ustedes es que mantengan por sobre cualquier circunstancia la Unidad e Integridad de nuestro Sindicato, pues es bien sabido que ha sido la fortaleza fundamental que nos ha permitido sortear todo tipo de amenazas.
Que insistan como los Trabajadores que hoy, como siempre, deberemos demostrar en nuestro quehacer cotidiano nuestro profundo amor a Pemex y nuestro indeclinable compromiso con México.
¡Que Viva el Sindicato Petrolero!
¡Que viva Petróleos Mexicanos!
¡Que Viva México!
Carlos A. Romero Deschamps
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